Ciclo eterno
Nuestrosantepasados han vivido en un ciclo que los ha asfixiado como una cuerdaalrededor de sus cuellos. La claridad de sus pequeñas mentes solo distinguía susdeseos instintivos, como toda criatura regida por la supervivencia, pero eltiempo pasa, y eso ya no es suficiente. A lo largo de siglos de historia, hemosobservado cómo la barbarie desarrollada por las hordas tribales se ha extendidocomo una enfermedad. Tomando innumerables civilizaciones, reinos florecientes,imperios caídos, dejando un rastro de su caída, extendiéndose a cualquiera quese acerque, envolviéndolos, deformando su moralidad, ética, valores y rompiendocualquier pequeño rasgo de honor y dignidad que quede en la humanidad. Creandouna excusa terrible para que la justicia obtenga lo que quieren; algunos seatreven a llamarlo una purga necesaria.
En el pasado, "guerrero" era untítulo ganado a través de hechos honorables, lucha, valentía y coraje, guiadopor convicciones, lealtad a sus creencias y que permitía que el viento cambiarade dirección cuando la agresión no era necesaria. En este momento, no muchosmerecen ese título. He visto a los que se burlan de esto, cómo sus ojos seoscurecen, pierden el brillo de la inocencia, se despiertan en una pesadilla dela que nunca podrán salir, pierden las esperanzas en la oscuridad del vacío.Aquellos que se sumergen en el arte de la guerra pueden seguir órdenes sindudarlo, sacrificándose en la furia de la batalla. Cegados por su niebla malévola,pierden las ganas de vivir por su ideal mientras otros intentan salvar a lamayor cantidad posible, evocando sus esfuerzos por proteger a sus seresqueridos, incluso a los extraños.
Los choquesde espadas y las explosiones llenan el aire como parte de la siniestra orquestaque anuncia la verdad de algunos humanos. La vida no es tan crucial como lapropiedad. Un pedazo de tierra tiene más valor que las personas que viven enél, y que las creencias de unos pocos pueden controlar la libertad de la mayoríamediante promesas de poder sobre los demás. Estas promesas son el coro lúgubreque acompaña a la sinfonía que aplasta los sueños y devora la inocencia. Laviolencia es una plaga malévola y su máxima expresión en la guerra.
Aun así, algunos tratan de mantenernosalejados de las garras de la destrucción curando, protegiendo, salvando aotros, dos caras de la misma moneda que forjó nuestro legado desde las entrañasde nuestra nación. Sin embargo, la violencia continúa, incluso en los momentosmás gloriosos.
Algunoshumanos han aprendido a perdonar; otros han encontrado la fuerza y lashabilidades para seguir moviéndose o la lealtad que es una rara joya llevada alos necesitados, mientras que al final, el honor se convierte en parte delalimento necesario para nuestro espíritu. Solo por estas personas la luz puedetocarnos un ratito, pero no todo el mundo piensa así o quiere ayuda.
Sin embargo, tengo la esperanza de que elconocimiento y las experiencias acumuladas iluminen el camino de lasgeneraciones venideras, evitando que cometan los mismos errores del pasado,pero esto es un escape temporal, un puente para el lago sangriento que cubre alos delincuentes presentes.
Algunos pueden retrasar la propagación de laviolencia, otros pueden evitarla, pero se necesita toda la humanidad paradetener su ciclo eterno.
AgnesTra'anem
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