Terra soltó el bolso y retrocedió instintivamente empujando a Rayla detrás suyo. Ren dio un paso hacia delante y entro a la choza. Parecía el triple de cansado de lo que estaba en el bosque.
-Solo bastaron tres monedas de oro para que me digan su ubicación –Ren dio a entender que las prostitutas las habían vendido-. Ahora, por favor. Solo quiero hablar. Simplemente tienen que escucharme -respiraba pesadamente, claramente la persecución de Terra lo había dejado exhausto.
Nadie dijo ni una sola palabra. Un inicio de un plan, o una idea estúpida se empezó a formar en la mente de Terra. Ella sabía que estaban entre la espada y la pared, Ren no las dejaría salir. Tendría que distraerlo o luchar con él para que Rayla pudiera escapar.
- ¿Qué te ha pasado, Ren?, tu estado físico es lamentable. No puede ser que un general del EGZ no pueda atrapar un desertor.
-Tú no eres un simple desertor, Terra –lo decía como si la mestiza fuera un monstruo o algo peor-. Es por eso mismo que te necesitamos. Vine a buscarles para que terminen su entrenamiento. Si vienen conmigo les juro por los ocho dioses que no va a pasarles nada. Pueden confiar en mí, después de todo somos familia.
- ¡No te atrevas a jugar esa carta! ¡Tú no significas nada para nosotras! –gritó Rayla detrás de Terra-. Te dimos por muerto en el momento en el que arrestaste a nuestro padre. Vete antes de que terminemos matándote de verdad, no puedes con las dos.
Terra sabía que su hermana solo estaba tratando de intimidar a su tío. Rayla no se implicaría en una pelea, ni siquiera aunque le pagasen, y Terra solo sabía de combate lo que le habían enseñado en la academia, si es que todavía se lo acordaba.
- ¿Es una amenaza? –pregunto Ren dolido acercándose, Rayla retrocedió mientras que Terra le hacía frente.
Ren miraba a Rayla y seguía desconcertado en sus palabras. Estaba distraído, era el momento perfecto para atacar.
-Eso no, pero puede que esto si –susurro Terra lanzando una rápida patada al pecho de su tío.
Su entrenamiento de la academia debía de estar bastante fresco, ya que Ren no vio venir su ataque. Su tío retrocedió unos pasos sosteniéndose el pecho. Terra aprovecho su conmoción para agarrar rápidamente la daga de su bota.
Ren se recompuso increíblemente rápido y se lanzó hacia Terra tratando de agarrarla. Terra se corrió hacia un costado lo más rápido que pudo. Hizo un amago de correr hacia la puerta, pero en vez de salir se agacho esquivando los brazos de Ren que intentaban atraparla, giro en el suelo e hizo un corte en su pierna derecha, que solo provoco un pequeño grito de dolor por parte de su tío. Volvió a levantarse y quedaron enfrentados, su espalda mirando hacia la puerta. Rayla estaba en una esquina de la choza observando con ojos asustados.
-Ya basta de juegos –dijo Ren en tono amenazador.
Desde que la encontró en el bosque Ren había estado tratando de atraparla, pero no la había atacado. Volvió a lanzarse de la misma forma y Terra volvió a esquivarlo de la misma manera, sin darse cuenta de que lo había hecho adrede para que repitiera el movimiento. Claramente era un error de novato.
Ren le dio una fuerte patada en el estómago cuando pasaba por su costado. Terra cayó al suelo no pudiendo soportar el dolor. Vio que Rayla seguía en la esquina, pero ahora estaba en el suelo llorando del miedo. Su tío estaba centrado en ella, Rayla podía escapar si era lo suficientemente rápida.
- ¡Rayla, corre! –le suplico Terra, pero en cambio su hermana lloro más fuerte negando la cabeza. Pudo ver en sus ojos la impotencia que sentía, quería ayudarla, pero no sabía cómo. Era inútil para el combate y le tenía demasiado miedo a Ren.
Ren se agacho para agarrar la daga que seguía en las manos de Terra. Consumida en la desesperación y sin pensar, en el suelo Terra levanto el pie para darle otra patada, pero su tío la detuvo agarrando su pie a tiempo. Otro error de novata.
De la impotencia que a Terra le generaba su falta de entrenamiento quería empezar a romper y tirar cosas, sin pensarlo, tiro la daga, su única arma, a la cara de su tío quien la esquivo por los pelos y asombrado. Pero aún seguía aprisionando su pie.
Aprovechando su desconcierto Terra levanto la otra pierna que no tenía su tío y le dio una patada en los genitales lo más fuerte que pudo.
Ren maldijo gritando soltándole el pie para sostener sus partes mientras se tiraba al suelo por el dolor. Terra se puso de pie lo más rápido que pudo. Sin pensarlo dos veces agarro la soga que usaba para las trampas de conejo y le ato los pies y las manos, sabía que Ren podría escapar fácilmente de eso, pero les daría algo de tiempo.
-Vamos –dijo mientras ayudaba a Rayla a ponerse en pie. Su hermana se sacaba las lágrimas con el dorso de la mano.
Volvieron a agarrar los bolsos y Terra busco su daga. Caminaron despacio hasta la puerta, debido a que su hermana seguía conmocionada y Ren no iba a ir a ninguna parte por un rato. Cuando estaban por salir su tío gritó.
