Luke había despertado, y estaba lejos de sentirse tranquilo. Su corazón palpitaba mientras observaba lo que le rodeaba, notando lo vacío y frío del lugar, pero eso no era lo que le inquietaba.
— ¿Mamá, Papá….Señor Winchester, Chicos?—gimoteó sonriendo con angustia, mientras rechinaba los dientes. Podía sentir su piel humedecerse en frío sudor. No quería permitir que los sentimientos negativos le invadieran.
—Bien, espero hayas…—balbuceó Lukyan, mientras revisaba los papeles que Fernando le había dado.
Ambos se quedaron quietos apenas entraron, un poco desconcertados por la escena. No pudieron evitar verse entre ellos. El rubio preguntaba con la mirada si sabía a qué se debía ese extraño comportamiento, pero Fernando estaba igual de confundido que él.
—Hola—saludó Luke, mientras rechinaba sus dientes.
—Hola…—contestaron a la par algo dudosos, saliendo del porte serio por la extrañeza que observaban.
Luke había jalado de la parte inferior de su camisa para atorarla en su cabeza, dibujando en la tela de ésta una cara feliz con su dedo sangrante. Los capitanes se sentían muy incómodos de ver esa mueca trazada embarrada en la cara del menor, no estaban seguros de qué esperar de él.
—Bien…—carraspeó Lukyan, sentándose sin poder parpadear mientras observaba el físico del chico.
Luke era alguien muy delgado, tanto que sus huesos podían apreciarse en esa pálida pero magullada piel. Le sorprendía a ambos ver tantas cicatrices y marcas en su raquítico cuerpo. Se preguntaban a este punto si él comía o qué estaba mal con su apariencia.
—Me llamo Luke—se presentó, moviendo su mano, se veía realmente nervioso.
—Uh, hola…Luke—Lukyan le miraba con una seriedad que reflejaba curiosidad, deseaba quitarle la playera para ver su cara.
— ¿Quieres que pida que traigan tu máscara?—preguntó Fernando, sin importarle que el federal le reprendiera.
—Eso es evidencia—gruñó el rubio sin poderle evitar.
—Me gustaría mucho—Luke estaba un poco alterado, pero trataba de manejarlo, riendo entre dientes—. Y si pudieran, me gustaría estar con el Sr. Winchester. No le gusta estar solo, y somos mejores amigos, y los mejores amigos son inseparables y ahorita estamos separados, y para ser inseparables debemos no estar separados, y necesito al Sr. Winchester para que no crea que ya no es mi mejor amigo por estar separados.
Para suerte de ambos, Luke no podía observar cómo ambos mantenían una mueca agria, pues si en esta situación él se encontraba alterado, las circunstancias podrían empeorar si veía los gestos de ambos agentes.
— ¿Cómo es el Sr Winchester?—Lukyan sentía que hablaba con un niño, no estaba seguro sí en este momento debía tener a Yon para esta situación.
— Creo que es la cabeza humana—Fernando se sentía un poco asqueado, para él tenía sentido.
—No le gusta que le digan así—dijo Luke reprendiéndolo con señas de silencio—. Él es un individuo independiente y libre, y no le gusta que lo rebajen a…ESO—gimoteó como si estuviera recitando algo de memoria.
Los capitanes se voltearon a ver, sin creer que uno de los más buscados, una fuerte mente criminal, que lograba crear escenas perfectas sin una sola evidencia que pudiera señalarlo, se expresara como un infante. Ambos estaban pensando bien en cómo sacarle la información.
— ¿Por qué matas gente?—preguntó directamente Lukyan. Fernando sólo se tensó y sobresaltó al oír lo directo que era.
—Yo no hago eso, eso está muy mal—Luke estaba siendo completamente sincero, delatando su falta de noción—. Mis papás me regañarían si me porto mal, por eso yo no me porto mal, me porto bien. ¿Podrían hacer que el Sr. Winchester venga por favor? —insistió un poco nervioso.
— ¿Qué edad tienes?—frunció el ceño el federal, exasperándose un poco, sintiendo que el chico le quería ver la cara de estúpido.
—Tengo 20 años—saltó en sus pompitas, meciéndose de un lado a otro—. Necesito al Sr. Winchester.
—No te lo daremos hasta que respondas porqué mataste a toda esa gente, y quiénes están coludidos en esto—insistió, mientras Fernando observaba la escena en silencio.
—Pero yo no maté a nadie, ¿pueden llevarme con mi amigo por favor?—su voz parecía quebrarse un poco, y sus dientes rechinaban conforme la tensión aumentaba.
—Existen videos de la escena del crimen, ahí se ve lo que haces—gruñó el rubio, tomando con brusquedad la playera de Luke, bajándosela y alzando su cuerpo al aferrarse a la prenda.
—Mierda—se sobresaltó un poco el jefe de policías, tensándose un poco al ver la mueca deforme del menor. Era un gesto que parecía intento de sonrisa.
Lukyan no se inmuto, mantuvo su mueca dura mientras sentía cómo el cuerpo del chico no pesaba más que una silla o la mesa. Estaba muy delgado, incluso podía sentir sus huesos tronar como una maraca.
— ¿Por qué se ven enojados?—el aura de Luke había cambiado. Su sonrisa era un poco más insana de lo normal—. Esa cara no me gusta—musitó mientras acercaba sus manos al rostro ajeno.
