Comencé a pensar en que todo estaría bien y bueno, eso estaba pasando, todo estaba bien, Dylan estaba jugando football y yo estaba desayunando tranquilamente con mis amigas hablando, ellas, de maquillaje ya que yo odio usar kilos y kilos de cosas en la cara, pero ellas se maquillan como si quisieran esconder lo que son, sus errores, su belleza propia, pero si les digo algo me toman de estúpida.
—Hey, Alison. ¿Qué mascara de pestañas usas?
—He dicho miles de veces que no me maquillo. —resoplé intentando mostrarles cuan cansada estaba de sus absurdas pláticas de maquillaje.
—No te creo... esas pestañas son muy curveadas. —se levanto Natasha para asegurarse si estaba en lo correcto o no. — ¿Entonces que usas?
—Una gota de crema y con las yemas de los dedos las tallo hacia arriba. —en menos de lo que pense ya me había metido en su conversación.
—Eso no lo sabía. —murmuraban todas y yo di un leve bostezo.
—Bostezando así acabaras dormida en la siguiente clase. —volteé y Dylan pasaba a mi lado así que tome su brazo y lo atraje hacia mi.
—Oye, ¿por qué tan seco?
— ¿Qué quieres que haga? —me miró y su mirada era fría.
—Quiero que sonrías. Me gusta verte sonreír. —lo mire triste y después de unos segundos volteó la mirada apenado por fin sonriendo.
—No puedo ponerme serio contigo, Alison —rió— cada que te veo me sacas una sonrisa. —dijo y mis amigas hicieron varios chillidos.
— ¿No te enojaste?
— ¿De qué?
—Por estar con William y bueno, sé que eres celoso. —sonreí y se puso en cuclillas frente a mi.
—Enojado, no. Celoso, sí.
— ¡¿William?! —jadeó Natasha. —Vas a tener una competencia fuerte.
—Lo sé, pero yo la vi primero. —sonrió y lo vi confundida.
—No soy una moneda en el suelo. —reí.
—No, pero no perderé contra él. —se levantó y me despeinó. —Bueno, iré a distraerme un rato en el salón. Las veo en clases.
—Adiós. —dijimos todas cuando se fue y al desaparecer, todas me miraron ansiosas como si jamás me hubieran visto con él.
—Esto me huele a triangulo amoroso. —dijo Andrea casi brincando.
—Sí, pero a mi me gusta Dylan.
—Puede que te llegue a gustar William. —susurró Tiffany a mi oído y reí.
—No lo sé, no es feo, pero adoro a Stephans. Es una persona increíble. —suspiré despacio y me desplomé en el respaldo de mi silla.
— ¿Qué me dices de Will? Alto, fuerte, inteligente, atlético, cariñoso y muchas cosas.
—Puede que sea todo eso, pero mi corazón le pertenece a una sola persona y hablo de Dylan. Puede que no sea el más inteligente, o el más apuesto, tampoco el más popular pero me gusta tal cual es. Él es asombroso y me hace sentir la mejor persona. —susurré y todas hicieron ese extraño ruido de ternura.
—Jamás creí que pudieras decir algo así, Alison. —se escuchó desde las escaleras que estaban de nuestro lado.
—Oh no. OH NO. —grité y me tapé la cara.
— ¡Oye tú! ¿Por qué nos espias? —dijo Taylor viendo hacia arriba, yo no quería ni voltear.
—Vamos. Uno esta tranquilo en el pasillo y escucho mi nombre, me asomo, y bueno... Alison ni me quiere ver. —remarcó mi nombre.
—Es tu culpa por escuchar de más. —grité con la cara tapada.
—Lo siento. Tus palabras han hecho de mi vida mejor. —rió un poco y de inmediato bajo corriendo una vez más y se plantó junto a mi. —Oye nerd.
—No me digas así.
—Anda, ya pasó. —me quitó las manos de la cara y me vió a los ojos. — ¿Puedo confiar en que no será competencia?
—Sí. Ya escuchaste todo. —evité su mirada agachándome y sólo pude ver su sonrisa de reojo.
—Eres la mejor. —tomó mis mejillas y besó mi frente. Sentí que allí mismo me desmayaba. Mis piernas se tambalearon levemente y al separarse de mí, me miró sonriente, yo no podía reaccionar, pero según mis amigas dicen que le sonreí de vuelta. No recuerdo haberle sonreído, pues me quede allí petrificada, sólo que haya sonreído por lo que había sucedido.
Las siguientes dos clases pasaron rápido y bueno, estábamos en matemáticas y salimos a trabajar en la terraza y pues yo me junté con mis amigos para trabajar juntos y al decir trabajar juntos me refiero a yo hacerlo y todos copiándome. Eran trabajos sencillos y acabé rápido, todos ellos hablaban y decidí recostarme en el suelo y así ver el cielo; no había muchas nubes, estaba despejado pero el clima era frío, el sol radiaba como siempre pero no calentaba del todo. Seguía analizando el extraño clima cuando una sombra me cubrió y al fijarme vi que era William. Vaya que me ha hablado mucho hoy.
