Ya comenzada la noche, estaba bajo el altar de la Iglesia. El padre, quien se encontraba realizando una misa, parecía tener la noción que yo estaba ahí, sin embargo, no se dignó a revisar directamente. Al finalizar la misa, fui a hablar con él y, como lo sospeché, él sabía que yo estaba ahí. Después de comentármelo, me invitó a conversar, y yo, sin saber qué era, me di cuenta de que era algo grave o preocupante debido a la expresión mostrada en su cara.
—Hace años existía un dios del trueno llamado South, él tenía guardado un profundo secreto y él solamente lo sabía...
—Padre, vayamos al grano ¿Por qué me dice esto? —interrumpí.
—Cálmate, no te desesperes Francisco y escucha —dijo con una mirada seria, pero antes de que pudiera hablar, le iba a hacer una pregunta, pero él se adelantó—. Es el futuro —y siguió—. Sí Francisco, así es, el futuro. South tenía un libro que a simple vista no tiene páginas, como si fuera tapa y contratapa, pero al abrirlo, aparecían páginas y te decían tu futuro.
Yo no entendía por qué el padre Carlos me decía esto, pero al ver su rostro y su expresión, parecía que él se había desahogado, de acuerdo a lo que pude ver a través de su mirada ya anciana cubierta de arrugas y con un poco de pelo bastante canoso. Después de escuchar su historia, me dirigí a mi casa, ahí me puse a pensar en la historia que me había contado, y algo en mi interior me decía que tendría que volver a hablar con él por lo de South.
Al otro día fui a la iglesia, pero tuve un pequeño percance en la entrada. Un chico no nos dejaba pasar ni a mí, ni a la gente para confesarse, así que decidí encararlo y empezamos una discusión.
—¿Por qué no nos dejas entrar? —le dije al joven de cabello negro de largo medio que le cubría parte de su frente y que llegaba hasta la altura del cuello de forma suelta. Tenía una apariencia normal, ojos negros y estatura mediana. Él estaba parado frente a la puerta con los brazos extendidos cubriendo ambas cerraduras que se encontraban bloqueadas, aun cuando se veía luz dentro de la iglesia.
—¿Cuál es la prisa amigo mío? ¿Acaso no puedes esperar por ver al padre Carlos? O mejor dicho, ocultarte bajo el altar para no interrumpir la misa del padre, para así hablar con él justo en ese momento.
—No tengo por qué darte explicaciones de lo que hago.
—Entonces yo tampoco debo explicarte por qué no dejo pasar a la gente ¿No te parece, Francisco?
—¿Quién eres y Cómo sabes mi nombre? —le pregunté asombrado.
—A su tiempo se sabrá todo mi querido amigo, por ahora quedémonos en la ignorancia.
Al decir estas palabras, sentí una presión en mi pecho como si mi cuerpo fuera apuñalado por una cuchilla. Entonces, cayendo en la acera muy sorprendido por la situación, vi al muchacho que abría la puerta y entré en la iglesia.
—Sabía que ibas a venir Francisco —me dijo el padre Carlos.
—Bueno yo le venía a hablar sobre...
—Lo de ayer, ¿verdad? ¿Piensas averiguar sobre ese libro? —yo quedé atónito, ya que el padre sabía las intenciones de mi visita, pero además sin decirle nada al respecto, vi que él estaba muy cómodo hablándome sobre South.
—South, antes de una batalla, guardó este libro sabiendo que iba a morir ahí. Era una batalla muy decisiva en la cual iba a entregar sus poderes al vencedor de esta.
—¿Cómo lo sabía? ¿Acaso leyó el libro?
—Sí, eso hizo. Leyó su libro, supo que iba morir y lo escondió para que no cayera en manos equivocadas —entonces me di cuenta de que el libro realmente te decía tu futuro, así que me digné a preguntar.
—¿Dónde está el libro Padre? Si es que usted sabe —le pregunté mientras que, con su cara arrugada, limpiándose los bigotes y muy preocupado, esquivó mi pregunta.
—No te puedo decir —al decir esto, me quedé dubitativo por la expresión del padre Carlos. Daba la sensación de que él pensaba que yo sabía perfectamente dónde estaba el libro.
—¿Te quedarás para la misa?
—No, lo lamento, pero debo irme —diciendo esto, me despido del padre y me voy.
El padre fue a hacer la misa y yo, muy preocupado, estaba caminando por la acera mientras varias preguntas recorrían mi mente, pero sorpresivamente me encuentro con Bárbara.
—Hola Francisco ¿Cómo te va? —me dijo mientras apreciaba su cabello liso y corto.
—Bien Bárbara, vengo de la iglesia, voy camino a mi casa
—No me parece que estés bien, veo que estás preocupado por algo —me dijo mientras me miraba atentamente con sus ojos negros bastante abiertos.
