Ya era tarde. Hace cinco horas salimos de clases y aun tengo el aroma de Dylan impregnado en mi nariz, suspiré y en ese instante recibí una llamada de Andrea. Contesté .
—Hola Andrea.
—Alison. ¿Cómo puedes domar tan rápido a Dylan? —dijo sin saludar.
— ¿Domar? No es un león. Tiene el corazón igual de blando que yo.
—Lo dice la chica que jamás ha llorado en una película. —era verdad.
—Bueno, me entiendes a lo que me refiero. Él es tierno y aunque parezca una persona cerrada no lo es. —suspire levemente al hablar de su suave personalidad.
—A mí me evita y es muy grosero, aunque se ríe después.
—Así es su personalidad. Ya dije. Lo hace para hacerte reír y no es su culpa que seas una amargada. —reí.
—Pero si eres igual que él. —rió y suspiramos. Andrea siempre odiaba a quien sea que me gustara, Alexander, Dylan, o quien fuera, siempre buscaba sus partes negativas.
Terminamos de hablar un buen rato después y me encaminé para darme un buen baño caliente con este clima frío, después bebería algo de chocolate caliente junto a una dona escuchando la lluvia caer y el fuego de la chimenea quemar la leña. Mis padres y mi hermana estaban abajo y yo disfrutaba del piso alfombrado. No había nada mejor que estar en pijamas acostada en el suelo alfombrado frente a la chimenea en un día lluvioso, hasta que Dylan atravezó mi mente y comencé a sonreír dando la última mordida a mi dona, me volví a recostar y mi imaginación a su lado comenzo a volar.
No hay nada mejor que corresponder los sentimientos de alguien especial.
Por fin llega Octubre. Noche de brujas, otoño, adiós lluvias y hola hojas en el jardín. Octubre es un mes bastante agradable y creo empezaré con el pie derecho. Quiero que sea mejor que Agosto o Septiembre, porque quizá logre tener un papel más importante en la vida de Dylan, pues aunque nos gustemos, él es igual de tímido que yo en cierto grado.
Deportes a primera hora y llegue temprano, el cielo esta despejado y las hojas caen despacio por toda la escuela. Deje mis cosas en el salón y bajé a aquel jardín tan especial, sólo que Dylan no estaba allí, no había llegado aún, pero todos los martes y jueves nos veíamos allí en las mañanas.
Levante la mirada al cielo y vi como las nubes avanzaban lentamente, pensando en que este año nos graduabamos ya para universidad. Era muy divertido escoger un vestido y emocionarte por con quién irías, ver a esa persona especial en traje y bailar toda la noche. Era una de las noches más especiales en mi vida y estaba ansiosa por vivirla.
Una piedra golpeo mi brazo y me enderecé viendo que Andrea estaba allí enfrente de mi. Llevaba una paleta en la boca y un monedero en la mano izquierda.
— ¿Esperando a Dylan?
—Sí. También perdiendo el tiempo pensando en muchas cosas. —dije suspirando. —Por cierto, ¿ya llego?
—Sí, fue a dejar su mochila a el salón y venía.
—Llego a quien esperaban. —llegó Dylan y se paro a mi lado. — ¿Gustas sentarte Andrea?
—Oh no. Yo sólo venía a acompañar mientras a Ali. Nos vemos en clase. —se dio la media vuelta y se fue.
—Claro. Adiós.
— ¿Puedo sentarme entonces contigo? —me miró y desvié la mirada sin dudarlo antes de entrar en pánico.
—Sí, sientate. —me moví a un lado y Dylan se sentó junto a mí, rodeó mis hombros con su brazo, se inclinó hacia mí y me miró.
—Y ¿cómo te va Alison?
—Bueno, supongo que todo va marchando bien este día. ¿Qué hay sobre ti? —giré un poco para verlo pero recargó su barbilla en mi cabeza.
—También todo en orden. Supongo. —se agachó y me miró.
—Hoy decidí no dormir más en clases. —lo dije con tanto orgullo que Dylan solo se rió.
— ¿Es eso posible, Alison?
—Oye, alégrate por mí. —dije y murmuró pensativo.
—No. —rió y recargó su mejilla en la mia.
—Demasiado cerca... —susurré y automáticamente sentí como mis mejillas comenzaban a calentarse suponiendo que ya estaba sonrojada.
— ¿No tienes frío? Porque yo sí.
—Sólo... Sólo un poco. —estaba mintiendo, pues mis manos estaban heladas, incluso mi nariz.
— ¿En serio? Un poco más y eres un hielo. —rió tomando mis manos y las dejó entre las suyas. —Quizá así tus manos se calienten un poco.
—No sé ni qué hacer contigo. Gracias Dylan.
—No hay de que. ¿Te quieres deshacer de mi? —me miró y negué con la cabeza.
—No, No, No. Para nada —reí leve. —es sólo que eres demaciado bueno conmigo. —me agaché suspirando y me sonrió.