El federal por un instinto que le invadió a base de miedo, estrelló la cabeza del chico contra la mesa. A pesar de esto, las manos de Luke ya estaban en su cara, empujando sus mejillas para forzar una pequeña sonrisa. Agitado se apartó de él, soltándole un poco nervioso.
—Lo noqueaste—Fernando arqueó una ceja, viendo cómo los brazos del muchacho se desplomaban—. Si esa es la forma de interrogar de ustedes, no saben cuánto los envidio—contuvo una tenue sonrisa de burla y satisfacción—.Definitivamente tienen el control.
—Cierra la boca—gruñó, sentándose mientras observaba a Luke inconsciente. Había sido como encarar a un monstruo. No entendía cómo es que un “niño” le había puesto la piel de gallina. Esa aura había sido demasiado escalofriante—. En la mansión donde vivían, encontramos en lo que creemos es su habitación, al menos 10 repisas que rodeaban el cuarto con cabezas humanas.
— ¿Estará jugando con nosotros?—el moreno no apartaba la mirada del criminal.
Lukyan no le respondió, no estaba seguro de qué responder, estaba cruzado de brazos un poco mal humorado por haber perdido el control así. En todos sus años, había sido conocido por ser alguien bastante político y calmado al momento de interrogar a los peores criminales.
—No soporto a los niños—gruñó el ruso, excusándose para ponerse de pie.
—Sí, claro…—respondió con seriedad, para ocultar su burla, mientras ambos salían de ahí.
—Lo hizo increíble jefe, tan mesurado, tan…oh dios, espero haya podido observar todo lo que yo observé—recibió Keita a Fernando con una indescriptible emoción.
—Lo arruinó, ¿sabe?—bufó con descaro Yon, mirándole desde abajo.
—No empieces, Lee —se pellizcó la entre las ceja, mientras oía al agente reprenderle—. Ya que estuvieron aquí observando, ¿qué nos pueden decir?
—Uh, demasiadas cosas— Keita contenía sus gritos en un leve pujido.
—Evidentemente entre el líder y ese muchacho hay una diferencia abismal—musitó Yon, analizando un poco los crímenes y comprendiendo un poco la naturaleza de ellos—. A pesar de ser completamente diferentes, ambos tienen bien planeado lo que harán, cómo lo harán y cuándo lo harán…
—Pero sobre todo por qué lo harán—interrumpió Keita, bastante intrigado—.Este chico parece tener un mecanismo de defensa llamado despersonalización. Es una alteración de la percepción o experiencia de uno mismo de tal manera que se siente separado de los procesos mentales. Curiosamente esto es bastante común, todos tenemos…
—Keita…—le llamó Fernando, pidiendo que le resumiera.
—Ve a las cabezas como sus amigos y no como las víctimas que asesinó—soltó el mencionado, resignado a que le cortaran la inspiración
—Este caso me recuerda un poco al de Ed Gein—concluyó Yon, pensativo sin dejar de observar al muchacho a través del cristal
— ¿El carnicero de Planfield?— cuestionó Fernando un tanto intrigado de cómo había llegado a esa idea. No le veía nada de parecido.
—Cuando se volteó la playera, pudimos ver que era zurdo. Las heridas en su cuerpo, fue realizado por alguien diestro. El chico vivió alguna relación abusiva, seguramente con sus padres, los cuales ya fueron identificados como Carlota y Alfred Penshurst, pareja desaparecida que resultaron ser los cadáveres que tenían con ellos. Ed Gein tenía una relación difícil con sus padres, lo que le orilló a bueno, ya saben el resto de la historia. La desaparición de los padres data en el mismo año en que los asesinatos de Muerte comenzaron. Ahí tenemos el detonante.
—Es un caso bastante interesante, pues Ed Gein sólo en teoría no es un asesino en serie, y las pocas personas que asesinó, lo hizo torpemente con una escopeta. Pero este chico, realmente se toma el tiempo de hacerlos pasar un buen rato, y dedicarse a cortarles la cabeza—complementó Keita realmente fascinado—. Sabemos que las víctimas de él suelen encontrarse en los suburbios, pero ha variado desde padres de familias hasta hombres o mujeres que bien solos. Realmente no hemos encontrado un patrón, sobre todo cuando los rasgos físicos han variado mucho.
—Entiendo, en cuanto al otro—interrumpió Fernando pensativo—. Noté molestia en su rostro, no fue un accidente dejar vivo a ese niño ¿verdad?
—No, definitivamente no fue un accidente. El Diputado Huang andaba de puerco definitivamente—sentenció Keita sin tapujo alguno.
Todos le voltearon a ver la forma tan fácil e incluso vulgar con la que se había expresado. El muchacho sonrió nervioso y apenado.
—Uh—bufó Lukyan—. No lo sacas mucho a pasear, ¿verdad?—cuestionó a Fernando mirándolo por el rabillo del ojo.
—Volvamos al meollo del asunto—cambió el capitán de tema—. Estamos sacando conclusiones apresuradas.
—Concuerdo con él, hay que tantear estos temas con cuidado. Sobre todo cuando varias víctimas son parte de gremios importantes—secundó el ruso al jefe de policías.
—La prensa está hablando, necesitamos encontrar lo más pronto posible una respuesta para la tranquilidad del país—miró Yon atentamente a los señores desde abajo, mientras acomodaba sus anteojos.
—Yon, tú y Keita, vayan a monitorear al tercer integrante. Nosotros discutiremos sobre cómo proceder la investigación—ordenó Lukyan.
Ambos asintieron, mientras tomaban los papeles para caminar por el pasillo hasta el cuarto al final de éste.
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