Sigue contando el Tío de Kaoru
Al día siguiente saliendo del trabajo, tomo un taxi para ir al instituto de Kaoru y enfrentarme con su tan influenciador gordo profesor. Estando cerca del aula identifico al instante su burlesca voz....
—Bien mis queridos gatitos, mientras acaban sus ejercicios yo estaré animándolos tocando con esta guitarra decomisada.... por favor no me pidan que me ate la camisa a la cintura porque sería muy provocador para ustedes!
RISAS, RISAS
~SUENA LA GUITARRA~
“¡¿Qué mi**** se supone que hace ese profesor?!”.
— ~la física es lo mejooor... para ti.... para mi~~~~. Si tú quieres aprender debes atender!~
“¡¿Qué mi****?!”
SUENA EL TIMBRE DEL COLEGIO
—Bien gatitos es todo por hoy —dice el profesor, los alumnos comienzan a retirase, cuando sale Kaoru el me mira nervioso y trata de impedir que entre al aula.
—Oye! Déjame pasar quiero hablar con ese alentador de sueños absurdos!
— ¡No te lo voy a permitir! —pelea Kaoru, hasta que justo detrás de él aparece el mismo hombre del minimarket sosteniendo una guitarra.
— ¿Está todo bien? —pregunta el posando una mano en la cabeza de Kaoru apartándolo por más que este fuese más alto que él.
—No me habría imaginado que eras profesor aquí —le digo al hombre boquiabierto —estaba buscando al profesor Yamada Rihito, por un momento pensé que eras él, pero supongo que ya se debió....
—Yo soy.... el profesor Yamada Rihito.... —dice tímidamente bajando la cabeza.
“¡¿CÓMO?!”
Siento como una fría ola recorre todo mi cuerpo. Era imposible que ese hombre flacucho y lentudo fuese el mismo gordo y odioso profesor... ¡¿Qué demonios le había pasado?!
De pronto recuerdo la última vez que me había reunido con él.....
«No tengo porqué hacerle caso a alguien como usted. Usted es un profesor gordo que llena la cabeza de sus alumnos con sus tonterías, haciéndolos reír con estupideces ¡Como si ver sus grasas rebotando fuese divertido!, ¡Eso es asqueroso!, ¡Odio a las personas como usted....».
Yo..... Había olvidado que le había dicho esas palabras tan crueles, fui un insensible, me desquité con él al igual que lo había hecho ayer. Y cuando quise disculparme regresé nuevamente a la sala de profesores, abrí la puerta y le escuché hablando muy triste con otro profesor...
« ¿No estarás preocupándote por tu peso ahora, no?», le dijo uno de los profesores. Me sentí tan fatal y culpable porque le había dicho que era un gordo asqueroso, salí escapando de allí por la vergüenza, llegué a la entrada del instituto e inmediatamente paré un taxi. Inconscientemente volteé para atrás..... Y nuestras miradas se cruzaron.... él había tratado de darme alcance y me miraba tan ingenuamente, sin odio alguno.... quedé empernecido en su mirada y por un pequeño instante pensé..... «perdón», mis mejillas me ardieron y subí torpemente al taxi.
—Kaoru ya me avisó que usted quería hablar conmigo —dice el profesor obligándome a dejar de sumergirme en aquel recuerdo —¿Esta bien si... vamos a la sala de profesores a hablar los tres detenidamente? —sugiere poniéndose nervioso.
—Eh? —digo todavía atontado.
—Vamos a la sala de profesores tío —repite Kaoru tomándome del brazo. Sacudo mi brazo obligándolo a soltarme y miro hacia abajo como si sintiese un gran nudo en mi garganta.
—Ne... —balbuceo.
— ¿Ne? —repiten ambos.
—mmmm necesito hablar con Rihito-sensei a solas —digo, ambos se miran, el profesor le sugiere a Kaoru que se vaya y le da la guitarra, él se queja pero al final nos deja solos.
— ¿Le gustaría ir a un café a hablar con más calma?
“¡¿Por qué tiene que ser tan atento?! RAYOS”, asiento con la cabeza, salimos del colegio y nos detenemos en un pequeño café cerca de allí.
—De seguro se sorprendió que no pudiese reconocerlo la primera vez que lo vi en el minimarket —comento haciendo rodar con la mano la taza de café.
—Ah no se preocupe por eso, ya me he dado la idea, muchos en el instituto no se creían que había enflaquecido, por eso no quise asustarlo también a usted.... Además creí que no se acordaría de mí ya que la última vez se molestó mucho conmigo por el asunto de Kaoru.
AGUDO REMORDIMIENTO
—Eeeeee sobre eso.... yo debería disculparme... le dije tantas cosas hirientes y me desquité con usted porque estaba muy estresado en ese entonces —me disculpo.
—No, no se preocupe. Puede desahogarse conmigo siempre que lo necesite....
“¡¿Qué?!”
—Ah! Perdón quiero decir... —balbucea y comienza a sonrojarse —quiero decir que.... aaaaaa solo....
