Los dos bandos saltaron al combate. Para Marius parecía ser un simple juego de niños; esquivaba rápidamente los golpes de sus contrincantes o los bloqueaba con su defensa pétrea mientras reía y les invitaba a intentar golpearle más. Marshall prefería marear a los rivales moviéndose de un sitio a otro en cuestión de un parpadeo y golpeándoles con potentes descargas eléctricas que despedían sus manos. Pero los Cazadores tampoco eran débiles; sus movimientos eran muy veloces y coordinados, como si leyesen los movimientos de sus enemigos y se adaptasen a su forma de pelear.
-¡VAMOS! -gritó Marius al chico del bastón- ¡¿Es todo lo que tenéis?!
El chico gruñó y se abalanzó sobre Marius saltando, tratando de asestarle un golpe aéreo de frente. Pero su rival consiguió parar el bastón con las dos manos.
-Tsch... ¿Creías que me tragaría ese golpe?-sonrió- ¡Deja que te enseñe a pelear!
Pero el chico parecía que lo había calculado todo; esbozó una sonrisa y cambió su posición de manos, usándola para impulsarse hacia detrás de Marius y asestarle una patada por la espalda. Marius rápidamente giró la cabeza, buscando al chico.
-¡AGH! Eso ha dolido -soltó el bastón y trató de girarse para agarrarlo.
-¡Ahora! -gritó el chico.
El Cazador con poderes de hielo se realizó un movimiento rápido con los brazos, como si hubiese disparado algo hacia Marcus; de pronto, todas sus cuchillas se dirigieron hacia él, quien no tuvo tiempo para cubrirse y las recibió todas de pleno.
-¡MARIUS! -gritó Marshall, quien provocó una onda expansiva a su alrededor para dejar inconscientes a los dos Cazadores que enfrentaba.
Kyle decidió actuar, dió un paso adelante, dispuesto a pelear, pero una serpiente de humo, sólida como el acero le golpeó desde un costado, arrastrándolo fuertemente.
-¿Acaso olvidaste que yo también estoy aquí? -dijo la Cazadora- Un grave error por tu parte.
Kyle gruñó, las llamas de su ojo aumentaron de tamaño y de sus brazos surgieron otras llamas más pequeñas. Se incorporó y miró a los ojos a la Portadora.
-Eso ha dolido...-dijo mientras crujía sus nudillos- Ahora me toca a mí...
Se lanzó de un salto hacia su enemiga, dispuesto a golpear de frente, pero ella lo esquivó convirtiendo su silueta en un humo negro. "¡Mierda! ¿dónde se ha metido?", musitó. Pero una algo agarró su cuerpo fuertemente en un instante. La cazadora lo había agarrado con su serpiente de humo y no parecía tener intención de dejarle escapar.
-¿Cómo puedes ser tan ingenuo y lanzarte de cara contra una Portadora de humo? -soltó una carcajada- No parece que hayas peleado mucho en tu vida, chico.
Kyle forcejeó, pero aquel humo parecía el acero más fuerte de todos.
-Por más que lo intentes no lograrás escapar -hizo un movimiento circular con su dedo índice, la serpiente se retorció más y la chica soltó una risa sádica- ¡Pero yo me voy a divertir mucho disfrutando tu agonía!
Marshall, aún peleando contra sus dos rivales, los cuales no podían siquiera tocarle, se fijó en la situación de Kyle y su expresión cambió a una mueca de enfado.
-¡Chico, te dije que te quedases dentro!
Pero Kyle seguía intentando escapar. "Necesito salir de aquí o acabaré muriendo, y no quiero". Trató de concentrarse, aún siendo presionado con fuerza. "Vamos... No puedo... No puedo... ¡NO PUEDO PERDER AHORA!".
Dentro de su mente, Kyle pudo observar cómo un pilar de llamas tomaba el control de todos sus pensamientos, dando forma a un gigantesco fénix, que se alzaba triunfante ante el chico, extendiendo sus alas gloriosamente y rugiendo majestuosamente. Kyle se quedó fascinado ante aquel espectáculo; "¿Eso... es mi poder?¿Mi Rama?". El fénix se posó delante de él y le miró fijamente.
El chico, involuntariamente, comenzó a caminar hacia la gigantesca ave flamígera. Posó una mano sobre el mullido y ardiente plumaje de aquel ser y levantó la mirada hasta encontrarse con los ojos del fénix. Tras unos breves instantes, el ave cerró los ojos y cubrió al muchacho lentamente con sus alas, fundiéndose con él en una sola llamarada que se elevó hasta el infinito.
Kyle volvió en sí, la serpiente seguía estrangulándole y Marshall intentaba controlar a los cazadores; miró a la Portadora de humo, quien disfrutaba plenamente del espectáculo sentada sobre una nube grisácea flotante cerca de él. Respiró profundamente y cerró los ojos, concentrando su energía, tratando de dar forma a su poder.
