- Veré qué puedo hacer. Pero la verdad creo que sólo queda darle tiempo al tiempo.
- ¿Y Tim? – Preguntó Barbara con interés.
- Tim... Está devastado. En cuanto volvimos del cementerio se encerró en su cuarto. No ha querido hablar con nadie.
Barbara suspiró con pesar. Apoyó su codo en el respaldo del brazo, y su barbilla y boca contra su mano. Miró al piso por unos momentos, y luego volvió a enderezarse, clavando sus ojos azules en Grayson, lo que lo puso un poco nervioso, pues parecía casi estarlo acusando de algo con esa mirada.
- ¿Y tú Dick? ¿Cómo te encuentras?
Enmudeció. ¿Cómo se encontraba?, ¿qué se suponía que debía de responder a eso? ¿Cómo se encontraba en realidad? Al inicio también se negaba a aceptar que eso fuera cierto, e hizo todo lo posible para demostrarlo. Pero una vez que empezó a aceptar que lo que había pasado era real, se sintió mucho más tranquilo. Y por difícil que pareciera, el hablar en el cementerio, también pareció ser de cierta forma... terapéutico para él. Así que la respuesta que tenía a esa pregunta era simplemente que se encontraba bien. Entonces, ¿por qué no le decía eso?, ¿Por qué lo dudaba? Que estaba bien era lo que se decía a sí mismo... Pero, ¿era verdad? ¿Realmente estaba bien?
- Gracias, es un café excelente. – Resonó con fuerza una vocecita chillona.
Los tres se voltearon hacia la entrada de la sala prácticamente al mismo tiempo. Alfred estaba de pie frente a un hombre que al aparecer acababa de entrar. Era de estatura baja, cabeza ligeramente calva, con cabello castaño desaliñado a los lados de ésta. Tenía un pequeño bigote castaño que se asomaba por debajo de su nariz. Tenía complexión robusta y piernas cortas. Sus ropas estaban totalmente empapadas; usaba un traje de saco y pantalones grises claros, camisa rosada, y corbata de rayas azules y amarillas. Cargaba bajo su brazo derecho un maletín de piel café, cubierto con una bolsa de plástico transparente, de seguro para protegerlo del agua, mas no tuvo el mismo cuidado con el resto de su cuerpo. Con su mano derecha sostenía una taza de café que Alfred le había dado, y daba pequeños sorbos, que eran seguidos por un gesto de dolor por lo caliente de éste.
- Oh, ¿esos son panecillos? – Se escuchó como preguntó, y Alfred le extendió su charola.
"¿Panecillos?" Se preguntó Richard confundido. ¿No se suponía que eran bocadillos de cangrejo?
- ¿Quién es ese hombre, Dick? – Le cuestionó Barbara, mirando con confusión al extraño.
- No lo sé. Algún empleado de Wayne Enterprise, tal vez...
Ciertamente no tenía ni idea de quién era ese individuo, pero era bastante escandaloso. Parecía que estaba hablando muy alegremente con Alfred, pero luego de un rato el Mayordomo se giró, pasando su mirada por toda la sala, hasta que se encontró con ellos, y señaló en su dirección. El hombre rió, le agradeció con un ademan de la cabeza, y entonces empezó a caminar apresurado, haciendo malabares con su café, alrededor de cuatro panecillos que había tomado, y su maletín bajo su brazo.
- Señor Grayson. – Murmuró risueño al ya estar parado delante de ellos. – Entre tantas personas altas y bien parecidas, necesite que me lo señalaran.
El hombre volvió a reír de una forma un tanto graciosa, e incómoda. Pareció tener la intención de estrechar su mano, pero se vio con el dilema de que la taza de café ocupaba su mano derecha. Quiso extender la izquierda, pero los panecillos tampoco se lo permitían. Al final le extendió el café a Dick para que lo tomara, y él un tanto inseguro lo hizo. Una vez libre, el extraño extendió formalmente su mano hacia él, pero antes de que Dick pudiera regresarle el salud, el maletín que sujetaba bajó su brazo cayó al suelo.
- Oh, qué torpeza la mía. – Murmuró con gracia y entonces se agachó para recogerlo.
Dick le extendió una mirada a Barbara y a su padre en busca de respuestas, pero ellos parecían igual o incluso más confundidos que él. Todo eso parecía una escena sacada de alguna mala comedia.
- Disculpe. – Pronunció con fuerza para poder captar la al parecer inconsistente atención del hombre. – ¿Me buscaba para algo en especial?
- Oh, perdón, ¿dónde están mis modales? – Extendió ahora sí formalmente su mano, algo húmeda y con manchas de café, la cual Dick igual tomó por cortesía. – Walter Stwart, abogado.
- Richard Grayson. No viene a decirme que me van a demandar por algo, ¿o sí?