—Tranquila, no estoy preocupado, pero, ¿qué te parecería que después de que vayas a la misa vengas a almorzar a mi casa? —le hice la invitación y ella muy contenta la aceptó, así que me fui rápido a la casa, ya que estaba lloviendo muy fuerte.
Ya en mi casa preparé el almuerzo para recibir a mi invitada. Una vez terminado el almuerzo, me puse a ordenar la casa, ya que estaba muy desordenada debido a la fiesta que hice la noche anterior a la cual fueron varios amigos y también Bárbara. Ordenando, me di cuenta de que la lluvia estaba muy fuerte, extrañamente fuerte considerando el clima de mi ciudad. Realmente tenía suerte de estar dentro de mi casa y poder disfrutarla, aunque a la gente que está ahí fuera no debe parecerle muy bonita, además de que esta lluvia fue precedida durante las primeras horas por una neblina que impedía ver a un metro de distancia, además de ser muy densa y con un frío intenso siendo resultado del invierno más frío que me ha tocado vivir.
Entre esa nube de pensamientos, llega Bárbara muy mojada y temblando debido a las circunstancias que acabo de mencionar, le digo que pase y se acerque a la chimenea para que se le pase el frío.
—Gracias Francisco, parece que estuviste ordenando después de la fiesta de anoche, la cual por cierto estuvo muy buena, la pasé bien —me dijo mientras estaba en la chimenea calentándose.
—Sí, ordené la casa, ya que estaba muy desordenada, pero siéntate, ya la comida está lista —Bárbara toma asiento mientras yo voy a la cocina a dar los últimos toques. Segundos después, regreso con dos platos.
—Se ve rico ¿Qué es? —preguntó ella curiosa.
—Es un plato exclusivamente mío, que yo, con mucho cariño, lo preparé para ti —le dije mientras probaba la comida.
—¡Está exquisita! —exclamó y comió tanto que incluso quiso repetir.
—Me alegro de que te haya gustado la comida, Bárbara —le dije mientras me terminaba el plato y posteriormente me levantaba para lavar la loza.
—Bueno Francisco me tengo que ir, mis padres deben estar muy preocupados, ya que con esta lluvia es muy peligroso estar en la calle.
—Bueno, cuídate mucho —al decir esto, la acompañé a la puerta.
Me puse a pensar en la historia del padre, de South y del famoso libro que te dice el futuro, así que me puse a buscar en Internet y encontré la leyenda que mencionaba. Era un libro que había sido creado por un mago antiguo y que se le denomina como “El Libro De Shadows”.
Al otro día fui a ver al padre Carlos y le hablé de lo que encontré en Internet, él se mostró bastante sereno al contarle lo que había encontrado y averiguado al respecto. Finalmente, le mencioné que el libro se encontraba en la iglesia.
—Sí —dijo él—, el libro está en esta iglesia —me dijo con voz firme y sin titubear.
—¿Sabe dónde está? —le pregunté al padre.
—Búscalo tú —me dijo con voz despectiva.
Me puse a buscar el libro, pero unas puertas estaban cerradas con llave y el padre no me las quiso abrir, entonces me fui de su vista y me escondí en el altar. Mientras él hacía la misa, yo le arrebaté las llaves de su bolsillo sin que se diera cuenta, y terminada la misa, me marché de la iglesia sigilosamente para no advertir mi presencia. Ya camino a mi casa me encuentro con Pablo.
—Hola Pablo, tanto tiempo sin verte. ¿Cómo te va? ¿Qué tal es Londres? —le pregunté ya que él estuvo durante 6 meses estudiando en Londres.
—Estoy bien, Londres es igual que aquí cuando estamos en invierno, pero es muy grande la ciudad, estuve al lado del Big Ben, y recorrí muchos lugares —me dijo Pablo.
—Ah, qué bien. ¿Ahora vas a la misa? porque ya terminó.
—¿¡Terminó!? —exclamó—. Qué pena, me voy para mi casa entonces, nos vemos Francisco.
—Nos vemos Pablo —le dije mientras lo veía alejarse bajo la lluvia.
Al otro día volví a la iglesia y abrí una puerta con la llave que había conseguido ayer. Después de seguir investigando, llegué a una parte donde había una gran escalera hacia un pasillo muy debajo de la iglesia. En mi mente se pasó la idea de que tal vez estaba por la dirección correcta y decidí entrar a ese oscuro sótano acompañado por una de las velas que se encontraban en el lugar, para posteriormente encontrarme con una puerta que tenía una escritura en otro idioma, parecía una advertencia.
"ORUTF RAIBMAC REDOP ON A ODNAGSEIRRA SATSE ET ONIS O SEUQRECA ET ON"
No entendí lo que decía ese letrero, pero en eso, sentí unos pasos y vi al padre acercarse dándose cuenta que estaba aquí. Esto hizo que se pusiera furioso y muy enfadado.
