Una vez que de nuevo sintió despejado su espacio personal, Applejack dio un largo suspiro, y luego sonrió. Todos se habían portado de una manera maravillosa con ella, desde la ceremonia en la plaza del día anterior, la fiesta en casa de Twilight y ahora esa linda despedida.
- Creo que lo que todos intentan decirte, es que des lo mejor, Applejack. – Fue el turno ahora de la dulce, y muy, muy suave, voz de Fluttershy, para darle sus palabras de ánimo. La hermosa joven de complexión delgada, piel amarillo claro, cabello rosado ondulado y ojos verdes, se encontraba en esos momentos acariciando el lomo de Apple Storm. Su tacto parecía ser muy agradable para el animal. Usaba un vestido verde, un poco largo, un sueter rosado y zapatillas.
- Daré mucho más que lo mejor. ¡Ya lo verán!
- Ese es el espíritu. – Agregó ahora Rarity con un tono propio. Era de cabellos morado oscuro, piel totalmente blanca, y ojos grandes y brillantes color azul oscuro. Usaba una blusa blanca de tela ligera, cinturón negro de hebilla gruesa, pantalones morados a la cadera, y botas blancas y altas. – No dejes que los consejos de Pinkie Pie te abrumen. En lugar de eso no olvides todo lo que te dije para la competencia de Demostración Artística a Caballo. – Chocó en ese momento sus palmas, como esperando llamar más su atención de esa forma. – Recuerda, gracia, movimientos fluidos. Menos rudeza, pero no demasiado, porque perderías tu estilo. ¿Entendido?
- Sí, algo así...
- Empacaste el traje que te confeccioné, ¿verdad?
- Sí, Rarity.
- ¿Y el de Apple Storm? Si él no lleva su conjunto, desentonarían por completo.
- Sí, también lo empaque. – Le respondió algo cansada, y dio un par de palmadas en su maleta. – Ya lo tengo todo, no se preocupen.
Sus amigas se habían tomado realmente enserio el ayudarle y aconsejarla. Rarity le había confeccionado los diferentes atuendos que usaría en cada evento, incluso los de Apple Storm; la presentación era una parte importante de la puntuación. Fluttershy había estado trabajado para preparar a Apple Storm y que estuviera fuerte y sano para ese día. Twilight Sparkles les había conseguido alojamientos en el Castillo de Canterlot durante su estancia en la ciudad, y un lugar para Apple Storm en las caballerizas de la guardia. Pinkie Pie... Bueno, Pinkie Pie básicamente se la había pasado dándole esos diferentes consejos al azar, y organizando fiestas en su honor: cuando decidió participar, cuando quedó luego de las eliminatorias, y la del día anterior ante de su partida. Incluso Rainbow Dash...
- ¡Esperen!, ¡Esperen! – Escucharon todos en el Andén que alguien gritaba con fuerza. – ¡Ya estoy aquí!, ¡esperen maldita sea!
En cuanto todos voltearon hacia atrás para intentar ver quien estaba gritando, lo único que pudieron ver fue una estela arcoíris entrando a la estación, y luego saliendo hacia el Andén, al tiempo que parecía intentar frenar, rayando y rasgando la madera del suelo en el proceso. Todos se hicieron a un lado a tiempo para esquivarla, a excepción de Applejack, que de un parpadeo a otro terminó siendo tacleada por la misteriosa figura, cuando aún iba a considerable velocidad.
- ¡Ah! – Exclamaron ambas con fuerza, quedando prácticamente estampadas contra el tren por unos segundos, y luego cayendo de nuevo al suelo de madera como rocas.
Cuando todos los colores y polvo se disiparon, pudieron ver mejor lo que había ocurrido, aunque muchos ya lo habían supuesto desde el inicio. Applejack se encontraba boca arriba el piso, y la recién llegada Rainbow Dash se encontraba sobre ella, aplastándola con todo el cuerpo. Ambas parecían algo aturdidas por el golpe.
- Siempre tienes que hacer una estrepitosa entrada, ¿verdad Rainbow Dash? – Comentó Rarity con ligera irritación.
- ¡No!, ¡Applejack! – Gritó aterrada la Alcaldesa, justo antes de correr apresurada hacia ellas, tomar a Rainbow Dash y literalmente lanzarla hacia un lado con fuerza. – ¿Estás bien, pequeña? No te lastimaste, ¿verdad? Ningún hueso roto, ¡dime que no hay ningún hueso roto!
- Ay, estoy bien Alcaldesa, descuide. – Respondió la chica de cabellos rubios al ponerse de pie, aunque aún se veía algo atolondrada.
- Rainbow Dash, ¿acaso usaste tu Elemento de la Armonía? – Le cuestionó Fluttershy con curiosidad, ayudando a su amiga a ponerse de pie.
- Se me hacía tarde, ¿de acuerdo? – Se excusó la chica de piel azul.
En efecto, había tenido que usar el poder especial de su Elemento de la Armonía para poder moverse a una gran velocidad y llegar a tiempo. Por un momento parecía que no lo lograría, pero ahí estaba, aunque hubiera preferido no chocar como un caballo desbocado contra la persona a la que iba a despedir.
- Te quedaste dormida, ¿cierto? – Escuchó que el distintivo acento de Applejack le preguntaba a sus espaldas. – No es de sorprenderse. Comencé a creer que no tenías pensado venir.
Rainbow Dash se volteó unos momentos hacia un lado, intentando disimular el ligero sonrojó que se le había asomado en las mejillas tras el comentario. En efecto, no podía negar que había sido justo como ella decía.
- ¡Pero al final llegué!, ¿o no? Además, ¿creías que iba a dejar que te fueras sin tu golpe de la suerte?
