Hola, mi nombre es Blu Morphy, y soy el espíritu del bosque, los humanos suelen llamarnos "hadas", pero solo somos una evolución de las mariposas, como los humanos evolucionaron de los monos. Nos hacemos llamar "Lepids" nos distinguimos por nuestras alas color azul, y tenemos habilidades similares. Sin embargo, somos igual de frágiles; quedan muy pocos de nosotros por la destrucción de nuestro habitad y aun así trabajamos duramente para limpiar el desecho de los humanos, aunque sepamos que nuestros intentos puedan ser en vano.
-Este día, será un buen día -era mi lema, como un ritual al despertar de mi árbol, era algo que me decía todas las mañanas para darme ánimos, si bien me deprimían fácilmente todos los problemas que los humanos ocasionaban.
-¡Ya está listo! -acaricié mis antenas para limpiarme un poco del duro trabajo del día, algunos animalitos amables como ardillas, aves y otras mariposas, se habían agrupado para ayudarme a limpiar un desastre de un picnic que dejaron unos humanos; y no, nosotras no limpiamos las cosas con "magia", la magia no existe como los humanos la pintan, todo está conectado, todo tiene una importancia y, si desaparece, habrá un cambio por más mínimo que sea.
-Gracias por su ayuda hoy, muchachos -abracé a una de las mariposas compañeras, acariciando sus antenas para acercarme a las ardillas y a las aves- ¿Qué les parece un descanso? Pronto vendrá el otoño, así que es mejor irnos preparando - tome una bellota y se la ofrecí a mi roedor amigo. Antes de que pudiera tomarla se escuchó un sonido fuerte que asustó a todos mis amigos, en ese momento una sensación fría recorrió mi cuerpo y me escalofrió, pensé lo peor así que ante todo pronóstico y sin meditarlo me escabullí entre las plantas acercándome al lugar de los hechos con bastante discreción. Cuando finalmente llegué, pude ver una figura que se me hacía familiar.
-¿Un humano? Oh, el mismo de siempre que viene todos los días a mi bosque -fue como un susurro en mi mente, no podía comprender el idioma humano, dependiendo de la región todos tenían una forma de comunicarse diferente, para nosotros la única forma de comprender a esos monos era tratando de leer sus estados de ánimo y gesticulaciones.
El hombre mayor acababa de explotar algo raro en el bosque, otros humanos algo enojados habían aparecido para quejarse, de alguna forma éste al explicar, pudo calmarlos, quien no estaba calmada era yo- ¿qué acaba de hacer? ¿Qué acaba de pasar? -me pregunté, nadie se iba a detener un momento a verme y explicar en mi idioma "bueno, señorita Blu, lo que acaba de pasar es que..." no, así que en un error muy drástico me acerque más de lo debido, la explosión había traído consigo un humo denso que sentí muy tarde, empecé a volar cada vez más lento, me di cuenta de lo que pasaba, pero mi mente y mi cuerpo se sentían pesados como cuando llevas tiempo sin dormir, me desplome en el suelo, mi visión se volvió negra pero mi audio seguía intacto, antes de perder por completo la conciencia escuché un sonido agudo y el golpe de un vidrio golpeando una lata, después de eso todo se desvaneció.
Escuche voces a mi alrededor, pero no entendía nada de lo que decían. Es impresionante, pero nuestra especie tiene tantos idiomas por habitad como los humanos por sus territorios; aunque hay algunos de nosotros a quienes llamamos "mixtos" que les gusta aprender tanto el idioma humano como sus costumbres, ya sea para ayudarlos como para jugar travesuras y hacerles creer que existen "fantasmas", o incluso quienes les tienen odio a los humanos y a quienes se le acerquen para hacerles daño, la verdad es que muchos de nosotros somos indiferentes a ellos o les tememos. En mi caso yo les tenía respeto porque sé de lo que son capaces, y aunque en ocasiones tenía miedo era porque me atrapasen ya que mi destino sería incierto; bueno, acaba de pasar.
-¿Dónde estoy? -mascullé con debilidad, estaba algo atolondrada por el químico que había entrado en mi organismo, todo era borroso y confuso hasta que al tratar de caminar una pared, invisible me detuvo de golpe- ¿y esto?.
-Eso, querida, es un frasco -escuche una voz opaca, se veía algo distorsionada su imagen, pero si no fallaba, era un lepid macho, mucho más grande y algo mayor que yo, solo que parecía ser de raza mezclada con polilla, ellos eran nocturnos por lo que tenía entendido son muchísimos más grande que los comunes, con esferas que parecían ojos en sus alas; era difícil no dejar de mirarlos, ya que llegaban a hipnotizar.
-¿Frasco? -pregunté tratando de alzar un poco mi voz, posé mis manos sobre la pared invisible que me rodeaba, sentía como si mi aire fuera limitado, era un poco difícil respirar con normalidad.
