Realmente me está haciendo rabiar. Está tan despreocupada… como si ella tuviese el control de lo que sucede en todas partes. ¿Qué planeará? Además… ¿Por qué miente? Si sé que ni siquiera Rosa y Demon fueron los originales. No tengo idea del nombre del progenitor de mi familia.
—No sé de lo que hablas. Yo soy una descendiente nada más, no una diablesa como tú.— Mi cara arde y comienzo a perder la compostura. Mi acompañante comienza a alzarse y formar una sonrisa maliciosa de boca abierta y eso me pone aún más tensa.
—Oh, vamos. ¿Fingirás que no sabes que no soy como tú?— La única que finge aquí eres tú. Quieres engañarme.
—Tú eres la diablesa, querida. Yo únicamente soy la primera humana que existió sobre la faz de la tierra. La única y original Lilith.— Continúa hablando y ahora da pasos hacia mí haciéndome retroceder sin quitarle la vista de encima… ¿Lo que dice es verdad?… No puedo creerlo. Mis ojos comienzan a nublarse.
—Creí que Adam había terminado contigo… ¡Engendro mal nacido!— Le tiro un golpe de mano izquierda hacia el rostro pero ella lo detiene, pasando mi miedo a ser terror y la de ojos verdes lo nota, aumentando su confianza.
—No fue así, Aimi… Tu marido me hirió antes de morirse, pero Luzbel decidió ayudarme y devolverle el favor… Ha sido muy amable conmigo.— Al escuchar sus palabras, termino por desplomarme. Él ni siquiera pudo cumplir su último deseo.
Se sienta en cuclillas frente a mí y toma mi rostro con su mano derecha para luego acercarse y juntar nuestros labios. Una lagrima que se asomaba por el rabillo de mi vista, cayó por mi mejilla. ¿Por qué me humilla de esta manera.
Afortunadamente ha sido corto y se retira pronto, levantándose mientras que yo me mantengo en mi sitio sin idea de qué hacer al respecto. Siento su mirada sobre mí y seguramente se estará riendo.
—Ahí tienes un poco de tus recuerdos, querida. Analízalos. Te servirán…— Al fin se está alejando pero ¿por qué me …? —Además así sabrás que no miento.—
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