Aquel chico de pelo oscuro era tímido, no tenía amigos en la escuela, pero tampoco le molestaba, pues le gustaba estar en su mundo, sin preocuparse por las personas a su alrededor, solo él y sus dibujos.
Así era siempre hasta este nuevo ciclo escolar, pues cada día en su asiento aparecía una flor de distinto color, sin nota que diera indicios de quien los dejaba.
No le tomaba importancia, claro hasta que descubrió a la persona detrás de las flores, era uno de los mejores jugadores de fútbol, algunas veces se lo cruzaba, pero nunca había hablado con él.
Sabía su nombre: Mateo, un chico con buenas notas, no le gustan las fiestas y se le conocía por ser torpe y llamar la atención aunque no lo quisiera.
No le dijo, ni demostró que sabía que se trataba de él, siempre sentía una cálida sensación en el pecho cuando esté le dejaba una flor y le gustaba, pues era la única persona que no intentaba sacarlo de su mundo.
Esta es la historia de como un chico torpe amante del fútbol, conquisto a un chico tímido y callado.
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