— ¿Puedo hacerte compañia? —se sentó a mi lado y me detuve con mi codo para levantarme un poco.
—Claro...
—Ya sé. Yo me acuesto y te recargas en mi. —me interrumpió y bueno, el suelo era duro así que no era mala idea. Él se acostó horizontalmente y me recosté en su estómago.
— ¿Terminaste la actividad?
—Claro. Estaba muy fácil. —se movió un poco y encogí mis piernas un poco.
—Sí. —suspiré—Esto me da sueño.
—Dijiste que no dormirias. —escuche a mi lado y estaba Dylan yendo cerca, tomó mi mano, me levantó y me abrazó. —Te he dicho que no puedes enamorarte de nadie más.
— ¿Qué? —abrí los ojos de par en par escuchando que William se levantaba.
— ¿Pasa algo Stephans? No me digas que estas celoso. —rió en tono sarcástico y supe que Dylan estallaría.
—No. Solo que quiero hacer claro que esta pequeña chica de...
— ...Un metro sesenta y dos. —susurré.
—De esa medida, es mía.
—Oigan, en serio que no soy un premio.
—Scarlett puede estar con quien ella desee. —dijo William y Dylan me abrazó más fuerte.
— ¿Sabes si al menos le gustas Hallbrooke? —dijo y William sólo rió.
— ¿Sabes al menos si le eres fiel, Stephans? —dijo y miré a Dylan confundida. Él se veía preocupado. — ¿Qué hay de Roberta Martons?
—Espera... ¿Qué? —me separé de Dylan y lo vi sorprendida. Él no dijo nada.
—Dilo, anda. Dile que te gusta Roberta mientras la enamoras a ella.
—No entiendo. —mi voz se volvió débil y mis manos se sentian heladas. No sabía que estaba pasando en verdad, pero nada parecía estar bien.
—Alison...
—Dime la verdad Dylan. —quería gritar, llorar y golpearlo.
—Alison, sí, me gusta, después de todo es mi ex novia, pero me gustas mucho más tú. —se acercó a mí intentando tomar mi mano pero golpeé su brazo.
—Entonces, ¿me has mentido todo este tiempo? —mis ojos se llenaron de lágrimas de forma inevitable. Estaba rota.
—Jamás te he mentido, Alison. Lo juro.
—Déjame sola. Por favor. —tocaron y bajé corriendó las escaleras.
— ¡Alison! —gritó y corrió atrás de mi hasta que me encerré en el baño de mujeres.
— ¡Vete! —comencé a llorar más fuerte y Dylan resopló.
—Alison. Si no somos nada no tienes por qué ponerte así. —al escucharlo me dieron ganas de golpearlo, destrozarlo poco a poco. Me acababa de matar con sus palabras y él se estaba yendo como si nada, yo lo único que pude hacer fue llorar cada vez más; Andrea entro conmigo a consolarme y me ayudó un poco. Realmente no será fácil para mí ver a Dylan con los mismos ojos con los que antes yo lo veía.
Quizá permanezca enojada con Dylan por mucho tiempo, pues terminó el día y no nos dirigimos ni una sola palabra, incluso pasó una semana y nada: estoy realmente molesta aunque me siento triste, pues él habla con Roberta como lo hacía conmigo y me da nostalgia no poder hablar con nadie como lo hacia con él. Si hubiera sabido todo esto en un principio, no me hubiera ablandado ante él.
William me ha consolado estos días, pues en ciertos momentos me deprimo más y no me dan ganas de nada: él me habla o me hace reír y me calma un poco, es un buen chico, y creo que si no vuelvo a hablarle a Dylan, él es un buen amigo.
La mañana comienza como cualquier otro día aplicándole la ley del hielo a Dylan. Mis amigas comenzaron a preguntar hace unos días del por qué ya no hablo con él, les conté sobre lo que dijo Dylan y comenzaron a hablar mal sobre él y hasta la fecha, pasa por nuestro lugar de siempre y todas comienzan a murmurar.
—Alison, ¿cómo estas? —dijo William yendo conmigo y sonreí.
—Pues muy bien, este lunes no es muy malo. —golpeé la silla para que se sentara y lo hizo.
— ¿Qué hace especial este lunes? Claro, si se puede saber.
—Simplemente traje waffles para desayunar.
—Me tendras que dar un poco. —reímos y lo empujé levemente.
—Ya quisieras. —me volteó a ver.
—Andale, yo no te digo nerd porque me molesta que me lo digan a mi. —dijo y suspiré algo triste.
—Bien. Me buscas en el descanso y te doy.
— ¿En verdad? Pero es tuyo, sólo bromeaba. —movió sus manos negando que quería.
—Ahora comes porque comes. —reí y suspiró.
—Bien, comeré waffles. —sonrió y le sonreí devuelta. Era bueno para mí estar con él y dejar de pensar en Dylan un momento y así no sentirme mal.
El clima era frío y esta vez yo no tenía nada con que taparme y bajó la temperatura horriblemente, William ya se había ido a su lugar, Dylan le dio su sudadera a Roberta y bueno, yo estaba muriendo de frío. Me recosté en la mesa frotando mis manos una con otra bajo esta y suspiré, apenas era la segunda hora y quería dormir, Dylan me volteó a ver y mi estómago dolió, porque obviamente me seguía gustando pero estoy enojada, así que me volteé y volví a suspirar.
