-¡Parece que se estabiliza! -exclamó Steph- No tardará en despertar.
Kyle, semiinconsciente, podía escuchar las voces de quienes lo rodeaban, aunque un poco distorsionadas.
-Su poder requiere de una gran fortaleza, tanto física como mental -Dijo Marshall, apoyado en una pared cercana- Y parece que el chico aún no está preparado para soportar ese peso.
Sacó un cigarrillo y se lo llevó a la boca; se acercó un dedo y soltó una chispa que encendió el tabaco. De su nariz salió un blanca humareda que se dispersó en el espacio de la habitación.
-Marshall... Te tengo dicho que no fumes en esta habitación, menos aún si hay pacientes.
Steph se levantó y le quitó el cigarro de la boca. Marshall soltó un pequeño gruñido e hizo una mueca.
-Te dejo con los chicos, tengo... Cosas pendientes -Le cogió el cigarrillo a Steph y salió de la habitación.
-U-Ugh... -Kyle se despertó, algo confundido y dolorido- ¿D-Dónde estoy?
Steph sonrió al verlo.
-Caíste inconsciente en la pelea y Marshall te trajo aquí junto con Marius, yo os he estado cuidando hasta ahora, pero te has recuperado más rápido de lo que había pensado, llevas dos días dormido.
-¿Cuidando, dices? -Kyle inclinó la cabeza un poco hacia un lado- ¿Eres enfermera o algo así?
-Podría llamarse así -Soltó una pequeña risita-. Es mi poder, me permite controlar el organismo de quien toque, permitiéndome controlar la actuación del cuerpo ante cualquier daño que pueda recibir. - Se colocó las gafas y miró a Kyle a los ojos de una forma un tanto intimidante- Pero también puede permitirme causarte cualquier tipo de dolor que tu cuerpo pueda producirte.
Kyle tragó saliva, su cara palideció. Steph volvió a reir de manera adorable.
-Deberías ver la cara que has puesto. -Dijo sonriente- Era una broma, no pienso hacerte daño.
El muchacho soltó un suspiro de alivio y miró a su izquierda, Marius estaba acostado en otra cama, roncando como un tronco.
-También se excedió mucho. -Steph se acercó a su compañero y le acarició la cabeza- Aparte, las cuchillas le provocaron varias heridas profundas; pero conseguí detenerlas a tiempo. Siempre se enfada cuando me ocupo de sus heridas, aunque en el fondo me lo agradece con toda su alma, es bastante orgulloso, pero nos quiere como si fuésemos hermanos.
Marius soltó un breve gruñido y se giró, apoyándose en uno de sus brazos. Kyle pudo observar mejor su espalda, marcada con muchas cicatrices, probablemente el resultado de muchos años dedicados a la pelea.
Kyle se llevó la mano a la cicatriz que pasaba verticalmente por su ojo izquierdo.
-Él... -Steph apartó la mirada, su voz sonaba algo apagada de repente- Creció rodeado de violencia, en un barrio pobre de Arabia Saudí. Aquí donde lo ves... Marius se involucró en cientos de peleas de joven, siendo vencido en todas; cada una de esas cicatrices son el resultado de todas ellas.
La expresión de Kyle se entristeció.
-Entiendo... -Se sentó al borde de la cama y se miró las manos- Por eso no quería permitirse perder contra los Cazadores. Es un tipo genial.
-Si... De verdad que lo es... -Steph se acercó al escritorio que había en el lado contrario de la habitación.
-Mi...Mia... -Dijo Marius en sueños- Yo... - Su voz se convirtió en un suspiro.
-¿Mia? -Kyle se levantó, aún algo dolorido.
-Su hija. -Steph ayudó a Kyle a quitarse los vendajes- La asesinaron frente a sus ojos, solamente porque no podía pagar unas deudas pendientes. Le obligaron a ver cómo la violaban y la mataban lentamente mientras estaba retenido fuertemente por varios hombres.
-Que cruel... -Agachó la cabeza- Yo... También he pasado con algo similar, entiendo su dolor...
-Creo... Creo que no debería haberte contado eso... Los dos nos hemos entristecido mucho -El rostro de Steph trató de esbozar una sonrisa, pero no podía esconder las lágrimas que se asomaban por sus ojos- ¡Vamos, vístete! Marshall quiere verte.
- ¡V-Voy!
Tras ponerse su ropa, Kyle salió a ver a Marshall, quien estaba en su habitación, contemplando el paisaje de cemento y acero que se erguía delante de él. El humo del tabaco escapaba por una rendija en una de las ventanas, desapareciendo en el inmenso cielo de la ciudad.
-¿Querías hablar conmigo?
-Kyle... -Marshall giró su cabeza, mirando al chico con el rabillo del ojo- Eres débil.
