El cielo se veía despejado desde la cancha de deportes donde teníamos clase ahora y yo amo el deporte pero no es para tanto ni tan poco como en el caso de mis demás amigas que hacían lo posible para no entrar. Acordandome sobre lo que me dijo Tiffany, me puse a buscarla entre los veintiocho del salón; yo traía un balón de basketball en mano y estaba a punto de tirar cuando sintí un jalón de mi playera casi consiguiendo que cayera de espaldas.
—Al fin te veo, Scarlett.
— ¿Ah? —dije volteando a ver solo topandome con Tiffany y di un largo suspiro de alivio.
—Ya te podré decir. Es un favor enorme que te quiero encargar, por favor. —junto sus manos palma con palma para rogarme y solté aire entre los dientes.
—Claro, dime lo que quieras. —sonreí, miró a ambos lados y se acercó a mi oído.
—Ya que tú te has vuelto amiga mía y de Adam, bueno, ¿sabes ya que me gusta no?
—Sí.
—Bueno, podrías... ¿podrías preguntarle quién le gusta y qué piensa de mí? —dijo en un tono preocupado acompañado de una carita de cachorro rogando, así que lo único que pude hacer fue asentir.
—Esta bien, haré lo posible. —le guiñé el ojo y lanzé el balón de basketball al aro encestandolo.
Seguimos en clase de deportes y nos han puesto en hileras para precticar tiros, en este caso eran 4 hileras y teníamos que correr, encestar, regresar y entregar el balón al siguiente y así; era como una pesadilla ya que te tocaba. Era mi turno y estaba esperando el silbato del profesor, mis manos golpeteaban el balón con miedo cuando sonó al fin y corrí botando el balón; al estar frente al aro empezaba la guerra para encestar, todos lo intentaban y cuando lo quise intentar, un balón iba directo a mi cara, automáticamente cerré los ojos esperando el golpe en mí, pero extañamente no hubo dolor alguno, abrí mis ojos y vi una mano frente a mis ojos, todos viéndome con atención. Era la mano de Dylan que me salvó de un terrible golpe. Me sentía impresionada y lo único que logré hacer fue voltear a verlo, sólo sacudió su mano con un poco de dolor y me dirigió una pequeña sonrisa.
— ¿Estas bien? —dijimos al mismo tiempo y nos reímos.
—Bueno, defenderte me doblo los dedos pero mejor eso a verte tirada en el suelo. —se encogió de hombros y sonreí.
—Gracias Dylan, te debo una. —dije sonriendole y yendo a la hilera del inicio.
—Alison, ¿estas bien? —comenzaron a rodearme y sólo vi por un pequeño orificio a Dylan caminando lejos.
—Sí. Estoy bien.
Caminé al salón recordando lo sucedido y pensando como decirles a mis amigas, pero quizá lo tomarían a mal con eso de que a Tiffany le gusta Dylan: capaz y me odian. En el salón ya cuando todos estabamos dentro, me senté junto a Dylan y sólo me volteó a ver confundido, seguía completamente agradecida por lo que había hecho y también tenía que cumplir con el favor de Tiffany.
—Que milagro que vengas aquí.
—Bueno, estoy completamente agradecida contigo por salvarme la cara. Literalmente. —me rasqué la nuca y al bajar mi brazo me dio varias palmadas en la cabeza.
—No es por nada. Somos amigos ¿no es así?
—Claro que sí. —sonreí y él hizo una pequeña sonrisa inclinando levemente su cabeza a un lado. Fue así como todo empezó.
Pasados unos días, después de mi agradecimiento hacia Dylan, le dije que si podríamos hablar más seguido y felizmente asintió, lo cual me serviria para preguntarle sobre Tiffany y qué pensaba sobre ella, lo que me parecía raro sacarla así nada más al tema. Bueno pasando al día de hoy, son las siete con cinco y sí, ya estoy en la escuela aunque esta vacío y hace algo de frío. Me senté hasta atrás y deje mi mochila en la otra silla mientras veía como llegaban todos uno por uno, Andrea y mis amigas se habían salido, Dylan me saludó sonriente como siempre y se bajó a jugar football, o sea que estaba sola. Su saludo fue bastante agradable porque ni siquiera mis amigas me habían dicho buenos días más que él.
