—¿Crees que ya puedas entrar en razón y bajar tu guardia?— Menciona este nuevo ser de cabello de color café miel y ojos verdosos. Es unos centímetros más baja que yo pero aún no demuestra no serme una amenaza. Su mirada se ha mantenido seria desde que se materializó.
—¿Por qué lo haría si no te conozco?— ¬Mantengo los brazos alzados en escuadra para que me sea más fácil ya sea atacar o defenderme de quien sea esta figura femenina que tengo frente a mí.
—Sí que me conoces, Aimi. En esta vida quizá sea sólo de nombre pero en la siguiente nos llevamos bien— ¿Escuché bien lo que dijo? Mi siguiente vida… ¿Cómo es que no recuerdo nada de ella?
Me hace titubear un poco pero debe de estar mintiendo. Seguro que mataron a alguno de mis hijos antes de que Adam y yo renaciéramos y este es el resultado, la pena máxima por ser un descendiente, una abominación y ofensa directa a Dios.
—No te agobies por no recordar tu “yo actual”… Pues aún si pudieras traer de vuelta a tu mente alguna cosa, no tomaría mucho sentido para ti ahora y a consecuencia sólo te daría más problemas ¿No es así?— Se ha sentado de a poco en el blanco e interminable piso demasiado tranquila, cabe resaltar ¡Maldita sea! ¿Se estará burlando de mí?
Dudo por unos momentos y termino por suspirar y rendirme… Si lo que dice es cierto, debe necesitar algo de mí ¿no es así? —¿Qué es lo que requiere de mí?— Bajo ambos brazos de momento sin dejar de mirarle.
—No mucho, ¿sabes? Más que nada es tu… disponibilidad.— Mi… ¿Para qué necesita de ello? ¿Qué es lo que piensa hacerme?
—Explíquese, por favor.— Trato de mantener la calma y mantener la misma expresión que mi contraria. De no ser así, pareceré débil y tal vez decida atacar y aprovecharse sin mi “consentimiento”.
—Vaya. Ahora me muestras respeto. Me gustaría saber el por qué. Si tu alma es más vieja que la mía. Sólo que tú decidiste reproducirte con algunos de mi especie jajaja.—
- - -Continuará- - -
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