-¿Cómo dices? -Apretó los puños.
-Te dejas llevar demasiado por la rabia a la hora de pelear, sin siquiera pensar cómo va a reaccionar tu enemigo; va a ser imposible que te vuelvas más poderoso si sigues por ese camino. -Se dió la vuelta y miró fijamente a Kyle- Dime... ¿Cuál es tu ambición?
-¿Mi... Mi ambición?
-Sí, quiero que me digas qué es lo que quieres conseguir, adónde quieres llegar.
-Quiero... -La rabia se reflejó en su rostro- Quiero acabar con el General Supremo y con todo su Imperio.
-¿El General Supremo? -Rió disimuladamente- Deja que te diga una cosa... El poder de aquella Cazadora a la que te enfrentaste no se compara ni con una milésima, probablemente diezmilésima parte del poder del General, ¿de veras quieres enfrentarlo?
-Lo he tenido frente a mis ojos, sé lo que és capaz de hacer.
-No lo sabes del todo... No has visto lo que yo...
- ¡Quiero ser más fuerte! -Gritó Kyle, con lágrimas en los ojos- ¡Ayúdame a dominar mi poder!
-¿Eh?
Kyle se arrodilló, suplicando a Marshall que le ayudase. No quería seguir siendo débil. No quería volver a perder ante nadie.
Marshall suspiró.
-Levanta, chico -Quitó el cigarro de su boca y tendió la mano al chaval- odio que la gente suplique de rodillas.
El muchacho se limpió las lágrimas y agarró la mano de Marshall.
-Tu poder requiere una gran fortaleza en su portador, tanto física como mental. Si quieres controlarlo deberás dejar de lado tus sentimientos negativos y tomar las riendas de tu yo interior.
La cara de Kyle mostró una sonrisa de satisfacción, agradeciendo de corazón a quien ahora se había convertido en su Maestro.
-Por cierto... Aún no me has dicho dónde estoy....
-¡Aaagh! -Marshall se llevó las manos a la cabeza- Me he olvidado por completo de decírtelo.
Señaló un mapa en el escritorio a su derecha, los dos se acercaron.
-Estamos en la ciudad de Chicago, en la zona C* de los Estados Unidos.
-¡¿Cómo?! -Kyle trazó una línea imaginaria con su dedo desde Chicago hasta su antigua ciudad, en la zona A del país- ¿Tan lejos estamos?
-En esta zona estarás a salvo, la zona A es bastante conflictiva.
-La zona C... -susurró Kyle- Por cierto Marshall... Tengo otra pregunta.
-Te escucho.
-¿Quienes son los Cazadores? Nunca antes había oído hablar de ellos.
-Bueno... Para que lo entiendas, los Cazadores son una especie de mercenarios, de cazarrecompensas. Actúan sin supervisión del Imperio, pero suelen entregar a éste criminales que pueden otorgarles grandes recompensas.
-¿Y por qué Marius estaba enfadado con ellos?
-Bueno... Marius suele visitar una taberna cercana muy frecuentemente, y a ésta también suelen ir algunos Cazadores, que actúan como si les perteneciese el territorio y no suelen tratar muy bien con las personas de los barrios bajos, por eso él casi siempre está enfrentado con ellos, pero parece que no nos molestarán en un tiempo.
Kyle volvió a mirar el mapa. En el resto del planeta, incluso de la galaxia, existían personas infinitamente más poderosas que él; personas a las que debía superar si de verdad quería acabar con la tiranía del Imperio Negro, sobretodo con su máximo representante, el General Supremo Nigai, el conocido como el más fuerte de todo el universo conocido.
Unos instantes después miró al cielo, tras aquellas estructuras que formaban la ciudad, y recordó lo que el fénix le había transmitido en aquel instante en el que se miraron a los ojos. La sensación de que podía llegar a superar hasta el obstáculo más grande, de que la llama de su venganza sería capaz de provocar un incendio devastador.
(En otra parte de la ciudad)
-Rin, debemos irnos ya, el trabajo está acabado -Dijo una chica encapuchada.
El chico al que hablaba estaba de pie sobre una cornisa cercana, en la azotea de un edificio, mirando las diminutas personas que pasaban bajo sus pies. Sostenía un hacha negra de doble filo apoyada en su hombro derecho. De uno de esos filos caían gotas de sangre sobre el frío cemento de aquella azotea. Rin se dió la vuelta y miró a los tres compañeros que estaban con él.
-Chrona tiene más hambre.
-Con las cuatro personas que acabas de matar debes haber absorbido más de doscientos años, ¿de verdad quieres más? -Exclamó uno de los sujetos allí presentes.
Rin sonrió.
-Mi instinto me dice que cerca hay una buena presa. -Dijo, relamiéndose- Espero no decepcionarme.
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