- No, no, nada de eso, sino todo lo contrario. El señor Wayne contrató hace algunos meses atrás a mi despacho para que nos encargáramos de la actualización de su testamento.
Esta información pareció tomar por sorpresa tanto a Dick como a Barbara. Casi como si estuvieran sincronizados, ambos se voltearon a ver el uno al otro unos momentos y luego al extraño individuo de nuevo.
- ¿Qué quiere decir con que lo contrató? – Cuestionó Barbara insegura.
- Sí, eso mismo, señorita. ¿Puede creerlo? Yo aún no. – Soltó una risilla que provocó que varias de las personas en la sala voltearan en su dirección. – Imaginarán mi sorpresa cuando vi a ese hombre apuesto y con traje elegante entrando a mi modesta oficina del centro y haciéndome tal petición. Se los juro, fue el momento más excitante de mi carrera. Por cierto, mis condolencias.
El último comentario pareció surgir de su mente luego de entender que se encontraba en una reunión posterior a un funeral, y que posiblemente su manera de expresarse no era la más adecuada en esos momentos. Pero a ellos no les importaba tanto si la forma de ser de ese individuo era la adecuada o no, pues ambos estaban más interesados en lo que acababa de mencionar. ¿Bruce lo había contratado para encargarse de su testamento?, ¿a él? Eso era realmente extraño. Era bien sabido por todos que cualquier asunto legal, incluidos los personales, eran llevados directamente por los abogados de Wayne Enterprise. ¿Por qué iría de pronto con algún extraño para que se encargara de un asunto como ese?, un extraño que ciertamente parecía una buena persona, pero el abogado menos profesional que habían visto, y sólo necesitaron de unos cuantos minutos de conversación para darse cuenta.
El supuesto abogado se empinó por completo todo lo que le quedaba de café, y seguido de un agudo suspiro de aparente satisfacción, le extendió la copa a Dick, el cual la tomó sin poder oponer mucha resistencia.
- Bueno, a lo importante. – Dijo con decisión, mientras sacaba su maletín de la bolsa plástica que lo rodeaba. – Traigo aquí todo lo referente al asunto. Si hubiera un lugar para reunirnos... Pero claro, ¿qué cosas digo? En esta enorme mansión de seguro habrá en dónde. Tengo miedo de tener que ir al baño y perderme.
Aparentemente el último comentario era algún tipo de broma, ya que enseguida soltó otra aguda carcajada. Dick y Barbara aún parecían algo afectados, por lo que el Comisionado decidió intervenir.
- Disculpe señor, pero éste no es un buen momento, como comprenderá. – Le dijo respetuosamente, acercándose a él. Lo tomó con gentileza del brazo, e intentó guiarlo hacia el vestíbulo. – Estoy seguro de que lo podrán atender mañana sin problema...
- No, no, no, nada de eso. – Dijo renuentemente, oponiendo resistencia a cualquier intento de hacerlo caminar. – Con todo respeto señor... ¿Quién es usted?
Dick un pudo evitar sonreír un poco. ¿Era abogado y no sabía con quién estaba hablando? Gordon hizo una mueca con su boca, se acomodó sus anteojos y le contestó con firmeza.
- Comisionado de Policía, James Gordon.
- ¿Comisionado de Policía? – Walter pareció ponerse pálido al recibir tal dato. – Oh por Dios. Oiga, iba a pagar mis multas de tránsito ayer, lo juro. Pero mi abuela... quiero decir, mi madre se puso muy mala...
Dick y Barbara pasaron de sentirse confundidos, a divertidos con la situación. Volvieron a verse el uno al otro, y ahogaron entre sí un par de risillas, como si acabaran de hacer una travesura. Ese sujeto era algo irreal. Más que abogado, parecía alguna clase de comediante personificando a uno.
- Bueno como sea, tengo instrucciones muy detalladas y específicas de parte del señor Wayne sobre cómo proceder luego de su muerte... Digo, fallecimiento. ¿Cuál es la forma menos triste de decirlo?
- ¿Dijo instrucciones? – Preguntó el joven de cabellos negros de inmediato, acercándose al hombre; una profunda curiosidad se le asomó en el rostro. – ¿Qué tipo de instrucciones?
- Las instrucciones... Déjeme ver.
Apoyó el maletín en su pierna derecha y lo abrió, maniobrando para poder buscar en su interior, sólo con su mano derecha, mientras con la izquierda introducía los últimos panecillos que le quedaban en la boca, más esto no le impedía al mismo tiempo hablar, aunque fuera con la boca llena. Había que aceptarlo, mínimo parecía una persona capaz de realizar varias tareas a la vez, casi de manera efectiva.
