Japón, 16 de abril del 2047, 2:22 AM
Las luces de las calles vacías parpadeaban mientras un camión militar avanzaba a través del corazón de Tokio. Dentro del vehículo, diez soldados permanecían en un tenso silencio, sus rostros ocultos bajo cascos y visores, esperando el momento de actuar. El motor rugía suavemente, como un depredador que acecha, mientras se acercaban a su destino.
“Nos estamos acercando al objetivo”, – dijo Tanaka, el líder del equipo, rompiendo el silencio. Su voz era grave y segura. “Así que repasemos todo una última vez para que no haya errores”. Todos dirigieron su atención hacia la pantalla del camión mientras aparecía la imagen de un hombre. Su rostro frío y pálido transmitía la sensación de alguien peligroso.
“Nuestro objetivo es Yoru Kurenai, también conocido como Jack, buscado desde hace tiempo por asesinato. Normalmente, la policía se encargaría de él ya que es un criminal menor, pero eso cambio cuando inteligencia confirmo que estamos lidiando con un darwiniano de rango C con poderes de manipulación de sangre. Es por eso que nos acompaña alguien de DEAD, ellos saben cómo lidiar con darwinianos mejor que nadie”. Hizo un gesto hacia Hiroshi Nakamura, el agente de DEAD asignado al equipo.
“Hace 2 semanas, Jack atacó un orfanato, dejando a 13 personas muertas, por suerte, ninguno de los niños salió lastimado, excepto por una adolescente que raptó, Kana. No sabemos para qué quiere Jack a la chica, pero si está involucrado, no debe ser para nada bueno. Inteligencia los rastreó a ambos siguiendo su firma biológica hasta un edificio abandonado. Así que hoy tenemos 2 objetivos, rescatar a Kana y atrapar a Jack.”
El camión se detuvo a unas cuadras del edificio. El sonido de la puerta trasera abriéndose de golpe rompió el silencio, y los soldados se desplegaron en formación, sus movimientos sincronizados y entrenados. Tanaka, al frente, levantó una mano, señalando hacia el oscuro edificio que se alzaba como una sombra en el horizonte.
“Prueba de comunicación, ¿me reciben?” murmuró a través del intercomunicador.
“No hay movimiento fuera del complejo, cambio”. – respondió uno de los soldados en las sombras.
“Perfecto. Divídanse en tres equipos. Vamos a entrar.”
Los soldados avanzaron rápida pero sigilosamente, sus pisadas amortiguadas por el asfalto húmedo. El aire de la madrugada era frío y pesado, y el silencio resultaba perturbador. Al llegar a la puerta principal del edificio, uno de los soldados giró su mirada hacia Hiroshi, esperando la señal.
Con un simple movimiento de mano, Hiroshi dio la orden. “¡Ahora!”
La puerta se abrió de golpe con una patada, el crujido resonando en el vacío del edificio. Los soldados irrumpieron rápidamente, sus linternas cortando la oscuridad como cuchillas, mientras revisaban cada rincón con sus armas en alto. El interior del edificio estaba cubierto de telarañas y un polvo espeso que parecía no haber sido perturbado en años.
“Despejado, cambio.” – informó Hiroshi por el intercomunicador.
Sin saber lo que les esperaba, uno a uno, los soldados comenzaron a registrar el lugar, siempre alerta, buscando señales de vida. El edificio, aunque silencioso, parecía ocultar algo en las sombras, alguien los estaba escuchando.
Era Jack, que se encontraba apoyado contra una pared cubierta de grafitis, su cuerpo relajado pero sus ojos alerta. Una sonrisa se dibujó en su rostro al escuchar a los militares entrando al edificio.
“Parece que tenemos compañía, Kana.” – dijo, mirando a la joven acurrucada en una esquina oscura. Su mirada estaba vacía, sus brazos abrazando sus rodillas. No respondió.
"Me estaba aburriendo como la mierda, pero supongo que puedo divertirme un rato antes de que lleguen," añadió Jack, sus ojos brillando con una intensidad peligrosa. "No te muevas de aquí, o lo lamentarás".
Kana no reaccionó, pero sus ojos seguían cada movimiento de Jack.
