Sin pensarlo dos veces se levantó y apunto al brujo más cercano, el que estaba a la derecha del que sostenía el libro. Inspiro hondo y soltó la flecha a la vez que exhalaba el aire dándole más impulso con el viento, aunque no lo necesitaba. Era para estar segura de que diera en el blanco.
Apenas la flecha salió disparada pudo escuchar a su tío gritar su nombre. Estaba muy enojado, hasta había cierto temor e incredibilidad en su voz.
La flecha dio en el blanco. Se incrusto en el cuello del brujo que cayó al suelo y empezó a liberar un lago de sangre. El humano que estaba sosteniendo el libro a su lado lo dejo caer del susto. Ambos se giraron rápidamente hacia ella y empezaron a gritar “géminus”.
Lo siguiente que supo Terra fue que había salido completamente del escondite y estaba bajando derrapando por la pared inclinada del cráter a la vez que disparaba flechas. Pero los brujos las desviaban generando vientos con su magia negra. Sabía que si usaba su viento para darle más impulso a sus flechas podría contrarrestar el efecto de los brujos, pero sería demasiado obvio y no quería que Ren sospechara nada.
Una vez que llego al fondo del cráter empezó a correr hacia los brujos. Uno había dejado de desviar sus flechas para empezar a tirarle con magia pequeñas rocas que estaban cerca. Terra las esquivo como pudo mientras seguía avanzando. Algunas le rozaron la piel cortándola, pero apenas sentía el dolor. La adrenalina lo borraba todo para centrar un solo objetivo.
Paso corriendo por al lado del dragón antes de llegar hasta el primer brujo que era el que le tiraba piedras, parecía el segundo mejor capacitado, el primero era el que estaba en el suelo muerto. Por eso lo había elegido. Acaba primero con el grande, luego los pequeños son pan comido. Una de las muchas lecciones que había aprendido en la academia.
El brujo le tiro con magia una roca del tamaño de una pelota y Terra la pateó apuntando a su pecho. Dio en el blanco. El humano tropezó cayéndose de espaldas. La mestiza saco sus dos dagas y se abalanzó contra el brujo, pero una pared de fuego le impidió acercarse. Frustrada por la interrupción lo maldijo.
- ¿Podemos acabar con esto ya? Si sigues así pronto se te acabara la magia.
-Y la reemplazare con la tuya –le dijo asqueado-. Monstruo del infierno.
No podía ver su cara debido a la máscara, pero estaba segura de que era de repugnancia, casi igual que la de ella.
Terra pudo ver a través de las llamas como trataba de levantarse, tenía sangre en la túnica donde le había golpeado con la roca, pero estaba sanándose con magia negra.
Levantó una de las dagas y le apunto al corazón. Sin tratar de tocar el fuego la tiró y dio en el blanco. Apenas se introdujo en el corazón del brujo el escudo de llamas desapareció.
Levanto la cabeza y se encontró a Ren luchando contra el tercer brujo. Se había olvidado completamente del ultimo brujo. Si no fuera por Ren probablemente estuviera muerta con dos brujos extrayéndole su poca magia blanca.
Su tío y el humano luchaban con espadas, aunque no estaba segura de donde había sacado el brujo una. Al final se ve que dejo el adversario “más grande” para el final. Otro error.
Ren era muy bueno con la espada y el brujo no tanto, aunque se manejaba mejor que lo haría Terra. Estaba muy concentrado en Ren, ni se había dado cuenta que su otro compañero estaba muerto. Aprovechando la oportunidad Terra busco su arco que estaba tirado en el piso no muy lejos del segundo cadáver y apunto. Respiro el aire seco y sucio que olía a ceniza y lo exhaló impulsando la flecha. Apenas la punta toco la cabeza del brujo este cayo inmediatamente al suelo.
La cara de su tío era indescifrable. Estaba impactado por lo rápido que había sucedido y enojado por haberle quitado el último golpe mortal.
-Tranquilo -le dijo Ren indignado-. Quédate con todo el crédito.
-Pensé que necesitabas un poco de ayuda –Terra no pudo evitar no sonreír. Había acabado con tres brujos ella sola. Bueno, con un poco de ayuda de su tío.
Ren fijo la mirada a su espalda donde yacía el dragón y debió de acordarse de la locura que había hecho porque sus ojos azules empezaron a irradiar llamas y podía jurar que nunca antes había visto a sus cejas tan juntas. Su cara no solo irradiaba enfado, si no también preocupación y puede que un poco de alivio o por ahí eran imaginaciones suyas.
