—Ah, finalmente llegue a la escuela–Da un suspiro y estira su cuello con cuidado de no lastimarse.
El chico saco su mochila del auto para luego cerrar con fuerza la puerta y ponerle seguro con la llave y guardarla en el bolsillo de su pantalón.
—Me pregunto si ya habrá llegado Agustín– Coloca la mochila que estaba en su asiento de copiloto en su espalda de un solo lado, dejando que cuelgue de su hombro izquierdo para luego alejarse del estacionamiento y entrar al establecimiento.
Al entrar va caminando por los pasillos mientras observa en las paredes y estantes, en estos había varios cuadros y trofeos que había ganado la escuela. Se quedo parado en el estante viendo uno que gano el mismo al parecer. Era un trofeo de futbol de año pasado 20XX.
—Ya me distraje demasiado. Debo ir al aula, ya debe estar por empezar la clase y Agustín debe estar ya ahí mientras yo…estoy hablando solo con los trofeos…–Hizo una mueca y luego agito su cabeza para despejarse y volver a caminar por los pasillos.
Mientras eso sucedía, a unos metros se encontraba otro joven que lo miraba extrañado al dar unas vueltas y hablar solo. Sonrió un poco mientras arrugaba sus cejas en señal de extrañeza.
—‘Si todos los estudiantes son asi de divertidos y extraños puede que me guste estar aquí, no me sentiré fuera de lugar…al menos no otra vez’ –Piensa mientras baja la cabeza ante sus pensamientos mientras mira el piso.
No pudo evitar sacar un suspiro. Sonrió de nuevo para luego a acercarse a la oficina del director junto a otro hombre uno o dos años mayor a él, quien era más alto y musculoso, se notaba por su altura y complexión, quien solo se voltio y le sonrió dulcemente.
—‘Gracias, Daichi. Tu sonrisa me tranquiliza al menos un poco. No hay porque ponerse mal, este será un buen año por supuesto. Debo ser más…positivo’– Se decía en su mente mientras inhalaba y llenaba de aire sus pulmones y luego suspiraba y entraba a la oficina junto a la persona a su lado.
Dentro del salón.
Un chico de cabello oscuro rizado y ojos marrones esperaba aburrido mientras tenía su celular en la mano y veía de vez en cuando la puerta hasta que apareció el rubio por la puerta.
—¡Por aca! –Alzo la mano en cuento vio al de ojos verdes entrar al salón– Hola, Raphael.
—¿Qué tal? –Se acerco y se sentó en la silla disponible al lado del chico–No te veo desde hace un mes, has estado muy ocupado por lo que veo– Le alzo las cejas y sonrió divertido.
—Oh, es lo mismo de siempre, ya sabes. Sali con un par de chicas, aunque no funciono y luego encontré un trabajo de medio tiempo en una cafetería cercana.
—Es la que está cerca de aquí, ¿verdad? –Agustín asiente– Ya veo, me alegra por ti– Le da una sonrisa leve.
—¿Tu que has estado haciendo?
—Bueno, yo estuve trabajando con mi mama en el negocio familiar y ha estado cada vez mejor.
Mientras estos dos hablaban tranquilamente entro el profesor junto a un joven de cabellos castaños, ojos azules y vestimenta muy elegante pensaban algunos, otros creían que era algo extravagante y otros simplemente creían que se veía muy afeminado. Las miradas fueron bastante incomodas para el joven.
—‘¿Quién es este?’ –Pensaba el de cabellos castaños mientras no quitaba su vista de él.
—‘¿Quién es este?’ –Pensaba el de cabellos castaños mientras no quitaba su vista de él.
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