Estaba algo cansada y decaída sin razón alguna, el salón estaba vacío, así que decidí salir a la enorme terraza que estaba situada frente al salón; de esta podía ver desde la cafetería hasta la entrada del colegio, era divertido porque podía espiar a quien yo quisiera, en este caso no quería ver a nadie así que me regresé al salón donde me encontré con Dylan, de lo cual quede asombrada, pues yo lo acababa de ver en la cancha y ya estaba allí acomodando su mochila junto a la de Marcos Hubbard, alto, moreno, ojos y cabello negros y sin olvidar que era el mejor amigo de Dylan.
—Oh, buenos días de nuevo, Alison.
—Hola de nuevo. —sonreí y se acercó a mí.
—Me quede pensando en eso que dijiste el miércoles, eso de hablarnos más.
—Bueno, creí que sería divertido. —me reí un poco y sonrió.
—Sí, dime ¿de quien me quieres hablar? —dijo y me quedé helada.
— ¿Cómo?
—Supongo que por eso, ¿no? Escuche que le gusto a una de tus amigas. —se cruzó de brazos y gruñí.
— ¿Quien te dijo? —me le acerqué y se empezó a reír a carcajadas.
—Simplemente lo dije a lo tonto y resultó ser verdad, bueno ahora dime ¿quien es? —dijo y me puse algo nerviosa ya que pondría a Tiffany y su oportunidad de estar juntos al filo de la muerte.
—Bueno, primero dime que piensas de cada una de mis amigas.
—Okay. Taylor es un poco alterada, parece que me odia y creo te amenaza en juego demasiado; Andrea es demasiado risueña pero me cae bien; Tiffany es algo extraña pero es buena persona y Natasha, Natasha es extraña. —dijo y cada que las nombraba levantaba otro dedo de su mano como si estuviese contando.
—Ya veo...
—Me faltas tú, ¿te digo? —me interrumpió y al escucharlo sentí como mi corazón comenzó a acelerar sin razón alguna, solo asentí.
—Eres una muy buena amiga, eres risueña pero seria cuando se debe. Eres inteligente, bajita y tierna —dijo sin dejar de verme a los ojos y yo solo me agache. —también muy nerviosa.
—Ya cállate. —me reí y lo volteé a ver. —Y no soy bajita.
—Eso dices tú, me llegas al hombro. —dijo entre dientes y gruñí.
—Bien, tu ganas señor rascacielos. —salí del salón y escuché claramente como suspiraba, un suspiro de tranquilidad que a mí me inquietó.
Ya que comenzaron las clases y pude encontrar a Tiffany le dije lo que pensaba de ella, claro sin decirle lo que dijo de mí, lo que se me había hecho raro para que el primer día me haya tomado como su hermana y después diciendome esas cosas que habían provocado una terrible sensación en mí, era realmente raro como ya me lo había dicho Andrea, pero no del todo. Bien, él está posiblemente enamorado de Tiffany y viceversa lo que es bueno y creo estarían muy bien juntos.
A primera hora teníamos la clase de Español, lo cual era realmente aburrido ya que no estaba hecha para acentuar las palabras, hacer oraciones extrañas y cosas de gramática, pero bueno, era mejor en español que en las mismísimas matemáticas, simplemente tenía que pedirle las respuestas a Tiffany o moriría aplastada por mis calificaciones, metafóricamente, claro. Estaba terriblemente distraída, algo que nunca me pasaba pero al menos era como un descanso para mi cerebro de ser tan estudiosa desde que tengo memoria hasta estos días que por cualquier cosa que me provoque mirar a otro lado; también he estado pensando en cómo reaccionaría yo misma si me llegase a gustar Dylan, lo que dudo pero me da miedo que en verdad llegase a pasar, yo pienso que trataría de decirselo a Tiffany de forma que no llegue a odiarme. Era bastante extraño pensar en eso a cada rato pero aún así me parecía un tanto útil saber que haría en todo caso. Comencé a crear una historia sobre este tema que me tenía impaciente, donde Tiffany no dejaba de gritar mi nombre, o eso creía yo.