—Es que eres tan cuidable. —rió.
— ¿Es ese un adjetivo? —golpeé levemente su pierna con mi puño y comencé a reír.
—No lo se, pero tú lo cumples. —me volvió a tomar la mano y me inqué en la banca viendolo.
— ¿Me acompañas por mi suéter al salón?
— ¿No quieres que te preste mi sudadera? —soltó mis manos y comenzó a quitarse su sudadera.
—No. Tú también tienes frío. —detuve que acabara de quitársela, aunque siguió insistiendo hasta que se la quitó y me la puso.
—No me importa, tú tienes más frío que yo. —suspiró y me agaché apenada.
—Por eso quería ir al salón. Aún así gracias. —no respondió pero solamente me abrazó.
Sus manos también estaban levemente frías así que esta vez fui yo quien sostuvo sus manos, más bien, las introduje en las mangas de su sudadera con mis manos. Él no dejaba de sonreír al tratarlo bien, quizá era la primera vez que alguien hacia algo bueno por él, algo bueno como lo que él siempre hace por mí. Creo que debo ser igual con él si quiero un mayor papel en su vida.
Tocaron y fuimos a la cancha para iniciar la clase de deportes, sólo que esta vez era una clase diferente a las demás, teníamos un partido de football mixto. Como siempre, tenían que escoger dos chicos quienes esta vez fueron Santiago y John, dos de los chicos más competitivos del salón. Cada uno debía escoger una persona por turno y por lo normal quedaban al último Rafael, Andrea, Taylor, Natasha y yo o como nosotros solemos decirnos, "el club de los rechazados", pero esta vez yo no quede al final, Dylan pidió que me eligieran diciendo que yo soy buena al jugar, algo que ni yo misma me creí. Obviamente yo ya dentro del equipo incluí a mis amigos, quienes acabaron yéndose a sentar por su propia voluntad.
El juego estaba a punto de comenzar y yo era delantera para atacar y anotar. Dylan se acercó a mí y comenzó a decirme tips para jugar mejor.
—En primera, cuando tengas el balón lo pateas levantandolo. ¿Sabes cómo?
—Sí. ¿Qué más? —lo escuchaba atenta.
—Por favor, no grites como cuando otras chicas juegan, es molesto. Tú no gritas pero aun así. —rió al decir y el silbato sonó, el tomo mi mano para acarcarme a él. —Siempre voy a estar a tu lado ¿sí?
—Esta bien. —apreté su mano un poco y me soltó para ir tras el balón, igual, yo corrí después.
Al correr tras el balón me mantuve atenta, no dejaba de ver el balón, pues siempre que me descuido me llega un golpe. Esta vez no sera así. Dylan era delantero al igual que yo, y era como una pequeña distracción para mi, pues quería verlo pero debía estar atenta.
Un poco más tarde, mi equipo llevaba ventaja en el marcador, por un simple punto íbamos ganando. Dylan estaba atento y exhausto, cada que volteaba a verlo, él me miraba y me indicaba que estuviera atenta, pues en eso recibí el balón y corrí a la portería sin pensarlo, a la correcta, claro; seguí corriendo cuando alguien me metió el pie para quitarme el balón y fue como sólo haber pestañeado, pero yo estaba tirada en el suelo viendo hacia el cielo.
— ¡Lo lamento Scarlett! No fue mi intención. Lo juro. —vi una mano extendida hacia mí y al levantarme vi que era William Hallbrooke. Un chico inteligente, alto, tez color almendra, cabello negro y ojos negros. Era como el amor imposible de muchas en mi grupo, sólo que no les hacia mucho caso.
—Oh, estoy bien. No importa. —me levanté tomando su mano y me abrazó.
— ¿No te lastimaste? —me separo de él para verme y negué con la cabeza.
—No. Estoy bien Will. Gracias por preguntar. —sonreí levemente y suspiró aliviado yéndose a jugar. A lo lejos vi a Dylan caminando hacia mí con su cara de celos.
— ¡Alison! —corrió, sacudió mis hombros y gruñí.
— ¿Qué quieres celoso? —reí y me vió serio.
—Oye nerd, ¿qué quería ese otro nerd?
—Me quitó el balón, me caí, rodé y me ayudó a levantarme.
— ¿Por qué te abrazó? —sus preguntas a veces me daban algo de miedo.
—Porque creyó que me había lastimado. Solo eso. —dije, resopló entre dientes y después rió.
—Y ¿crees que tenga competencia con ese nerd?
—Quizá. No lo sé. —sonreí y frunció el ceño. Era divertido verlo celoso, no somos nada pero ambos nos celamos.
La clase ya había acabado y nos subimos al salón. Yo iba con mis amigos y bueno, como siempre, se dieron cuenta de ese inesperado abrazo de parte de William y comenzaron a interrogarme diciendo cosas como si ya cambiaría a Dylan y así pero es absolutamente IMPOSIBLE que yo lo haga. Ese chico que tanto me cela es absolutamente mi primer amor, digan lo que digan.
