Esa noche, preferí no utilizar el ascensor del parque.
Cuando llegué al lugar acordado, luego de haberme deshecho de la ropa del operativo y con el maletín en mi mano, mi única preocupación era ir a ver a quien recogería el paquete. No sabía cuánto tiempo tenía hasta que todos en el nodo central se dieran cuenta de que “algo” les faltaba y que, curiosamente, ese “algo” había desaparecido durante un breve apagón de todo el nodo y sus alrededores.
“La interferencia solo inutilizó los sensores del centro de la ciudad. El resto de los nodos, incluyendo este podrían aún estar bajo el control de…”
Al llegar al ascensor y colocarme junto a un grupo que quería subir también, me llamó la atención su apariencia. Era demasiado nueva y muy limpia. Cuando sus puertas se abrieron, dentro vi que nadie hablaba. Todos mantenían rostros neutros mientras que las personas ingresaban una tras otra pasando a mi lado. Cuando me di cuenta, las puertas habían cerrado y el ascensor estaba ya en camino el piso siguiente. Me quedé observando su oscura base metálica mientras escuchaba el roce del metal de su estructura al moverse. La frustración de no haber podido subir fue reemplazada con una tranquilidad que no pude explicar en ese momento. Tomé las escaleras.
El punto de reunión era el quinto piso de uno de los parques multiplataforma de la ciudad. El camino era largo. Los pisos estaban separados por casi diez metros; sin embargo, la adrenalina que se descargaba a cada segundo que recordaba lo importante del paquete en mis manos me hacía olvidar el cansancio.
“Piso 5”
El cambio fue brusco. Al subir el último escalón noté un cambio. Las luces de la ciudad no llegaban a iluminar por completo el lugar, cuyas únicas luces venían de unos cuántos postes repartidos a lo largo de un camino principal. Tampoco se escuchaba el bullicio de los pisos inferiores. Se lo oía, pero a la distancia. No había más que una persona ahí. Una silueta oscura a lo lejos, apoyada sobre una baranda. El lugar donde estaba aquella persona era mi destino. Avancé sin dudar.
Me detuve, volteé a los lados para comprobar que no fuera una trampa. La silueta volteó repentinamente y me observó, yo también la observé. Era una chica. Su cabello era violeta, morado o azul, no alcanzaba a ver por la oscuridad. Dejó de mirarme. Esperé varios segundos, alerta. Finalmente reanudé la marcha.
Había algo que me parecía extraño. ¿Por qué esa chica me estaba ignorando? Si era quien recogería el paquete, se la veía muy indiferente a lo que ocurría a su alrededor, es más, en una situación como esta, donde el destino del país está en juego, diría que esa chica estaba siendo negligente. Mientras me acercaba, más enfadado y tenso estaba. Me detuve a unos tres metros de ella y la inspeccioné con la mirada. A esa distancia podía verla con claridad a pesar de la falta de luz. Se le veía joven, digamos de unos quince años, es decir, diez menos que yo. Su atuendo era negro y llevaba una chompa blanca debajo de la casaca. Su cabello era rosa.
–¿Estás esperando un paquete? –dije.
–Sí.
Su voz no me dio muchas pistas sobre su edad, pero su rostro sí. Confirmé mis sospechas cuando volteó hacia mí por completo y me miró con sus ojos amarillos. Su rostro mostraba una expresión neutra como el entorno que la rodeaba.
Me acerqué con el maletín y lo coloqué delante de ella, luego retrocedí. Ella guardó silencio.
–Recomendaría que te lo lleves de inmediato.
Poco tiempo luego de escucharme, ella recogió el maletín y lo colocó a su lado. Lo miró un momento y sus pupilas brillaron con una tenue luz celeste que desapareció rápidamente.
–Al fin… –dijo ella dando un suspiro. Luego estiró los brazos y se apoyó en la baranda detrás de ella.
–Estar aquí no es seguro. Vamos, es necesario irse.
–¿Para qué? Todo ya terminó. Acabo de ver lo que ocurrirá mañana.
Una desazón me invadió. Recordé algo que uno del equipo me dijera hace años.
–Espera… –dije–. Esa luz en tus pupilas… ¿acaso son Ojos de Logos?
La chica no respondió ni se movió.
–Quién sabe, por ahora solo quiero ver un poco del mundo que tendremos mañana.
Ella, con su mirada fija en el paisaje nocturno detrás, me causó cierta curiosidad. Era cierto que la operación había sido un éxito y que lo que había en ese maletín sin duda causaría revuelo tal vez en todo el mundo; no obstante, decir que ese paisaje sería el nuevo mundo, llamó mi atención y me coloqué a su lado con la mirada fija en lo que ella observaba. Solo era la ciudad, a casi cien metros debajo. Fue ahí que me di cuenta. Algo peculiar hacía que no pueda quitar la mirada del paisaje nocturno ahora frente a mí. Quizás la belleza de las luces a la distancia, la sensación de estar lejos del caos que diariamente debía recorrer, la extraña sensación de estar ante una entidad misteriosa, imposible de entender, que jugaba a enseñarme lugares lejanos y a ocultarme otros, alguno de ellos, todos o tal vez otro era el motivo que me quedara observando la oscuridad repleta de diminutas luces. Absorto en la hipnotizante calma de aquel enigmático paisaje entendí lo que esa joven chica quiso decir y sentí parte de la tranquilidad que ella emanaba. En verdad esta vez lo habíamos logrado.
Febrero-04-2023
Comments (0)
See all