-Así le dicen los humanos, es un recipiente de cristal - Sin duda y como expliqué anteriormente, me encontraba con un mixto que también era semi-polilla, no era por ser racista, solo que se supone que son mas difíciles de atrapar. Sin embargo, al parecer él también estaba en uno de eso "frascos".
-Me da igual la cultura humana, solo quiero salir de aquí -Creo que mi respuesta fue un tanto grosera y altanera, pero realmente me preocupaba estar tan lejos de mi bosque- ¿Por qué me han atrapado?
-Bueno... si le das un empujón con la fuerza necesaria y la haces caer, serás libre pero él lo escuchará y posiblemente te atrape de nuevo en uno más resistente. No lo recomiendo -Según su tono de voz parecía algo por lo que él había pasado, como si estuviera recordando. Sin embargo eso no me tranquilizaba, parecía que no regresaría tan pronto a mi ansiado bosque- No lo sé, hay varios de nosotros aquí, o habían, la verdad es que han ido desapareciendo mediante se los ha llevado a la habitación de al lado.
-¿Varios? ¿Desaparecidos? -me fastidiaba la calma con la que hablaba, siendo una situación preocupante para los de nuestra especie- ¿Y a ti no te ha llevado allí como para saber qué pasa?
-No realmente, conmigo tiene otros planes al parecer, creen que soy una especie de polilla en peligro de extinción, no me harán daño, no se atreverían, los humanos al parecer les gustan las cosas únicas, pero posiblemente me lleven muy, muy lejos -subió de hombros llevándose los brazos a la nuca, apoyándose en una de las paredes de cristal, su apariencia se veía borrosa por la distorsión que causaba en mi visión, como si mirase a través del agua- Soy Ikaros Opodiph, provengo del bosque del oeste, no sé si aún existirá después de tanto tiempo estando ausente.
-¿El que está tras las montañas? Creo que sí, no estoy segura, pero estaba algo decaído -expliqué, hacía tiempo que no iba tan lejos de mi bosque como para recordar otros, no me gustaba meterme en territorio de otros Lepids-
-Interesante, al menos han podido resistir sin mí, entrene bien a mis animales -suspiró con cierta nostalgia que me arrugó el corazón, por ello me preocupe más por los míos- ¿Tu nombre? -fue directo con la pregunta, sin rodeos, parecía ser alguien que no se iba por las ramas.
-Blu Morphy, soy del bosque que da al lago, cerca del pueblo -después de eso el lepid cambió su expresión calmada a una entre sorprendida y llena de dudas.
-Entonces eres tú a quien buscaba por tanto tiempo, él vive en ese pueblo y ha estado visitando tu bosque buscando a uno de nosotros allí -soltó nuevamente yendo al grano, y esa respuesta solo logró confundirme más y asustarme- Según tengo entendido, por como he visto su comportamiento, va cazando lepids en diferentes bosques para demostrar algo, no sé qué exactamente, pero nadie le creía o simplemente le ignoraban, sin embargo iba a tu bosque todos los días a buscarte y nunca te encontraba, hasta aho-.
-¡Momento! -Le interrumpí, era demasiada información para mí y ya estaba confundida lo suficiente- ¿Qué quieres decir con que me estaba buscando? ¿Demostrar algo? ¡Se supone que los humanos deben pensar que somos como nuestros antecesores!
-Se supone ¿no?, pero este es más listo que los otros, sabe lo que somos y nos está buscando -Se sentó en el frasco, tratando de estar a mi lado, nuevamente con su semblante calmado que enserio solo me enfurecía, estamos en una situación preocupante, sé que hay que mantener la calma, pero es como si no le importara lo que está pasando, me moví hacia el otro lado lejos de él y tratando de apegarme a aquella pared invisible, él lo notó pero pareció no darle importancia-
-Quiero irme a casa, necesito irme a mi bosque -insistí con cierto tono de tristeza, era inevitable, solo quería irme-
En ese momento el hombre mayor entró al gran espacio a través de una de esas cosas que creo que llaman puerta hechas de árbol muerto, esta vez tenía puesto algo diferente de color blanco como una flor de Azahar, tenía pelaje bicolor entre negro y blanco, creo que eso significaba que su edad era superior a la de otros humanos, tenía un par de gemas transparentes sobre los ojos, quizá del mismo material que los frascos que limpiaba de forma ansiosa antes de volvérselos a poner y mirarme fijamente.
