CAPITULO 1: LA LLEGADA DEL REY TIRANO
1
Como narrador de esta historia es mi deber el informarte que siendo esto una fantasía no significa que los eventos que se narraran sobre el mundo prehistórico no pudieron haber ocurrido en realidad; pero de un modo muy distinto a como será relatado. Porque tenemos que ser lo más francos posibles: nadie sabe realmente como eran los seres que hoy llamamos Dinosaurios, tampoco sabemos nada de como era el mundo en el que habitaban; pero puedo asegurarte que aquellos que dicen saberlo en realidad también viven con esa ignorancia. La única diferencia entre ellos y este humilde narrador es que ellos nunca admitirían que toda su información proviene de su propia fantasía mientras que yo admito abiertamente que todo es inventado, sin embargo no niego la teoría de que hubo una civilización prehistórica anterior a la humana, toda teoría es válida debido a que nunca hemos visto ni veremos nunca a uno de estos titanes prehistóricos con vida y es por eso que toda información que inventemos puede ser válida. Nadie podrá nunca contradecirnos, a menos que realmente encuentren la máquina del tiempo para poder descubrir como fue el mundo antes del hombre. Y es por un gran placer interno e infantil por la cual narraré esta increíble historia de Dinosaurios. Ahora dejemos que los datos científicos se pierdan y hagamos volar nuestra imaginación yendo a un tiempo lejano, un mundo en el que los Humanos aun no existían. Eras atrás en el hermoso reino de Portyas.
2
La gran nación se erguía con un gran orgullo en el horizonte. Sus castillos, relucientes como el cristal, brillaban en cada parte del reino. Los seres que habitaban aquella hermosa ciudad eran de varias especies que ellos clasificaban según sus propias características. Esos seres tenían un nombre como especie y era la de los Lashyrt; pero nosotros hoy en día les conocemos como: los Dinosaurios.
Corriendo por las escaleras de su palacio, el joven príncipe Rius, reía mientras le hacia una broma pesada a su hermana. Aquel gracioso y joven Lashyrt era de la especie real conocida como: los Loal Lashyrt; pero nosotros los conocemos con el nombre de Iguanodontes
- ¡Rius, devuélveme mi semilla dulce! ¡maldito malandrín!- gritaba la hermana del joven príncipe, quien lo perseguía con todas sus fuerzas
- Tienes que ser más rápida hermana- se mofaba Rius largando unas fuertes y divertidas carcajadas- una futura gobernante debe saber cuidar de sus semillas Dulces
La Semilla Dulce no era un alimento sino lo que nosotros conocemos hoy por el nombre de muñeca y estas eran usadas por las hembras de la especie Lashyrt para entrenarse como futuras madres o, en este caso, reinas.
A diferencia de las muñecas Humanas, las Semillas Dulces no eran juguetes y no tenían el fin de entretener. Para toda hembra Lashyrt no había algo más serio ni importante que una Semilla Dulce. La razón se debía a que estas simples “muñecas” eran la representación de las futuras crías que las hembras tendrían en el futuro. Debían cuidarlas como si de esa cría se tratase y debían hacerlo desde que tenían cinco años hasta que su Semilla Dulce cumpliese los diez años. Si lograban mantener intacta a la muñeca durante ese tiempo entonces las hembras estaban cualificadas para ser madres. Esto no era un juego sino un entrenamiento muy duro y muy arduo que no todas podían cumplir a la perfección.
Por supuesto que uno nunca esperaría que su propio hermano arriesgara la seguridad de su hijo, ¿o sí?
Mientras Rius corría unos peldaños más arriba en la torre de cristal reforzado, la cual se veía de un color dorado con los rayos del sol, los demás miembros de la corte murmuraban, con indignación, sobre el comportamiento del joven príncipe. No era un chico que siguiera las sagradas normas al pie de la letra y siempre se encontraba haciendo una travesura que solía irritar a su hermana o a su mentor. Oyendo los gritos de los jóvenes príncipes, Grotus, el mentor del príncipe decidió ir a ver qué sucedía.