- Las instrucciones eran que viniera directamente para acá justo después de su funeral, si es que hubiera uno... Así lo dijo él, no es cosa mía. Como sea, que viniera luego del funeral y reuniera las personas de esta lista para ver el video... ¿Dónde está la lista?
Dick y Barbara se sobresaltaron al escucharlo. Dick se le acercó casi de manera amenazante, y Barbara acercó con rapidez su silla de la misma forma.
- ¿Video?, ¿qué video? – Preguntaron los dos casi al mismo tiempo. Gordon los volteó a ver, arqueando una ceja con confusión. Al darse cuenta de ello, cada uno pareció apenarse un poco. Pero Walter no lo notó, ya que estaba muy concentrado en su búsqueda.
- El video que el señor Wayne dejó, donde él mismo expresa su última voluntad.
Terminó al final por engullir el panecillo y medio que tenía en su mano izquierda de un tajo, y así poder tener la mano izquierda libre y poder usarla en su búsqueda. Este cambio pareció dar frutos, ya que luego de unos cuantos segundos logró encontrar lo que buscaba.
- ¡Ajá! – Exclamó triunfante, alzando en su mano derecha una hoja de papel, con tanto orgullo como si fuera el más preciado tesoro. – Aquí está la lista de personas... Oh, creo que tiene un poco de mermelada.
Dick tomó con mucho cuidado la pegajosa lista y la abrió para poder ver qué contenía. Parecía escrita a computadora con letra modesta, y solamente enlistaba cinco nombres:
Alfred Pennyworth
Richard Grayson
Barbara Gordon
Timothy Drake
Jason Todd
Cinco nombres, pero cada uno muy significativo. ¿Esa era la lista de personas específicamente que Bruce había dejado como deseo para que vieran ese supuesto video? Miles de posibilidades cruzaron la mente de Dick en esos momentos. ¿Qué era lo que contenía ese video que ellos cinco tenían que ver con tanta urgencia, justo después de su funeral, ni un día más? Fuera lo que fuera, estaba más que ansioso por saberlo.
- Cómo le dije, éste no es un buen momento. – Volvió a repetir el Comisionado Gordon, e insistió en escoltar al hombre a la puerta. – Venga mañana, y estoy seguro que podrán atenderlo con más calma...
- No, está bien, Comisionado. – Exclamó Dick con fuerza para detenerlo, y de inmediato se acercó a Walter, para ser él quien lo escoltara, pero no a la salida. – Acompáñame por favor, lo guiaré al estudio donde podrá instalarse y preparar el video.
- ¡Oh!, estupendo. – Pronunció con entusiasmo el abogado. – ¿Podrían llevarme también algo de ese exquisito café y de esos ricos panecillos?
- ¿Qué? Ah, claro... Cómo diga.
- ¿Estás seguro de esto, chico? – Oyó como lo cuestionaba el Comisionado, aún no muy seguro de todo eso.
- Si algo aprendí con Bruce, es que cuando deja instrucciones específicas... Hay que seguirlas. – Le respondió con cierto humor en su tono. – Barbara, ¿puedes traer a Alfred? Guiaré al señor Stwart al estudio. Luego iré por Tim y los alcanzamos al rato ahí.
Barbara parpadeó un par de veces como señal de confusión.
- ¿A mí también? – Pronunció sorprendida, señalándose con un dedo.
- Estás en la lista.
La pelirroja se quedó pasmada al oír esto, y no fue capaz de decir nada más antes de que Dick y aquel individuo se alejaran caminando. Era muy probable que las miles de posibilidades que habían cruzado por la mente de Dick, empezaran ahora a cruzar por la suya. ¿Qué contendría el misterioso video del fallecido Bruce Wayne?
FIN DEL CAPITULO 01: REY CAÍDO
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Notas del Autor:
Hola a todos. Pues bueno, éste fue apenas el primer capítulo de esta nueva historia. Cómo dije anteriormente, no tengo mucha experiencia usando a los personajes de Batman, así que todo es un reto nuevo para mí. Espero me tengan paciencia, ya que voy un poco a prueba y error. Espero que al menos les haya llamado lo suficiente la curiosidad como para esperar y leer el siguiente capítulo.
También cómo mencioné antes, ésta es una línea alterna, por lo que los sucesos que se narran no están basados directamente en el arco de Batman R.I.P. o derivados, pero obviamente sí habrá muchos aspectos y datos que se tomarán en cuenta de éste, así que cualquier parecido con lo narrado en el comic original, no es sólo mera coincidencia. Los sucesos de la muerte de Bruce también serán distintos, pero no serán revelados hasta más adelante. Vean todo esto cómo otra versión de la muerte de Batman, y de cómo sus sucesores lidian con ello.
No duden en hacerme cualquier pregunta o duda que tengan, así como cualquier comentario o palabras de ánimo. Un cordial saludo a todos, y nos leemos pronto.
WingzemonX
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