El frió golpeando mi rostro, era la clara evidencia de la velocidad de Orión iba en aumento, no puedo estar lejos de Nataniel mucho tiempo, minutos es lo que planeo durar dentro de ese campamento, entrar en la carpa blanca tomar lo que pueda e irme sin más.
Mi sorpresa se reflejó en mi rostro, dos carpas blancas, ¿cómo es que ignore la existencia de la otra?, sacudí mi cabeza y respire debía de mantener la calma y enfocarme nadie nos había escuchado llegar, la mayoría de los soldados dormían a la intemperie y debía de estar atento a cada movimiento que me indique que pueden estar por despertar.
Respira, respira hondo y mantente en calma, tengo que mantenerme sereno; al calmar mi mente pude comenzar a caminar en dirección de la primera carpa, abriendo la despacio y observando cajas de madera y algunas de cartón. Mi sonrisa aparición levemente, avía logrado encontrar mí adjetivo; buscando, abriendo y revisando logre encontrar sogas, telas, mantas, comida enlatada y botella de agua, entre otras más cosas; tome solo lo que necesitaba cosas que penseque ellos no notarias que avían desaparecido.
La cuerda, 5 latas de comida, 3 botellas de agua, un trozo de tela gruesa y hasta algo de malla metálica, logre guardar en mi bolso. Casi lo conseguía, solo debía de regresar con Nataniel y abrían logrado cumplir mi misión.
“Solo debía de volver a tu lado…
Solo eso, quizás sonaba más fácil de lo que fue…”
El ruido de pisadas sobre el pasto, me percataron de la presencia de alguien del grupo despierto, demonios, ¿me habían descubierto?, fue lo que pensé con terror; observe todo con rapidez buscando un lugar donde esconderme y la opción más favorable después de cerrar todas las cajas y ordenarlas de la misma forma en que las encontré, fue el esconderme detrás de aquella pila de las mismas.
Pude ver la silueta del desconocido, gracias a la luz de la linterna que cargaba, era claro que estaba buscando alguna anomalía dentro de la carpa, debía de mantener mi respiración en calma, mi pulso baja para poder controlar cada pequeño movimiento de mi cuerpo, cada milímetro debía de ser precisó y callado, debía de mantenerme oculto a como diera lugar. Puede sentir como mi propio sudor frió como el hielo, recorría mi frente y espalda, la presión que sentía sobre su cuerpo era inmensa.
Las pisadas del hombre, se acercaba a donde él se encontraba, una tras otra, era como sentir el filo de la hoja de un cuchillo en su garganta, dispuesto a matar le, dispuesto a dejarle sin vida, como los cuerpos inertes de los demás hombres que desobedecían o no lograban satisfacer a su líder, ¿el sería un cuerpo más del montón?, un cadáver en putrefacción que solo dejaban a un lado para seguir su camino, si el no volvía a la cueva, ¿qué es lo que pasaría con Nataniel?, mi pequeño hermano moriría pensando en que lo abandone y nunca regrese a buscarle, y más aún en un lugar donde nadie lo podría encontrar por simple curiosidad o por simple caminar del destino, nadie le encontraría, su hermano moriría lentamente sufriendo por hambre y abandono.
Él no podía permitir eso, debía volver a tomar una decisión, simple pero tan complicada a la vez, esperar a que se acercara el hombre y tacar, o esperar a que el hombre se fuera y escapar; esperar o atacar, sonaba muy simple, pero el hombre tenía mucha ventaja sobre él, lo más seguro es que el desconocido contara con algún entrenamiento de combate cuerpo a cuerpo o alguna arma con la cual se defendiera y lograría despertar a los demás; atacar no era una opción para nada favorable, le atraparían muy rápido estando en territorio ajeno y robando, sería ejecutado de inmediato.
No me quedo de otra que esperar, rezar y rogar a cualquiera, Dios, demonio o ángel, espíritu o fantasma, cualquiera fuerza omnipotente, cualquiera que pudiera darme una ayuda en este momento de crisis, que el universo me sonriera, que la suerte no se burlara de mí y que el destino no fuera tan caprichoso con mandarme las pruebas más difíciles para superarlas; porque cualquiera cae, y cualquiera entra en desesperación, y más si están a punto de descubrirte un maldito soltado de un pelotón de psicópatas, que son capaces de asesinarte a sangre fría y que en cadena provocaría la muerte de tu hermano.
“Señor te lo pido….
No me abandones…
Fuerza del universo, no permitas mi muerte….
Luna tu que eres una diosa del cielo, no permitas que me encuentre, no permitas mi muerte te lo pido Luna madre celestial…”
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