Rius ya se encontraba cerca de la puerta de su alcoba cuando se topó con un viejo rostro conocido y querido. Su cara arrugada junto a aquella enorme cabeza, parecida a un casco de batalla llena de cicatrices, eran totalmente inconfundible para Rius. Se trataba del capitán de la guardia real y también el mentor de Rius, Grotus el Worrero o como nosotros les decimos en estos días: el Estegoceras
- ¡Ho oh! – exclamó Rius deteniendo su carrera
- Tu lo has dicho joven príncipe- le respondió Grotus con una leve sonrisa
- ¡Grotus! qué bueno que has llegado, por favor, dile a mi insoportable hermano que me devuelva mi semilla dulce- le pidió la princesa, dando unos pequeños jadeos al hablar
- Tendrás que arrebatársela princesa. Recuerda que es tu responsabilidad y estas cerca de la edad de ser madre- le ordenó con seriedad Grotus
- ¡Qué injusto eres Grotus!- protestó enojada la princesa Flitters, cruzándose de brazos le sacó la lengua y movió su cabeza en señal de desdén
- ¡Entonces esta dicho!- exclamó con alegría Rius al oír la orden de Grotus- intenta sacarme de las garras tu Dulce Semilla hermanita… si es que puedes
Había iniciado un combate.
3
Ambos hermanos se pusieron en posición de combate. La acción se había trasladado al patio del castillo en donde los príncipes podrían resolver sus diferencias fuera de las habladurías de la corte.
La meta del combate era clara: sacarle de sus garras la Semilla Dulce al joven príncipe antes de que se cumpliese una hora.
- Te aconsejo que me lo devuelvas antes de que sea demasiado tarde rufián- le advirtió con mucha seriedad y confianza la joven princesa Flitters
- Para nada hermanita- le respondió con la misma confianza el príncipe Rius- deseo saber si estas lista para la maternidad de mi futuro sobrino
- ¡Basta de cháchara! ¡comiencen!- exclamó con firmeza el capitán de la guardia real Grotus, dando inicio a la carrera
- ¡Devuélveme mi semilla dulce!- gritó con fuerza la princesa Flitters emprendiendo la persecución moviéndose a una velocidad abrumadora
- ¡Nunca! deberás sacármela- le respondió el príncipe Rius alejándose con la misma velocidad- ¡es tu deber como futura madre cuidar de tus crías!
- ¡¿De mi propio hermano?!- le preguntó con enojo Flitters intentando acercarse a él sin mucho éxito
- ¡Piensa ahora qué no soy tu hermano sino alguien que quiere acabar con la sangre real!- le contestó con dureza Rius- tienes que proteger a tu hijo por que podría ser el rey algún día y yo soy quien puede impedirlo si no me detienes, ¡cuida a tu hijo sin importar qué!
Mientras los hermanos corrían tratando de acercarse y alejarse, Grotus esbozó una sonrisa de orgullo por su joven aprendiz.
“Sin lugar a dudas puede llegar a ser un gran rey” pensaba en su interior “si solo pudiera comportarse un poco mejor” pero eso no importaba. Le era más que claro que él estaba aprendiendo de sus consejos.
La carrera era vertiginosa y parecía que ambos estaban lejos de cansarse; pero tarde o temprano uno tendría que ceder.
Flitters supuso que de no poder alcanzarle cuanto antes ella no podría ser calificada como una buena madre o, peor aún, una buena reina. Ese mocoso engreído la estaba fastidiando de verdad cuando, de pronto, recordó las palabras de su hermano.
“Piensa ahora qué no soy tu hermano sino alguien que quiere acabar con la sangre real”. Eso era cierto, no podía, ni debía, considerarlo su molesto; pero querido, hermano en ese momento sino en un posible peligro para el reino. Con eso en mente, tomó una mayor velocidad y saltó encima de su contrincante. Rius quedó sorprendido por tal acción; pero no cedió. Moviéndose de un lado a otro logró librarse de su competidora y continuar con la carrera.
