Cuando llueve con fuerza
se hunde la tierra y se apelmaza
cuando es imposible absorber más
forman las aguas un camino
y cual viajero perdido
que se busca a sí mismo
busca el río su origen
bajando al principio
una vuelta o quizás cinco
pero siempre con seguridad
bajando hasta tropezar
subir con suerte unos centímetros
para volver a su andar
y finalmente llega a donde el cambio
inevitable como lo es empaparse
al tocar al agua
y esta vez sube y sube
sube hasta alcanzar el cielo
para caer de nuevo
rápido
con fuerza
sin que nada le dentenga
desde la primera gota
ese es su destino
moverse, cambiar, volver
ser
nunca estancarse
pues de hacerlo muere el agua
como mueren los peces sin ella
como muere el viajero en los desiertos si esta le falta
muere el agua como mueren aquellos que de ella abusan.
Y permítanme decir, que aún si tarda
el agua como un fénix anormal
renace cuando vuelve al movimiento
pues su naturaleza cambiante
es la fuente de la vida eterna que esta tiene
y solo si el mundo dejase de girar
moriría con él el mar.
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