—No tenía idea de que aún entrenaras, padre— Menciona con ironía aquél de cabello negro al mantener una pequeña sonrisa por burlarse un poco para romper el hielo. El de ojos cafés sólo le devuelve el gesto.
—Pues tú nunca lo has hecho, Dean. Y algún día lo necesitarás cuando sea mi momento de partir. Sabes cómo son las otras familias… aunque hay que tener más cuidado con “Los originales”— Su sonrisa fue desapareciendo en las últimas dos oraciones para terminar mostrando preocupación.
—Somos de elementos diferentes… Y bien es sabido que yo soy más fuerte que los demás. No creo necesitar de cosas como esta. Si así lo quiero, puedo acabar con cada uno de esos demonios de un sólo golpe cada uno— A pesar de que se encontrara tan confiado, no jugaba puesto que su expresión permanecía seria.
—Tal vez sea así…— Menciona el mayor luego de habérselo pensado —Pero eso no nos permite confiarnos demasiado todavía. Sólo tienes veintiséis y yo ya tengo más de cien años, aún si mi cuerpo se ha mantenido igual desde que cumplí treinta.
Comienza a limpiar el sudor de su frente y se sienta en un tronco cercano, de aquellos que ha tirado en las ocasiones que ha salido así como esta.
—¿Se encontraron de camino a casa?— Pregunta una voz femenina tras de Dean, el cuál voltea a verla de inmediato un tanto extrañado.
—Oh… Sally. ¿Qué es lo que haces aquí?— Cuestiona aquél de ojos cual luna de verano, a la joven de cabello contrastante con éstos quien se acerca a ambos y les dedica una sonrisa.
—No me digas que ahora entrenas con David— Los ojos azules de la chica se iluminan y sonríe con ilusión.
Ahora el pelinegro se encontraba en un verdadero dilema puesto que él ama ver a su hermana tan feliz pero no era lo que estaba pasando… Tenía dos opciones, la primera era decir la verdad y que su alegría se esfumara o la segunda que era decirle una mentira piadosa y que ella se alejara felizmente con esa idea.
Dudó pues realmente no le gustaba mentirle pero tampoco quería ser el causante de su decepción. Pero en ese momento su padre se alza y toma su hombro con una sonrisa embozada, lo cual desconcierta al primero y le saca de sus pensamientos.
- - -Continuará- - -
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