—Maldición. Tengo mucho frío. —me dije a mi misma y como me tocaba sentarme sola, me sentí peor.
Todos tenian sus chamarras puestas y yo estaba agonizando de frío, no entiendo por qué no traje algo para taparme. Seguí y seguí y seguí quejandome cuando de reojo vi que traía una sudadera que usaba para hacer ejercicio después de clases metida en mi mochila. La tomé y enseguida me la puse. No calentaba mucho pero mejor eso a nada.
Necesitaba quiza un chocolate caliente o un café, otra chamarra o quiza un simple abrazo. Necesitaba a esa persona abrazandome cada que me daba frío, pero esa persona estaba sentada frente a mi abrazando a alguien más. Eso, eso me hizo sentir terrible.
— ¿Sucede algo, Alison? —susurró Natasha y suspiré intentando tranquilizarme.
—Pues, tú me dirás. —señalé a Dylan junto a Roberta con sólo mover mis cejas y Natasha me abrazo.
—Ay, Alison. No te queremos ver triste por alguien como él. —susurrábamos.
—Pues yo tampoco quiero estar así pero en primera, me estoy congelando. En segunda, nadie me consuela y quiero un abrazo. —dije haciendo chillidos.
— ¿Por qué no le hablas a William? Él esta solo también, no vino Rosalía.
—Buen punto. —sonreí y me enderecé. Hablaré con él y le diré que se siente conmigo o yo con él; caminé hacia su lugar y me recargué en su mesa. — ¡William!
— ¡Scarlett! —me miró sonriente.
— ¿Puedo sentarme? No quiero estar allí sola con frío.
—Claro. ¿Quieres una de mis chamarras? Traje dos. Bueno, realmente se me olvidó sacar la otra el día de ayer. —rió y me senté.
—Por favor. —me quité mi chamarra y me puse la suya. Era una sudadera gris con rayas azules por dentro, era muy cálida y me agradó, William llevaba puesta una sudadera verde combinando con una camisa de cuadros azules, pantalón negro y alpargatas cafés, no tenia mal gusto en su ropa y se veía realmente bien. Yo solo traía una blusa blanca que decia "Good Girls Love Bad Boys", un pantalón ajustado negro y tenis blancos.
—Y ¿no has hablado con Dylan?
—Ni siquiera tengo la intención. —me recosté en la mesa y suspiré. —Yo creía en él. Creí que era la única.
—Yo creía lo mismo, —me abrazó y correspondí. —no vale la pena estar triste Scarlett. Eres una persona alegre y por una estupidez no quiero que dejes de serlo, porque es una cualidad tuya. —susurró al abrazarme y lo apreté un poco.
—Es verdad. —suspiré. —Lo odio.
—Deberías odiarme a mi. Yo dije lo de Roberta, entonces por mi culpa se enojaron. —me intentó dejar de abrazar y lo apreté más.
—Para nada. Me hubiera dolido más enterarme cuando ya fueran algo más. Gracias. —sonreí y volvió a corresponder el abrazo.
—Ay Scarlett, me sigo sintiendo culpable pero aún así te vengare.
—Y ¿cómo? —nos separamos y se puso a pensar.
—Dylan me tiene celos ¿verdad?
—Es notable, sí. —reí un poco y chasqueó los dedos.
—Quizá si nos ve más unidos se cela y te habla. —me miró atento y pense un poco.
—Algo como estar como estamos, ¿no?
—Sí. No va a soportar los celos.
—Me agrada tu forma de pensar, es malvada, como la mía. —reí y nos dimos un apretón de manos.
—Entonces que comience el plan. —sonrió y yo a él.
Sería un plan realmente maligno y me gustaría ver ya su reacción, la cual sera genial ver. William se puso a plantear todo en una hoja de su cuaderno con tinta azul cielo, la cual estaba levemente rota de la punta, sólo lo veía como planteaba todo, las acciones, los momentos, las escenas, TODO, como si estuviese escribiendo una obra de teatro. Y algo así eran los planes:
• Primer Movimiento.
S. (Scarlett) irá al jardín un martes en la mañana, donde solian verse. Al momento de ver disimuladamente que la presa, D. (Dylan), se acerca, entra W. (William) y se sienta con S.
• Segundo movimiento.
S. Finjirá que esta lastimada en la misma clase y W. irá con ella para ayudarle y revisar la reacción de D.
• Tercer movimiento.
Si no hay reacción algúna por parte de D., al estar con S., W. atacará directamente a su ego o más bien, en el football.
• Cuarto movimiento.
Si nada de lo anterior funciona...
William era todo un genio malvado, sería divertido todo esto, pero si el tercer movimiento no funciona, ¿qué pasará? Sólo dejó tres puntos y tachó una oración la cual me dejaba en incógnita y no era algo muy cómodo. Al menos mañana es martes y la guerra comienza.
Si la inteligencia no puede ir y derrotarlo, no sé realmente cómo pueda terminar con esto.
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