“—Si lo sé, era hermoso…
—Hasta la monotonía puede hacernos felices…”
El invierno termino, la primavera comenzaba a aparecer; la nieve se derretía y las flores comenzaban a salir, 30 días contados y comenzó nuestro 14 mes, mismo tiempo de la muerte de mis padres y tiempo de supervivencia.
Levantase, lavarse la cara, regar las siembras, prepara el desayuno y revisar el pañal de tela de Nataniel; una rutina, una monotonía algo que así a tiempo no sentía, era casi como una vida normal, así a bastante tiempo que no sabía nada de la guerra, de los militares o de Maximiliano o Darius; quizás al fin fuera momento de olvidarme de ellos así como lograba quitar la imagen de Cristian de mi mente. Pero la verdad es que el destino suele encapricharse mucho conmigo o con nosotros; un día me di a la tarea de recorrer la zona con Orión y con Nataniel, conocerla mejor era necesario debido al tiempo que llevábamos viviendo en ella, debía de asegurarme que no hubiera animales peligrosos cerca.
Animales que nunca pensé en volver a ver, los podía encontrar con tranquilidad en mi paseo, mofetas, ardillas y hasta una iguana, lagartijas y pájaros llenaban el silencio del lugar, con sus naturales cantos; decir que estaba fascinado era poco, Orión seguía caminando tranquilo, cuando algo inesperado rompió de insofacto nuestra armonía, provocando el ligero gimoteo de Nataniel y el relinche del caballo.
—Calma, calma mi bebe calma tranquilo estoy contigo tranquilo Orión— logre calmarles a ambos y con mucho cuidado y sin soltar las riendas del caballo decidí acercarme un poco a ver qué era lo que había provocado ese ruido que se me hizo familiar.
Un disparo…
Eso fue el sonido en la base de la montaña, se encontraba un grupo de militares interrogando a un grupo de hombres pueblerinos, del mismo modo en que lo hicieron una vez conmigo. Alineados en 6 columnas de 6 personas, dando un total de 72 hombres, algunas alfas, otros betas por la forma en que se mantenían arrodillados, por lo visto solo quedaban 67 hombres vivos, gracias a la altura podía observar mejor, como 5 cuerpos inertes en el suelo rodeados charcos de sangre.
Por un momento temí lo peor, que alguno de los militares del pelotón, fueran Maximiliano o peor Darius, no creo que el mundo pudiera ser tan pequeño, ¿o si?
“Sorpresas te la vida….
La vida está llena de ellas..
¿No lo crees?...
O cierto….
Suele ser más difícil que eso…”
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