— ¡Scarlett! ¡Scarlett! —escuché entre pensamientos hasta que me di cuenta que no era mi imaginación.
—Lo siento, me he quedado distraída. —dije de forma arrogante.
—Santo cielo, yo diría dormida con los ojos abiertos. Ya es el receso. —gruñó seguido de una tremenda carcajada de burla.
— ¿Ya acabó matemáticas? —abrí los ojos de par en par y Tiffany jadeó.
— ¿En serio no te acuerdas? Te levantabas a calificar y trabajabas pero no reaccionabas, como si estuvieras en un tipo de transe.
—Vaya, es realmente extraño, fueron como diez segundos pensando y realmente fue una hora con tan sólo él en mi mente —creí estar pensando cuando Tiffany me miró cruzada de brazos.
— ¿En quién pensabas?
—Ah... En mi cantante favorito. —mentí y salimos del salón, lo que fue un alivio que no entrara en detalles ya que no sabría que responder o rápidamente sabrían que estaba mintiendo, repitiendolo hasta que les dijera la verdad de que en quién realmente pensaba y la respuesta era en Dylan.
Las escaleras de cemento para bajar al patio se veían eternas, sabiendo que al final de ellas estaria aquella mesa donde estarían mis amigas esperando con bastantes preguntas de con quién he hablado hoy, lo que era extraño, pues si hablaba de algún chico ellas comenzaban a interrogarme, pero esto sucedía sólo conmigo y con ninguna de ellas más. Ya apareciendo frente a ellas, nos miraron a mí y a Tiffany y agradablemente nos saludaron, lo que me hizo sentir aliviada de nuevo; me senté, saqué mi almuerzo con toda confianza y vi cómo Andrea iba directamente a susurrarme algo al oído mientras mordía aquel emparedado.
—Alison, ¿cómo va todo con Dylan? —susurró y de tal sorpresa casi me ahogo con un pedazo de comida.
— ¿De que rayos hablas? —lo primero que pensé fue que al estar en dicho transe me la haya pasado viendolo con cara de tonta y lo haya notado, pero no era así.
—Tiffany me dijo el plan entre las dos y creí que podría ayudar también. Ya sabes que yo sé más que tú en esto del romance.
—Oh, sí, lo que tú digas pequeña. —di varias palmadas en su cabeza y recorde que Dylan me había hecho lo mismo al decirme pequeña, así que rápidamente quité mi mano de su cabeza y continué almorzando. Taylor llego junto con Natasha y se sentaron junto a Andrea y Tiffany a desayunar, aunque Andrea me veía extraño desde mi extraña reacción al mencionarme a Dylan.
—Tiffany, ¿cómo reaccionarias si a alguna de nosotras nos gustara Dylan? —resopló Andrea al acabar de decirlo pero sin dejar de verme.
—No lo sé, no creo que sea algo malo. Él es muy lindo con Alison por ejemplo y no me dan celos. —se rió Tiffany y por poco escupo el trago de agua que tenía en la boca seguido de una terrible tos de confusión.
— ¿Perdón? —dije titubeando.
—Sí, son muy unidos.
—Y si esa persona fuese Alison ¿qué harías?
—Sería bastante malo porque le confié un favor enorme y sería muy triste para mí. —dijo Tiffany y yo me quedé helada por varios segundos hasta que me desplomé en mi asiento evitando la mirada de todas.
— ¿Pasa algo Alison? —me miró Natasha y la miré.
—Oh, claro que no —reí falsamente —sólo pensaba en ir a subir mi botella al salón. Ya vengo. —me levanté y subí las escaleras lo mas rápido que pude. Mi respiración se encontraba agitada después de subir de tal forma, me agaché un poco sujetando mis rodillas mientras tosía un poco, entre al salón y di un brinco al ver a Dylan sentado en una mesa viendome fijamente.
—Hola Stephens. —exclamó mientras llevaba mi mano a mi pecho.
—Casi me matas. —se levantó y caminó hacia mí.
—Lo siento. Quería saludar solamente.
—Me refiero a que apareces de la nada —levanté la mirada para poder verlo a los ojos y se agachó.