“Demonios se está sonrojando aún más, se ve tan.... demonios parece tan Gaaaaaa!”, comienzo a sentir como si mi cabeza estuviese echando vapor como una caldera.
“¡¿Qué demonios me pasaba?!”.
— ¡¿Se encuentra bien Amamiya-san?! —me pregunta preocupado — su cara está toda colorada —el profesor acerca su mano a mi frente y la aparta rápidamente — ¡Está ardiendo en fiebre!
Comienzo a percatarme que sentía mi cuerpo más pesado, el profesor paga la cuenta y a pesar de ser más pequeño que yo me obliga a que me apoye en él y salimos finalmente del café. El detiene un taxi, y me pide que le diga la dirección de mi casa. Cuando llegamos a mi casa me baja con dificultad y ni bien abre la puerta de la entrada pierde el equilibrio y caigo encima de él.
—Está resfriado —repite sin parar intentando levantarme de encima suyo, yo también trataba pero por más que quisiese no podía mover ningún músculo.
—Rayos, ¿Por qué justo ahora tuve que resfriarme? —me quejo. Logro levantarme un poco y el me aparta cuidadosamente haciéndome a un lado. Me toma de los brazos y me arrastra por la escaleras.
“Demonios, de seguro en estos momentos debo parecer un cadáver”
Una vez sube las escaleras me lleva al cuarto de Kaoru que era el más cercano a ellas, me toma con dificultad y me tumba en la cama.
—Cielos debo pesar como plomo para usted —digo apenado.
—No se preocupe por eso, es solo que no estoy acostumbrado a levantar nada —ríe con su típica forma de ser amable.
Cualquier profesor en su lugar no me hubiese querido volver a hablar, hubiese escapado y no se hubiese sentado conmigo en un café y mucho menos hubiese arrastrado mi viejo trasero hasta mi casa.... ¿Por qué él tiene que ser tan tonto?, ¿Por qué es un profesor tan tonto?.... ¿Por qué me siento tan extraño a su lado?
Sin darme cuenta pierdo la conciencia.....
Cuando despierto, noto que la luz del atardecer se filtraba con gran fuerza por la ventana y sorprendentemente le encuentro a él sentado a un lado de la cama.
— ¿Todavía sigue aquí? —le pregunto con voz ronca.
—Sí, eeee Kaoru todavía no llega, no quise dejarlo solo estando así y emmm le hice una sopa —el profesor me acerca una bandeja y la pone sobre el velador.
— ¿Por qué hace todo esto por mí?
—eh? Eeemmm cualquier persona lo haría.
—No me refiero a eso, me ha tratado tan amablemente a pesar de las estupideces que he dicho, usted no me trata como a sus alumnos, no me habla burlonamente.... siempre está nervioso conmigo como si le intimidara....
—Yo tampoco lo sé, quizá es porque lo veo como a los demás padres de familia —se explica dudando.
—Perdón.... —susurro - por mi culpa usted ha perdido tanto peso.... si tan solo no le hubiese dicho que era un gordo asqueroso, no hubiese tenido que ir a perderse en la jungla.
Él se encoge entre hombros y se aproxima extendiendo sus brazos.... —Permítame que moje la toalla de su frente - Sus dedos tocan suavemente mi frente y retira la toalla, al estar agachado y tan cerca sus lentes se le caen encima de mi cara.
—Ahahaha —rio e intento colocárselos nuevamente, pero con solo rosar su piel tanto él como yo nos sonrojamos.....
¡LATIDO!
Mi corazón comienza a acelerarse, no consigo apartar mi mano de su rostro, sus ojos eran tan hermosos que me pierdo en ellos, sin más... no puedo evitar apegar mis labios a los suyos y adueñarme de ellos mordazmente.... sin dejar de preguntarme si sería por la fiebre.
Le beso una y otra vez aferrándome a la suavidad de sus labios, él intenta apartarse de mi pero le sostengo la cabeza con una mano obligándolo a permanecer así hasta que por sí mismo deja de luchar y suelta un ligero gemido dejándose llevar por mis besos.
—Nghhhh! Aaaaah
Una vez suelto sus labios Rihito-sensei cae de espaldas por la impresión y se lleva una mano sobre ellos. En cuanto a mí la vergüenza tarda en llegarme ocasionando que mi cara enrojeciera completamente.
—Perdón, yo no sé que estoy haciendo.... —me disculpo, trato de levantarme de la cama pero él de un brinco se reincorpora y me empuja obligándome a echarme nuevamente. Sin mirarme siquiera, sus manos seguían sobre mis hombros, ni bien le agarro de la muñeca él se hace para atrás y noto cómo sus labios le temblaban —Rihito-sensei —digo y este termina corriendo de la habitación, por las escaleras y finalmente se escucha la puerta de la casa cerrarse de un golpe.
“¡¿Para empezar por que diantres le besé?!, ¡¿Por qué me sentí tan atraído por él?!, ¡¿POR QUÉ DEMONIOS LO HICEEEEEE?!”

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