Te esperaba en la estación de tren.
Con maleta en mano y una sonrisa porque te iba a ver.
Hoy estos versos te dedico, esperando en la estación.
De esos, que no te dibujan sonrisas, sino que te derriten el corazón.
Ya se está haciendo de noche, la luna ya ha salido, te está esperando aquí conmigo.
Mis ojos te reclaman.
¿Dónde? ¿Dónde? Dime dónde estarás.
Dime dónde encontrarte cuándo la noche esté a punto de terminar.
Llegaste al final.
Dos o tres campanadas, que tu presencia anunciarían.
Mirada extraña, ropajes rotos.
Sin maleta y con los pies sucios.
Di de dónde llegas.
Di hacia dónde vas.
Con las manos llenas de tierra y vacías te encontrarás.
Allí, entonces te preguntaré y me contestarás:
Ya no soy quién fui antes de irme, sino alguien mejorado. Solo que estoy partido en los trozos que se encuentran en los lugares que he dejado
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