—¡La—largo de aquí! —gritó el padre Carlos.
—¿Algo que ocultar padre? —le dije con voz desafiante.
—¿No me escuchaste? —me dijo—. Te dije que te largaras de aquí, Francisco.
—Pues no me iré hasta que aclaremos todo —le dije mientras veía que el padre se resignaba poco a poco en su intento de hacer que me fuera de la iglesia. Finalmente lanza un suspiro.
—Toma, usa esto —me dijo pasándome un libro el cual era un diccionario basado en el lenguaje oculto de South, así que lo usé para traducir el texto.
"NO TE ACERQUES, O SINO TE ESTÁS ARRIESGANDO A NO CAMBIAR TU FUTURO"
Después de traducir el texto, entendí que el libro no solo dice tu futuro, sino que lo marca de por vida.
—¿Aún quieres seguir sabiendo lo que pasará? —me dice seriamente.
—Sí. Quiero seguir.
—¿Estás seguro? Te arriesgas a no volver a ser el mismo.
—Sí. Me arriesgo —al decir esto, abro la puerta entrando en un largo y oscuro pasillo que, iluminado por mi vela, se veía a sus alrededores varias estatuas de South. Era muy tétrico, era la primera vez que entraba en un lugar como este, sin embargo, el hecho que iba a cambiar mi vida para siempre provocaba mucho más temor, que se contrarrestaba con mi curiosidad y la adrenalina del momento. Caminé hasta ver en el final del pasillo una luz grande, fui directo hacia ella y resultó ser fuego que protegía al libro que estaba en una mesa, y en su tapa decía "El Libro de Shadows"
—Este fuego es mágico y solo hay una forma de pasarlo sin quemarse —me dijo el padre, pero decidí correr a través de las llamas y me traje el libro que estaba sobre la mesa.
—¿Era esto lo que había que hacer? —el padre me mira bastante incrédulo por lo que acaba de pasar.
—No, no era eso, te iba a entregar un líquido mágico que abría una brecha entre las llamas para poder pasar, pero, ¿Por qué pudiste pasar esas llamas sin quemarte?
—No lo sé, solo entré y listo —le dije al padre mientras seguía asombrado.
—Debes guardarlo tú, ya que tú lo sacaste —me dijo el padre.
—De acuerdo, ahora me tengo que ir… hasta luego padre.
Ya en mi casa sentí una sensación extraña, algo en mí que no era común, como un llamado de alguien, observo el libro de Shadows que tenía en mis manos y decidí leerlo de una vez por todas.
Felicidades por encontrar El Libro de Shadows, reencarnación de Xorax. Esto es lo que debes saber para emprender los nuevos rumbos que el destino tiene marcado para ti. En la Iglesia, busca los 7 cristales y luego encuentra un espejo que resultará ser un portal hacia el pasado. Este espejo es un pasaje para llegar a la dimensión del mago South, al cual tendrás que ayudar para vencer a Higdoom, su peor enemigo. Una vez vencido, podrás encontrar la forma de regresar. Antes de eso no.
Al otro día, fui a la Iglesia y me dirigí donde estaba el padre Carlos.
—¿Dónde están los 7 cristales? —le pregunté al padre, él se sorprendió mucho y bastante preocupado buscó en un pequeño bolso que tenía cerca.
—Aquí tienes uno, los demás están esparcidos en la iglesia.
Empezamos la búsqueda de los siete cristales. Ya tenía uno así que con el padre Carlos nos pusimos a revisar los distintos lugares de la iglesia. Primero, recordé que había visto algo que brillaba debajo del altar y al revisar vimos que era un cristal. El otro lo había visto en una estatua de South en el pasillo donde estaba el libro, el tercero se encontraba en el mismo libro. También había uno en la puerta de la habitación del libro justo en el letrero. Sin darme cuenta, ya tenía 5 cristales, así que me faltaban 2, pero el padre me dijo que lo siguiera hasta unas catacumbas que se encontraban en un piso aun más bajo de la iglesia. Al llegar, seguimos caminando hasta un lugar donde había varios ataúdes parados de forma vertical y en uno de estos había dos cristales incrustados. Una vez que los tomamos, el padre abre el ataúd y me di cuenta de que había un espejo en su interior.
—¡Ese es el espejo que decía el libro! —le dije al padre.
—Prepara tu viaje hijo mío, ya que te esperan grandes desafíos —al decir esto, el padre me pasó un báculo mágico, unos guantes, una espada encantada y un libro de hechizos del antiguo héroe mago Xorax—. Vamos, tú eres el elegido, eres la reencarnación del mago Xorax —dijo el padre. Eso fue lo último que oí antes de meterme al portal.
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