Rius estaba cien por ciento seguro de que Flitters ya no lo veía como su hermano. Eso era bueno porque ahora no se contendría, tenía que hacerle daño a la Semilla Dulce de su hermana como si fuese alguien que realmente deseaba dañar al próximo rey de Portyas. Sacando una garra filosa de su pata izquierda delantera, intentó rebanarle el cuello a la Semilla Dulce; pero, de un movimiento repentino, Flitters se arrojó encima suyo y lo tacleó, cayendo con él al suelo.
Grotus no podía mostrar un mayor orgullo por los príncipes que el que tenía en ese momento. Ambos mostraban decisión y agallas. Rius estaba decidido a vencer a su enemigo sin importar el costo; pero su hermana no se lo permitiría, aun si eso equivalía a que ella sufriera un gran daño, pero un rey y una reina no pueden, ni deben, mostrar debilidad en ningún momento.
Ambos forcejeaban y no importaba si se hacían daño, ninguno se iba a rendir. En medio de empujones, Flitters, logró tomar su semilla dulce y capturarla; pero su contrincante no se rendía y trataba de apartarla. Usando, sabiamente, sus rodillas, Flitters, golpeó en el estomago a Rius y este soltó la muñeca. El combate había terminado con unos dos minutos restantes: la princesa Flitters había ganado.
4
Cuando ambos hermanos se levantaron del suelo fue Rius quien le ofreció su pata delantera en símbolo de saludo
- Felicitaciones hermana. Me has vencido justamente- la felicitó con una sonrisa
- Tú también me diste una gran batalla hermanito- lo halagó con mucho cariño Flitters estrechándole su pata- pero no entiendo por qué hiciste todo esto solo por una travesura
- Nada de eso hermana- le respondió Rius con una risa amorosa- lo hice porque necesitaba saber si serias una gran madre y al parecer estaba en lo correcto. Aquel que se case contigo tendrá una gran esposa devota y madre ejemplar para sus hijos
- Gracias hermano, yo creo que tú también serias un esposo ejemplar y devoto a su familia. Ya siento pena por la hembra que no sepa aprovecharte- afirmó Flitters con una sonrisa cariñosa
- ¿Con una hermana tan sobreprotectora y poderosa como tú? ¿Quién podría atreverse a romper mi alma?- le preguntó Rius con un tono cariñoso
- ¡Rius por favor, me sonrojas!- exclamó riendo Flitters
- Yo creo que ambos son una buena madera para ser reyes- los interrumpió Grotus hablándoles con aquel viejo tono paternal que siempre usaba cuando se encontraba orgulloso de ambos- pero siempre y cuando recuerden que mientras ambos cuenten el uno con el otro nada ni nadie podrá derrotarlos ¿pueden prometerme y prometerse que se cuidaran el uno al otro?
- Yo lo prometo Grotus- afirmó con devoción y felicidad Flitters
- Yo también- prometió Rius con la misma devoción y alegría que tenía su hermana- te lo prometo Hermana, tú siempre estarás en mis memorias y en mi alma. Te quiero hermanita
- Yo también hermano mayor- le dijo Flitters con un tono cariñoso
Ambos se abrazaron mientras el sol de la tarde iluminaba el patio del castillo. En tiempos futuros Rius tendría ese momento en su memoria cada vez que él viese un ocaso, ¿Quién no ha recordado un ocaso al lado de un ser querido en su vida?
5
Acercándose con las sombras de la noche, en un poblado cercano había cientos de llamas en los hogares y una criatura, de ojos rojos, observaba a distancia el castillo del rey. Los pobladores corrían por sus vidas pidiendo clemencia; pero nada detendría al Rey Tirano que llegaba acompañado de un ejército increíblemente grande. Al lado del futuro monarca se encontraba su segundo al mando, el terrible Ripter.
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