Antes de que Applejack pudiera reaccionar, Rainbow alzó su puño derecho, y le dio un fuerte golpe con notoria fuerza en su brazo derecho.
- ¡Oye! – Exclamó Applejack adolorida y molesta, sobándose el área golpeada. Casi por mero reflejo, ella misma alzó su propio puño, y le propino un golpe similar en su brazo.
- ¡Auh! ¡Ese me dolió!
- ¡¿Y crees que el tuyo no?!
Rainbow volvió a intentar golpearla, pero Applejack la tomó de las muñecas para detenerla. Ambas empezaron a forcejear, y de la nada terminaron de nuevo en el suelo, empujándose mutuamente, y e incluso intentando patearse, todo de una forma más agresiva que amistosa.
- ¡Déjame!
- ¡Tú empezaste!
Por su lado, Twilight, Fluttershy, y Rarity, las miraban a un lado, sin saber muy bien si intervenir y separarlas. Pero quién no parecía tener dudas sobre qué hacer, era Pinkie Pie.
- ¡Qué bien!, ¡bolita! ¡Yo también quiero! – Gritó con energía, un instante antes de saltar al frente y tirarse libremente hacia sus dos amigas.
- ¡No Pinkie...! – Le gritó Twilight, intentando detenerla, pero fue demasiado tarde. La chica de cabello rosado cayó como roca sobre Applejack y Rainbow Dash, quienes se vieron obligadas a dejar de pelear, sólo para exclamar un profundo gemido de dolor en unisón.
- Qué divertido, hagámoslo más seguido, ¿quieren?
- ¡No! – Le respondieron las dos al mismo tiempo con enojo, quitándosela de encima.
Cuando lograron incorporarse de nuevo, el silbato del tres estaba sonando con fuerza.
- ¡El Tren a Canterlot está a punto de salir! – Gritó con fuerza el conductor desde las escaleras de la locomotora. – Todos abordos los que vayan a abordar.
Era el aviso para partir. Applejack se dirigió de inmediato a su maleta, y tomó las riendas de Apple Storm para empezar a guiarlo hacia el tren.
- Esa es mi señal, amigos. Es hora de partir.
- Nos vemos en una semana, Applejack. – Se despidió gentilmente Fluttershy agitando su mano derecha, y todos la imitaron en su movimiento.
- ¡Y trae muchos listones nuevos contigo! – Le gritó Apple Bloom con fuerza, para que su voz pudiera competir con el sonido de la locomotora.
- Y mucho dinero, no olvides el dinero. – No perdió oportunidad de agregar la Alcaldesa.
Applejack hizo que Apple Storm subiera por las escaleras, y comenzara a avanzar por el pasillo, tomando por sorpresa y asustando a todos los pasajeros, aunque también llamando la atención de algunos otros, en especial niños. Antes de subirse por completo al tren, volvió a pararse en las escaleras y volteó hacia las personas que la despedían.
- ¡Haré que todo estén muy orgullosos de mí!, ¡ya lo verán! – Declaró con energía. Se retiró su sombrero y lo agitó con rapidez en el aire sobre su cabeza, y todos le respondieron con gritos de ánimo.
- Oye, Applejack. – Escuchó que Rainbow Dash le hablaba, estando de pie justo frente a las escaleras.
- ¿Ahora qué, Rainbow? – Respondió la Vaquera con algo de fastidio, colocándose de nuevo su sombrero. – Ya no tengo más tiempo para seguir peleando contigo.
- ¡No es nada de eso!
Guardó silencio, bajó su mirada y estuvo picando un rato el suelo de madera con la punta de sus tenis, hasta que pareció tomar fuerzas para voltearla a ver de nuevo, y alzar su puño derecho hacia ella.
- Más te vale no perder, ¿oíste? Si lo haces me avergonzaré mucho de decir que te conozco.
Applejack miró un tanto confundida su puño alzado hacia ella, pero luego comprendió. Una sonrisa divertida se dibujó en sus labios, haciendo que sus pecas tomaran formas curiosas. Ella misma alzó su puño, chocándolo con el de su amiga.
- ¿Con quién crees que estás hablando?
Ambas se sonrieron mutuamente por unos segundos, pero entonces el tren comenzó a avanzar, lo que obligó que sus puños se separaran irremediablemente.
Todos empezaron a caminar a lado del tren, y luego a correr, agitando sus brazos y para poder despedirse y desearle la mejor de las suertes hasta el último momento.
- ¡Adiós!
- ¡Buena suerte!
- ¡Vuelve pronto!
- ¡No olvides la Salsa Parrilla!
- ¡Pinkie!
Todos corrieron a la par del tren, hasta llegar al final del Andén, y entonces la gran máquina de acero se alejó a gran velocidad, dejando una estela de humo detrás de sí. Todos permanecieron en ese sitio, mirando al horizonte hasta que ya no fue más visible. Luego de ello, poco a poco empezaron a disiparse.
- Vamos, Spike. – Indicó Twilight, comenzando a caminar de nuevo al interior de la estación. – Tenemos trabajo que hacer, y vamos atrasados.
- Qué novedad, siempre hay algo que hacer, y siempre vamos atrasados. – Renegó el pequeño Dragón, siguiendo a su dueña.
Todos se fueron de uno a uno, hasta que sólo quedó una, una chica de piel azul y cabello de colores, que seguía viendo a lo lejos, como si esperara que el tren se diera media vuelta o algo así. Luego de unos momentos, colocó sus manos atrás de su cabeza, se dio media vuelta y comenzó a caminar junto con los demás.
Esa semana terminaría por pasarse realmente lento.
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