Sus ojos se abrieron bruscamente, su cuerpo se transformó en una llamarada que brilló fuertemente durante un instante. Cuando desapareció, la serpiente de humo se desvaneció sin que su creadora pudiese controlarla. Kyle se quedó de pie, mirando a la cazadora, sin inmutarse sobre lo que pasaba a su alrededor.
-Demonios... ¡Kyle!-gritó Marshall, sus dos oponentes habían caído rendidos y trataba de proteger a Marius, quien estaba sangrando en el suelo- Pensé que habías cedido...
-No caeré tan fácilmente -sonrió y comenzó a caminar hacia su rival, quien comenzó a asustarse.
-¿C-cómo has...?-balbuceó mientras se movía hacia atrás, atemorizada. El chico no parecía el mismo- Mi serpiente... Has escapado como si nada...
Kyle seguía avanzando paso a paso, sin detenerse, cada vez más cerca de su enemiga. Tenía el cuerpo rodeado de un aura ardiente, desprendiendo chispas, como si fuese una hoguera andante. Los charcos del suelo silbaban al contacto con el chico y se evaporaban rápidamente. La espalda de la cazadora retrocedió hasta chocar con una pared, sin escapatoria alguna; sólo podía ver como su fin estaba cada vez más cerca.
-¡N-NO TE ACERQUES! -gritó mientras trataba de parar a Kyle con débiles ataques de humo, que desaparecían al mínimo contacto con el muchacho.
Los ojos de los dos se encontraron y se miraron fijamente. La chica pudo ver en la mirada del otro su verdadera naturaleza. Vió cómo un torrente de llamas se acercaba y de éste surgía la acobardante mirada de un ave de fuego, de un fénix.
Por un segundo, pudo ver que detrás de su enemigo se alzaba el mismo ave, intimidante. Aterrada, la muchacha cayó inconsciente. Kyle, agotado, flaqueó y cayó de rodillas; nunca había sentido ese poder en su cuerpo, ¿ese era su verdadero yo?
-¡Kyle! -Marshall lo miró, preocupado- ¿estás bien?
Tan solo vió cómo el muchacho levantó el dedo pulgar mientras trataba de levantarse temblorosamente, pero igualmente acabó cayendo agotado.
Pero la pelea aún no había acabado. Aún quedaban dos de los Cazadores, el portador de hielo, quien había creado más cuchillas a su alrededor y no tenía intención de rendirse, y el chico del bastón tacheado que tampoco parecía querer dejar solo a su compañero. Marshall miró a los dos y sus chispas volvieron a aparecer por su cuerpo.
-Hemos podido acabar con tu amigo el fortachón fácilmente -dijo el portador de hielo mientras apuntaba con sus cuchillas a Marshall- Tú no serás un gran obstáculo.
El otro muchacho se colocó en posición de combate, preparado para saltar en cualquier momento.
-¿Acabar con él? -Marshall dejó escapar una breve risita- Yo no estaría muy seguro...
-Mis cuchillas han impactado de lleno en su pecho, probablemente esté muerto ya.
-Marius no moriría de una forma tan simple como esa -Le pegó una leve patada en el hombro a su compañero-. Solamente... es muy vago.
Uno de los puños de Marius golpeó fuertemente el suelo.
-Ahí está -musitó Marshall.
-¡AAAAAAAAHG! -el grito de Marius resonó por toda la calle- ¡YA ME HE HARTADO!
Se levantó bruscamente, de un solo salto; su cuerpo comenzó a cubrirse completamente por una capa de obsidiana. Marshall se apartó, dejándole pasar y yendo a socorrer a Kyle.
-Ahí lo tenéis, buena suerte.
Las caras de los cazadores pasaron a mostrar su miedo ante ese suceso.
-A-Acabaré rápido con él -dijo el chico del bastón a su compañero- ¡Cúbreme!
El otro cazador preparó sus cuchillas, dispuesto a dispararlas en cualquier momento.
Marius cargó contra el primer cazador, destrozando el suelo a su paso, sin intención de parar hasta acabar con los dos. Su oponente saltó en dirección al que era en ese momento el equivalente a un misil, completamente imparable.
Trató de golpearle desde arriba, directamente a la cabeza, intentando realizar el máximo daño posible, pero el bastón se tornó añicos al impactar contra la dura capa que cubría el cuerpo de Marius, quien agarró al chico y lo lanzó fuertemente hacia un lado. El portador de hielo, completamente desesperado, trató de usar su última baza.
Todas las cuchillas a su alrededor se unieron, formando un solo proyectil que salió disparado en dirección a Marius.
-¡TRATA DE PARAR ESTO! -gritó, completamente llevado por la ira.
El coloso de obsidiana seguía corriendo de frente, dispuesto a enfrentar ese proyectil con sus propias manos.
Los puños de obsidiana de Marius chocaron contra el inmenso proyectil, haciéndolo estallar en miles de pedacitos que salieron disparados hacia todas partes, creando una lluvia brillante formada por trocitos de hielo. La imponente figura de Marius se hallaba completamente quieta, aún con el puño adelantado y una sonrisa triunfante en el rostro.
El cazador, con la cara pálida, cayó hacia atrás, casi llorando.
Comments (0)
See all