Teníamos español y después química, yo seguía activa y aún no tenía sueño y eso era bueno, pues ya dije que no dormiré más en clases. Sería pesado para mí, pero sacaría mejor promedio.
Esta clase me tocaba sentarme con el único e inigualable William. Ya quiero ver la cara que pone Dylan; a lado de William yo me veía nada inteligente. Su inteligencia me parecía admirable, pues también era atletico y nada feo.
Se sento a mi lado y me miró sonriente acomodando su mochila a su lado.
—Scarlett, te veo de cerca una vez más.
— ¿No me vas a tirar? —sonreí soportando la risa.
—No, ya no. —rió y yo también reí. William olía como a una esencia varonil y jabón, era extraño pero nada mal.
— ¿Qué clase tenemos? —dije algo distraida.
—Me parece que español. —me enseñó su libro y sonreí.
—Gracias. Oh, William ¿tú vas en el equipo de football del colegio?
—Sí. Hoy tengo partido fuera. —me miró entuciasmado y sonreí.
—Pues mucha suerte y espero ganes. —dije y me sonrió.
—No te voy a defraudar, Scarlett. —me guiñó el ojo y me agaché sonriendo algo apenada. Jamás me habian guiñado el ojo o que alguien me dijera que no me iba a defraudar. Era un chico muy amigable, no entiendo por qué no sale con alguna chica.
Muchas chicas de generaciones más jovenes, estaban enamoradas de él, varias de mi salón y del otro, pero él casi no le hacía caso a ellas, pues muchas lo abrazaban pero no correspondía, otras le hablaban pero no les ponía mucha atención, por eso me parece raro que me hable muy bien a mí. Dylan no nos dejaba de vijilar o de ir a nuestra mesa a pedirme algo o simplemente a hablar conmigo, realmente no sabía como disimular sus celos y me daba ternura que se celara por cualquier persona.
La siguiente clase era química y yo era pésima en ello, por suerte tenía al más inteligente de la escuela y cualquier duda podría preguntarle a él, pero pensandolo bien, Dylan me pedirá ayuda a mi, o bueno, se le da mejor la química que a mí así que no sé que pasará.
—No me digas que a Scarlett Stephens no se le da la quimica. —dijo William viendo que no dejaba de ver el libro sin hacer nada.
—Bueno, para que mentirte. No se me da la química. —gruñí y me recosté en la mesa.
—Vamos Scarlett. Te ayudo. —me volví a levantar de la mesa y lo vi sonriente.
— ¿En verdad?
—Sí, es mi materia favorita. Bien, ¿qué no entiendes?
—Todo. No entiendo absolutamente nada. —dije y se acercó más a mi y comenzo a explicarme. Cuando me comenzó a explicar, comencé a entenderle con facilidad.
—Entonces varía la posición de la órbita con el número de partículas en ella, ¿no?
—Ya entendiste y muy rápido. —cerró su libro terminando de explicarme y me miró. —Tú le ayudas a Dylan ¿no?
—Siempre, sólo que él sí entiende la química. Me alegra que sea mejor que yo en algo, bueno, en varias cosas.
—Por lo que veo, te gusta. —dijo y no supe si mentirle o no. Así que me quede callada sonriendo. —Ya veo.
—Bueno, él es alguien muy importante para mí. Ha hecho muchas cosas por mí y me ha salvado en muchas ocaciones.
—Es un buen chico y no eres la única que esta enamorada de él. —me miró y lo vi atenta.
— ¿En serio? No sabia.
—Sí, a Roberta aún le gusta, a Laura, a Tiffany ya no, a Rosalía, a varias de fuera de este grupo.
—Son bastantes.
—Tú tienes la suerte entre todas de poder corresponder sus sentimientos. —suspiró y miró al techo.
—No sé cómo le puedo gustar, él me dice nerd y yo a él celoso. —reí un poco.
—Bueno, creo que le gustas porque eres una chica inteligente, atletica, feliz, abnegada y muy linda. —dijo sin verme a los ojos y sonreí.
— ¿Piensas eso de mi?
—Digo que eso ha de pensar Dylan de ti. —se giró y tiré de su brazo.
—Oye, ¿crees que pueda salir con Dylan sin problema alguno? —susurré.
—Espero que sí. Cuidado con Roberta. —dijo, pero entonces tocaron el timbre así que se levanto y camino fuera.
— ¡Espera William! —grité pero no se detuvo y sólo suspiré, era ya el receso.
Tenía miedo por lo que había dicho Will, que querría Roberta de Dylan siendo ya su ex-novio. No creo que Dylan sea esa clase de chico así que me tranquilizaré y ya. Es alguien en quien puedo confiar y no dudare de él, yo le gusto y él a mi. Sería algo terrible para mi.
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