Hiroshi lideraba su equipo por el corredor oscuro, con una señal de su mano indicó a los soldados que se separaran en sus respectivos equipos para registrar el lugar. Sus pasos eran cautelosos, cada sonido parecía amplificado por la tensión que colgaba en el aire. Mientras avanzaban lentamente hacia el segundo piso, cada soldado mantenía sus sentidos aguzados, listos para cualquier amenaza.
El 1° equipo entró en lo que parecía ser un viejo almacén. Había múltiples equipos de construcción y materiales, indicando que el edificio estaba en proceso de remodelación antes de ser abandonado. Debajo de una manta encontraron cajas llenas de comida enlatada, algunas abiertas recientemente.
“Encontramos un par de latas de comida abiertas en uno de los almacenes, cambio.” – anunció uno de los soldados por el intercomunicador.
“Copiado, manténganse alertas, aún están en el edificio, cambio.” – respondió Hiroshi.
El 2° equipo, liderado por Hiroshi, entró en lo que parecía una sala de descanso, de repente, un sonido asustó a los soldados, volteando rápidamente hacia la fuente mientras apuntaban con sus armas, era la campana de un viejo reloj marcando la hora. Hiroshi y los demás soldados revisaron sus relojes, eran las 3:00 AM en punto.
El 3° equipo también estaba revisando sus relojes, cuando una puerta, oxidada y cubierta de polvo, se abrió lentamente con un chirrido escalofriante. Avanzaron con precaución hacia lo que parecía ser una oficina destartalada, sus linternas iluminando pilas de documentos desparramados y viejos escritorios. Un fuerte ruido atrajo su atención al fondo de la oficina, donde notaron una figura detrás de uno de los escritorios.
Avanzaron con cautela mientras apuntaban sus armas, y lo que descubrieron los dejó momentáneamente perplejos. Allí, acurrucada y descalza, con ropa sucia y desgastada, estaba Kana.
Uno de los soldados bajó su arma y se arrodilló a su lado, intentando no asustarla. "Tranquila, Kana. No te haremos daño, estamos aquí para ayudarte."
La chica levantó la mirada, esta se abalanzo hacia el soldado, abrazándolo, mientras sus ojos se llenaban de lágrimas.
Kana levantó la cabeza lentamente, sus ojos enrojecidos y llenos de lágrimas. "No... no dejes que me lleven..." susurró, su voz temblaba como si estuviera al borde de la desesperación.
El soldado, conmovido, la abrazó, recordando a su propia hija pequeña. "No te preocupes, Kana. Estás a salvo ahora. Te llevaremos a casa."
“Avísenle a Nakamura-san que encontramos a kA…”. Justo cuando se giró para informar al equipo, el soldado se detuvo, su garganta se contrajo en un espasmo. Tosió, sintiendo un dolor punzante en el cuello. Cuando intentó hablar, la sangre fluyó de su boca, ahogando sus palabras.
“Por favor…, no dejes que me lleven…, hermano.” Kana susurró, mientras retiraba una daga de sangre del cuello del soldado. La sangre del hombre goteaba sobre su mano mientras sus ojos se oscurecían, transformándose en una expresión fría y asesina.
“AHORA, HERMANO.” – grito Kana de forma violenta.
El resto de los soldados reaccionó de inmediato, pero antes de que pudieran apretar el gatillo, Jack apareció de la nada, su mano formando una lanza de sangre que atravesó el pecho de uno de los hombres, derribándolo con un estruendo sordo. Los disparos resonaron por el edificio, rebotando en las paredes de concreto.
“Maldición, ¡VAMOS!.” – al escuchar los disparos, moviéndose con rapidez. El caos se desató.
Cuando llegaron, la escena era devastadora. Los cuerpos del tercer equipo estaban esparcidos por el suelo, cubiertos de sangre, sus armas caídas al lado de ellos. El aire olía a metal y muerte.
“Nakamura-san, mire esto,” dijo uno de los soldados, señalando al suelo. Un rastro de sangre conducía más adentro del edificio.
Hiroshi frunció el ceño, “Están cerca.”
D.E.A.D
Division
Especial
Anti
Darwiniana
Comments (3)
See all