Gritó la respuesta a la pregunta que perseguía a Terra todos los días y noche desde que habían partido de Diokris. Su voz era desgarrada, debido al dolor, y sonaba desesperada.
-Su padre está vivo.
Terra se dio la vuelta y miro a Ren que estaba tratando de soltar las ataduras de las piernas.
-Arthur está vivo –repitió sin aliento-. Está en los calabozos de Platium.
El mundo de Terra se hizo pedazos y renació en cuestión de segundos. Ahora mismo lo único que deseaba era verlo y abrazarlo, que le cantara alguna de sus canciones sobre los dioses.
-Vengan conmigo a Diokris y podrán verlo –Ren ya había desatado las ataduras de sus pies.
Puede que sea una mentira, que Ren estuviera robando tiempo para volver a agarrarlas. Pero había algo en su voz que dejo a Terra llena de dudas, y lo único que quería hacer era aclararlas.
Terra miro a su hermana que observaba a Ren y tenía la misma cara de ilusión que ella. Rayla debió de sentir su mirada porque se giró hacia ella y la abrazó fuerte. Terra se separó después de unos segundos y se dirigió a Ren.
-Iremos contigo -el géminus suspiro como si hubiera estado corriendo una maratón y al fin llegara a la meta. Sus rasgos se aliviaron y las miro agradecido-. Pero debes jurar por tu Rey que no nos ejecutaran ni nos mandaran al calabozo –concluyó Terra. Jurar en nombre del Rey de Zánix era algo muy serio, sobre todo para los géminus de alto rango como su tío.
Ren parpadeo sorprendido, no se esperaba que le hicieran jurar por el Rey.
-Lo voy a jurar, pero solo si prometen terminar su entrenamiento para hacerse géminus. Tienen que ser parte del EGZ y servirle al Rey de manera voluntaria. ¿Es un trato?
Terra pensó sus palabras. Si fuera por ella haría todas esas cosas encantada, pero sabía que Rayla odiaba a los géminus. Y no iría a Diokris sin su hermana. La miró, parecía triste pero igualmente ilusionada por la noticia sobre su padre. Se ve que una vez que apareció Arthur en el panorama se olvidó completamente de Dominic.
Rayla debió de haber comprendido que Terra dudaba de aceptar el trato por ella, ya que calmo sus dudas.
-Está bien –susurro Rayla para que solo Terra la escuchara.
- ¿Segura? Tu novio no podrá venir con nosotros.
Rayla guardo silencio. Luego asintió suavemente con la cabeza y fijo la mirada en el suelo. Una lagrima se le escapó de los ojos, Terra se la limpio con la mano.
-Iremos contigo. Pero primero, haz el juramento –la voz de Terra carecía de emoción, dándole a entender a Ren que iba en serio.
-Juro en nombre de Zero Saturnia, Rey de Zánix, que no les lastimaran ni aprisionaran siempre y cuando le sirvan y le sean leal –Terra espero que el mundo explotara o algo, era la primera vez que le hacían un juramento en el nombre del rey-. Ahora desátenme de una vez.
Terra se acercó a Ren dudosamente, se agacho y le corto la soga de las manos con la daga. La de los pies ya se las había desatado el solo. Ren se levantó sin ayuda y se dirigió a la puerta, Rayla se alejó de él como si llevara la peste encima.
-Tomaremos el camino más corto a Diokris –les informo Ren.
- ¿Y ese cuál es? –pregunto su hermana acariciando nerviosa su trenza.
Terra ya lo sabía, por lo que Ren y ella respondieron al mismo tiempo.
-Por Malos Kais.
Las hermanas habían evitado atravesarlo cuando habían huido un año atrás, ya que Rayla les tenía miedo a las bestias que habitaban allí y además se decía que el lugar era frecuentado por brujos que intentaban cazar dragones pequeños para su magia negra.
Rayla se estremeció, pero no objeto nada. Con su tío guiándolas no tendrían de que preocuparse.
Antes de partir pasaron por la casa de Dominic. Terra considero despedirse de Agatha, agradecerle por sus encuentros furtivos que le despejaban la cabeza, pero eso significaría contarle a Rayla su secreto y no tenía ganas de compartirlo. Además, Terra odiaba las despedidas, sería mejor que Agatha se entere de su partida mediante las demás amigas de su hermana.
Rayla se despidió del muchacho mientras Terra y Ren esperaban a la distancia. Terra los miro, nunca antes había visto a Dominic, a esas alturas pensaba que era el novio imaginario de Rayla, pero al parecer era real. Tenía el pelo y los ojos negros, alto con pómulos marcados, una belleza que raramente se encontraba en los humanos. Por cómo iba vestido y la casa en la que vivía, debía de tener algún familiar en la realeza humana, aunque Terra no sabía mucho sobre esta. Volvió a mirarlos, se besaron y estuvieron abrazados unos minutos antes de que Rayla se dirigiera hasta ellos con lágrimas en la cara.
Se sentía mal por su hermana. Pero estarían más seguras en Zánix que en Arkkia, además según Ren su padre seguía con vida y estaba en Diokris. Después de lo que pareció una pesadilla que duro un año, volvería a verlo. Volvería a ver a su padre. Volvería a casa.
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