Perdido, en la inmensidad de los verdes prados de las colinas de Inglaterra, se encuentra la mansión de Rosetomb. Una mansión enorme, de amplios espacios y largos corredores cuya decoración victoriana resalta su antigüedad. Contando con veinte cuartos y un gran cómo también espacioso jardín lleno de esculturas en cada parte del mismo, la Mansión Rosetomb fue, en tiempos de antaño, una de las más populares de la zona. Su aspecto demacrado creó en la imaginación de muchos niños británicos que aquel lugar estaba embrujado y posiblemente tuviesen razón.
En un principio todo estuvo bien, en un principio la familia Rosetomb fue la más famosa de todo Londres y por poco de toda Europa. Sin embargo la fortuna de aquella orgullosa familia británica pronto cambiaría tras el asesinato de Lord Rosetomb y su amante Lady Hellifer a manos de Mary, la esposa de Rosetomb. Quien harta de las constantes infidelidades de su marido se las ingenió para crear lo que ella pensaba que sería un asesinato perfecto. Un misterioso ladrón entra en la noche y mata a los amantes en un intento de robo y forcejeo.
Afortunadamente la policía no creyó la versión de Mary y tras una larga investigación lograron encontrar todas las pruebas que necesitaban para encontrar su culpabilidad. Decidida a no morir en la horca, Mary se lanzó de un peñasco y murió antes de que los oficiales pudiesen dar con ella. La mansión fue puesta en venta solo para que años después, en 1920, un famoso actor de cine llamado Carlos Esposito la habitase.
La vieja mansión de Rosetomb volvió a llenarse de vida y fiestas hasta que un día, Carlos se suicidó. La razón de su suicidio se debía a que sus películas ya no eran tan populares como antes y recientemente sus contratos habían disminuido mucho, siendo algunos de ellos rotos antes de poder empezar con las grabaciones, motivo por el cual se voló la tapa de los sesos con su propia Smith y Wesson. Sin embargo los rumores comenzaron a circular, era cierto que Esposito ya no tenía buenos filmes pero él aun era un buen actor que necesitaba una oportunidad. Los lugareños no tardaron en relacionar la tragedia de aquel brillante actor con aquella mansión embrujada debido a qué antes de que él la obtuviese, su carrera estaba en alza y tras comprarla al poco tiempo fue en picada.
A los pocos años de ocurrida aquella tragedia, un joven empresario llamado Oswald Modsen consiguió la mansión a un precio un poco más bajo de lo que en realidad se encontraba. Siendo el dueño de una gran empresa textil, Modsen era uno de los hombres más ricos del mundo hasta que ocurrió ese mismo año la caída de la bolsa del 29. Viéndose en la miseria y la pobreza, Modsen se arrojó del mismo peñasco en el que se habría arrojado Mary varios años atrás, quitando cualquier halo de duda sobre la terrible maldición de la mansión Rosetomb.
Con el pasar del tiempo la mansión fue quedando abandonada y el letrero de “Se Vende” fue lo único que iba variando hasta que en 1979 la mansión volvió a ser adquirida por un director de cine llamado Walter Kelsy quien dirigió varios filmes de horror clase B en las cercanías de su hogar hasta que una noche, durante la primavera de 1980, se dio una fiesta en donde los invitados, sin motivo aparente, comenzaron a matarse entre ellos siendo Kelsy el único sobreviviente que quedó catatónico repitiendo una y otra vez: “No es humano… no es humano… ¡ESO NO ES HUMANO!” Kelsy acabó sus días en un manicomio repitiendo lo mismo una y otra vez, acentuando la leyenda de Rosetomb.
Tras aquella horrible tragedia, el letrero de “Se Vende” fue removido y la mansión fue abandonada por completo hasta que un día…
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