-Finalmente te encontré, tu eres la leyenda que contaban los indios de las montañas -extendió sus manos y alzó el frasco donde me encontraba atrapada, no entendía nada de lo que decía, solo alcance a bajar mis alas y retroceder contra la pared de cristal, por mi temor mire de reojo a Ikaros quien estaba tranquilo- ¡¿pero por qué?! ¡¿Cómo lo lograba!? -Me encontraba temblando y sin embargo el humano seguía hablando-
-Que Alas más preciosas ¿será verdad que vienen de la Mariposa Morpho? -volvió a regresarme al lugar original yéndose por otro de esos árboles muertos y solté un suspiro de alivio, en ese momento tomó algo de apariencia rectangular, abriéndolo y desplegándose como un botón floreciendo con pétalos blancos, dichos pétalos los pasaba lentamente, tomo un palo y empezó a rasgar sobre los pétalos, yo estaba concentrada observando hasta que la voz del lepid polilla me interrumpió.
-Se llama libro; lo que parece un palo se llama lápiz, está escribiendo como nosotros lo hacemos en los árboles y hojas, esas cosas blancas del libro también las llaman "hojas" -Me gire a escucharle algo anonadada por saber tanto del ser humano que le tenía cautivo, pero enserio ¿cómo había aprendido todo eso? ¿cuánto tiempo ha estado aquí? ya no podía más.
Baje mi mirada un momento, meditando, él ha estado mucho tiempo aquí viendo otros lepids pasar, ¿será igual mi destino?, en ese momento algo dentro de mi explotó haciéndome desesperar, deje de pensar de forma racional y golpeando con todas mis fuerzas el frasco cayó, y empezó a rodar, yo giraba dentro entre las paredes transparente terminando mareada en el proceso, al tocar el suelo se escuchó un sonido agudo que jamás había oído, las paredes se desmoronaron, me sacudí y alce el vuelo, en ese momento el humano entro a la zona y se escuchó otro sonido agudo similar, yo revoloteaba confundida hasta que algo me empujó y todo se volvió negro por unos momentos.
-Ouch... -acaricie mis antenas, no sabía dónde estaba, era algo oscuro pero soplaba una brisa agradable- ¿Dónde est-?
-No dejas de hacer preguntas, además de que no me hiciste caso y rompiste el frasco, eres muy cansina e impulsiva -Escuche el tono de voz familiar que me había interrumpido, relajado, era Ikaros, estaba de pie a mi lado-
-Solo quiero irme a mi bosque -repliqué con desesperación en lo que mi compañero me ayudó a ponerme de pie, me sacudí el polvo para alzar la cabeza. Podía verlo mejor ahora que estábamos fuera de esa prisión de cristal; era como la mayoría de los de nuestra raza, tenía los ojos azules como nuestras alas, cabello oscuro algo enmarañado y descuidado, solo que con antenas más alargadas que parecían plumas, y enormes alas que cuando desplegó me quede embobada viendo aquellas esferas que parecían ojos mirándome fijamente, además de que tenía ropa extraña y muy diferente a la usual, generalmente no tenemos tanta y dejamos visible nuestros tatuajes. El lepid tomó mi muñeca con suavidad y me guío por el pasillo oscuro-
-Está bien -respondió con serenidad, a lo lejos podía ver la luz que indicaba el final del túnel- te ayudare a regresar a tu bosque si me ayudas a escapar también.
Parecía ya harto de mí y el sentimiento era mutuo, pero sus palabras me animaron, así que seríamos los dos contra lo que viniera para regresar finalmente a casa, pensé que ya sería todo pero no, al ver la salida era una zona similar a la otra con muchísimas puertas por todos lados, un laberinto gigante.
-Estamos jugando al escondite con él, y a partir de ahora tenemos un 50% de ganar, está en nuestras manos escapar o estar a merced de él, Blu.
-¿Has tratado de escapar antes? -me gire para mirar lo de reojo, parecía triste.
-Varias veces, como puedes ver nunca lo logre, siempre era como un deja vú y al final había perdido las esperanzas, pero ahora tengo una aliada. -Me sonrió para después mirarme con una seriedad bastante fría con esos ojos profundos- Ahora quiero que me escuches y no olvides lo que te voy a decir, hay 3 reglas para escapar de aquí: la primera es no hacer ruidos fuertes, la segunda es pensar antes de actuar, debemos planificar, y la tercera es nunca mirar hacia atrás cuando huyas.
Hubo silencio por un momento después de su explicación, yo solo asentí, el solo bajo la mirada a la puerta que estaba más cerca como esperando algo.
-En cuanto él salga de allí y se vaya a la puerta del fondo, comenzará nuestra partida. -entonces y desde allí fue una espera larga, el humano tardaba en salir de allí para buscarnos fuera, se escucharon objetos romperse del otro lado yo solo me moría del miedo; fue sino hasta que hubo silenció que el hombre salió, y justo como Ikaros lo predijo se fue al fondo y desapareció- Es ahora o nunca, Blu.
Continuará...
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