-Terra Geist, ¿estás loco? –su grito retumbo por el cráter-. Si no hubiera estado yo aquí esos brujos estarían drenándote en este momento. ¿Y para qué? ¿Por un dragón? Esto no es algo propio de un géminus Terra, no puedes exponerte de esa forma.
-Todavía no soy un géminus –le contraataco. Estaba enojado porque Ren no apreciaba la hazaña que había hecho-. Así que puedes ahorrarte ese discurso para tu escuadrón.
-Estas a pocos días de ser un géminus y por lo tanto parte de mi escuadrón, así que será mejor que aprendas que… ¡Terra! ¿Qué estás haciendo? ¡Aléjate de esa bestia!
Terra se había cansado de la reprimenda de su tío y había enfocado su atención en el dragón, que le devolvía la mirada con la misma intensidad. Se sacó la segunda daga de la bota y se acercó con lentitud hacia este.
-Terra, te estoy hablando en serio –su tío avanzo hasta alcanzarla al lado del dragón-. No puedes…
-Ren –lo cortó Terra con voz serena y cansada-. Voy a liberarlo, no les he pateado el trasero a esos brujos para dejarlo aquí y que se muera de hambre. Así que o te quedas aquí haciendo apoyo moral o te vas con Rayla afuera del cráter.
Su tío debió de ver algo en sus ojos porque la observo por un interminable minuto y luego asintió resignado.
Terra se dirigió con pasos lentos y pausados hacia la cabeza del dragón. Que la observaba con los ojos bien abiertos.
-Hola… -no sabía porque, pero hablarle al dragón le calmaba, como si este pudiera entenderle-. Voy a liberarte. ¿Ves esta daga? –alzo lentamente la daga para que estuviera más a la vista-. Solo la voy a usar para cortar estas cuerdas.
El dragón no se mostró preocupado o nervioso por la daga, lucia aburrido, como si supiera lo que Terra iba a hacer antes de que se lo dijera.
Agarro una de las cuerdas que le sujetaba el cuerpo y alzo la daga, cuando estaba por cortar Ren la interrumpió.
-Ten cuidado –acotando lo obvio-. Deja la mordaza para el final.
Aun que Terra dudaba que el dragón le fuera a hacer algo también sabía que si este quería devorarlos o hacerles daño se las podía apañar bien sin sus dientes.
Terra corto todas las sogas y el dragón no se movió en ningún momento. Cuando termino con la última de su cuerpo espero a que la bestia se fuera sin que le dejara cortar la cuerda que tenía como mordaza, pero lo único que hizo fue levantarse y estirar las alas. Terra dio unos pasos hacia tras y escucho como Ren se caía sobre su trasero.
- ¿Por qué no se va? –dijo su tío desde el suelo, su voz fascinada por la belleza del dragón.
La bestia enfrento a Terra que la miraba como si estuviese viendo al cielo debido a su altura. Estiro el cuello hasta que sus caras quedaron enfrentadas, Terra alzo las manos y con delicadeza corto su mordaza. El dragón parecía de piedra, no se movió ni un milímetro, como si esperase algo de ella.
Sin poder evitarlo Terra acaricio sus escamas, eran más suaves de lo que parecían, y la miro a los ojos. En el momento que sus miradas conectaron sintió que algo encajaba dentro de su cabeza, se quedó hipnotizada por la belleza de sus ojos de oro tan de cerca, parecían tan perfectos como irreales.
Fue en ese momento que lo supo. Supo que la bestia se llamaba Kenaz y que estaban vinculados, destinados a encontrarse, desde que ambos habían nacido.
Detrás del clic en su cabeza se le aparecieron unas imágenes prehistóricas, como si la bestia se las estuviera compartiendo. Eran imágenes de géminus montados en dragones volando sobre las nubes, por la forma en la que estaban vestidos y los detalles que tenían supo que no era de esa época, los géminus no llevaban armadura si no que muchos tipos de telas y pieles, además llevaban las caras pintadas con patrones extraños. Se los veía extremadamente felices, como si conectaran con todo a su alrededor.
Terra volvió a la realidad, a su época. Cuando se giró hacia Ren este estaba sobre sus rodillas como si en cualquier momento fuera a hacerle una reverencia, la miraba con los ojos tan abiertos que pensó que en cualquier momento le iban a estallar.
-Pensé…-su tío no podía encontrar las palabras-. Pensé que eran historias, que no habían existido realmente.
-Yo…
-Terra –la interrumpió Ren-. Fuiste bendecida con alas. Eres el primer jinete de dragón que aparece en eras.
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