—Bueno, llevo aquí todo el descanzo. —sonrió y se enderezó. —Como verás, Marcos se fue temprano hoy y no se que hacer.
— ¿Practicar futbol como cualquier otro día?
—Bien, no arruines mis excusas para verte. —dijo y abrió los ojos de par en par al darse cuenta de lo que dijo.
— ¿Qué? —giró a ver a otro lado y noté como se sonrojaba.
—Olvídalo Alison. —rascó su nuca y salió del salón.
— ¡Dylan! ¿A dónde vas? —giré viendo como salía del salón.
—Lejos de ti. —sin pensarlo di un paso hacia él y tomé su mano. Mi corazón latió rápidamente y Dylan se detuvo de inmediato para apretar mi mano. —Solo me equivoqué en lo que dije, solo debí haberlo pensado pero salió de mi boca.
—Pero, yo quería hablar contigo. —susurré y soltó mi mano.
—Eres una tonta. Yo le gusto a tu amiga y se va a molestar contigo. —acarició mi cabello sin verme a los ojos y se fue. Me quede allí con la sensación de su mano en la mía, la forma en la que me apretaba, la imagen de el tono de su piel al decir que buscaba excusas para verme, la reacción de él sonriendo al verme entrar al salón y las palabras que dijo al final de todo «yo le gusto a tu amiga y se va a molestar contigo» ¿a qué se referiría con eso?
Dylan no apareció las siguientes dos horas de clase hasta el segundo descanso, lo que me pareció extraño después de dicho comportamiento al encontrarnos en el salón. Trataba de mirarlo a los ojos pero cada que volteaba él estaba viendome y rápidamente se giraba algo apenado así que ahora en el segundo descanso trataré de romper el hielo que se comenzaba a formar entre los dos. Fui a la cancha vigilando que mis amigas no me vieran y pues no estaban al alcance de mis ojos así que supuse que no había peligro; caminé donde estaba desayunando Dylan, una pequeña banca de madera en el jardín del colegio, estaba desayunando algo parecido a un burrito. Caminé despacio y con algo de miedo entre el césped y algunas flores que había por allí, estaba él tan distraído o evitandome que no notó que caminaba directo a donde estaba sentado. Me senté a su lado sigilosamente y me miró con una timida sonrisa que me causó las típicas mariposas en el estómago.
— ¿Qué te trae por aquí?
—No lo sé, quise saber por qué no habías ido a química ni a matemáticas. —volteé a verlo y suspiró.
—No tenía ganas de gastarme, ¿sabes? Ambos maestros me odian y no voy muy bien. —miró hacia el lado contrario de donde yo estaba y guardó su desayuno.
—Con mayor razón no deberías faltar, Dylan.
—Lo sé, pero me separan de ti en esas clases.
— ¿Cómo?
—Bueno, como tú sabes, tú me ayudas a entender todas esas cosas y pues, no estoy contigo. —volteó a verme y sonreí.
—Deberías entenderlo por ti mismo, algún día yo no estaré contigo y deberas entender los trabajos. —al decir eso ambos decaímos un poco dando un terrible suspiro al mismo tiempo, rodeó mis hombros con su brazo y seguí viendolo.
—Lo sé. Y no quiero que eso pase, Alison, porque yo... —se agachó pegando su nariz contra la mía poniendonos ambos terriblemente rojos.
— ¿Qué sucede? —titubeé mirando sus ojos con miedo.
—No, nada. Lo siento. —sonrió pero no se movió de allí, no se por qué pero tuve un fuerte impulso de besarlo hasta quedarnos sin aire, pero no, sólo me incliné a un lado y besé su mejilla.
—Bien...
— ¿Por qué lo hisiste? —abrió sus ojos de par en par pero tanto su sonrisa como sus ojos brillaron.
—Porque sí, ¿no puedo hacerlo? —me crucé de brazos y se recargó en mi hombro.
—No. —se rió y gruñí. No sé que es lo que estaba sucediendo pero aún tenía que impulsar a Dylan que fuera novio de Tiffany, no era problema alguno para mí, pero aún así debo aceptar que comienzo a sentir algo más por Dylan por más que traté de evitarlo.
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