—¿Qué es esto? ¿En dónde me encuentro? Si estoy consciente... ¿No debería estar en mi siguiente vida?...—
Me enderezo y doy un vistazo completo alrededor antes de sacar conclusiones. Aunque no sirve de mucho pues no se parece a nada que haya visto antes. El color blanco llena ese espacio que da la impresión de ser infinito. —El suelo es... ¿agua?—.
Siento mi espalda húmeda y noto que hay rosas sin tallo regadas cerca de mí, casi como si hubieran llegado de la completa nada sólo a consolarme. Una de ellas estaba sobre mi pecho pero ha caído al alinear mi espalda, sin embargo aún ha quedado uno de sus tantos pétalos en su lugar original.
Lo he tomado entre mis dedos, su textura es aterciopelada y ese rojo tan intenso me recuerda a aquella tarde, quién sabe hace cuánto tiempo atrás. La tarde en la que morí.
Doy un suspiro al darme cuenta de que me sumerjo en los recuerdos. Debo concentrarme en encontrar la razón de haber vuelto si es que a esto se le puede llamar así.
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—¿Por qué...?— Menciona casi en un susurro, envuelta en lágrimas, aquella alta mujer de cabello castaño en un corte mediano, sentada en una silla plástica al lado de esa cama de hospital, con su frente en el brazo de la chica que ahí se encontraba.
Tomó la mano de ésta con las dos de su propiedad y suavemente la besó, con ese dolor y cuidado maternal que se tienen al haber perdido a su hija. Sin embargo, ella no estaba muerta sino en coma. Era la única manera de mantenerla relativamente viva mientras sus heridas sanaban.
La puerta se abre bruscamente y se cierra de la misma manera con un joven rubio de ojos verdes, quien llega soltando un reclamo de inmediato, completamente agitado.
—¡Rosa! ¿Qué fue lo que le...?— Se detiene al ver a su hermana, esa que a sus ojos seguía siendo una indefensa niña, reposando sobre la cama, con una intravenosa, un respirador y demás tubos conectados a ella. Su rostro pasa de enfado a terror de inmediato.
Aquella mujer, madre de ambos jóvenes se levanta con la cara desalineada, esnifando sin soltar la mano de su hija.
—Anton... Es mejor que lo sepas de mí antes que de alguien más.— Dice bajando su mirada al suelo.
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