Yon y Keita miraban algo pasmados la dinámica de esos tres, es decir…sabían que Luke tenía una despersonalización severa pero, ¿los otros dos también la sufrían o sólo le seguían la corriente? No había manera que una cabeza humana estuviese viva, ¿o sí?
—¿Qué es todo este escándalo? —preguntó Balaam quien bajaba de su habitación para servirse una taza de té. Al ver que Sky y Noa se quejaban del señor Winchester, dedujo todo rápidamente—. ¿No se metieron con el señor Winchester, o sí?
—Es una broma, ¿verdad? —resopló Yon algo irritado, creyendo que sólo le tomaban el cabello.
—No hay ninguna broma con ese tipo —reafirmo Balaam, quien siguió su camino a la cocina.
—Sky, ven…tenemos que trabajar —llamó Keita.
—¿Qué, descubrieron algo? —musitó Yon de pronto, interesado en cualquier buena nueva.
—No es el mejor momento para discutirlo —contestó el muchacho, no sólo respetando la presencia de Luke, sino cumpliendo la promesa que le había hecho a Sky.
Yon frunció ligeramente el ceño, quería hacerle saber que en ese momento él era su superior y debía estar al tanto de cualquier cosa que sucediera, pero Luke interrumpió al extenderle una dona a manera de disculpa por la grosería del señor Winchester. Sky observó la escena, y pudo notar la mueca del doctor Yon cambiar en un dos por tres.
—¿Para mí? Gracias Luke —dijo gentilmente, acariciando sus cabellos para bajar a su mejilla.
—Keita, creo que para esta investigación necesitaremos a Hush… —dijo mientras se iban a su habitación para tener privacidad.
—Cierto, dijiste que él era un especie de hacker, ¿no es así? —Sonrió animado, viendo agradecido a Sky por cómo parecía tener fácil apertura.
—Sí, primero separemos los casos que ese tipo hizo y los que nosotros hicimos, una vez tengamos mejor estructurada esa base de datos, se la enviamos y boom bam poom, seguro nos enviará todos los datos que coincidan de ellos.
Keita asintió, sentándose en la cama con Sky para acomodar toda la pila de portafolios y papeles que se relacionaban con viejos casos, lo cual fue muy enriquecedor para él no sólo como forense, sino como perfilador, notando las tendencias que tenía cada uno como asesino.
Por un lado, descubrió cómo incluso Sky llegó a abortar misiones para no incluir gente fuera de su objetivo, también que Balaam les pedía mínimo un mes de investigación a cada objetivo antes de actuar, eso hacía que de alguna forma las víctimas que ellos tenían se redujeran. También Sky le confesó la manera de trabajar de Luke, el cómo verdaderamente deseaba que sus víctimas pasaran un buen momento antes de morir, investigando qué era lo que más disfrutaban; podía ser desde juegos de mesa, videojuegos, una comida, las traes, las escondidas, etc. Para finalmente antes que amaneciera, les cortaba lo más rápido el cuello para que no sintieran dolor. Era alguien que en teoría tenía piedad como segundo nombre.
—Podemos corroborar todo esto con las cabezas que decomisamos de Luke, ¿no es así?
—Sí, él guarda todas las cabezas, pero lejos de ser un trofeo como han pensado en los medios e incluso sospecho que ustedes llegaron a creer, él piensa que son sus amigos. Las víctimas de Luke son a consideración de Balaam, personas miserables que no son felices, o al menos así se lo plantea…
—¿Qué es ser miserable o infeliz? —cuestionó Keita, quien terminaba de llenar la base de datos de los casos de Luke.
—Bueno, en palabras de Balaam, son gente que hace daño a otros porque no son felices, o algo así…realmente no entiendo muy bien a qué se refiere —dijo Sky encogiéndose de hombros.
—Entiendo —rió con las cejas curvas, viendo que Sky no comprendía que al parecer esa era su misma situación—. Bien, ya tengo la primera base de datos, ¿le llamarás? —preguntó, mirando cómo asentía.
—Hush…—bramó frente a la cámara, moviendo su mano, pero no recibió respuesta—. Uh, ¿Hush? —insistió extrañado, sin oír ni ver respuesta—. Balaam —llamó Sky por inercia, empezándose a preocupar—. ¡Balaam, Hush no contesta! —gritó un poco más—. Hush…
Balaam desde abajo escuchó el llamado de Sky, fue en ese momento que sea acercó a otra de las tantas cámaras del lugar y movió su mano para asegurarse.
—¡Llamaré a Fernando ¡ —gritó Balaam desde abajo para calmar a Sky.
—¿Qué sucede? —se acercó Noa, colocándose la bata de baño.
—Hush no responde, y me inquieta que sea justo ahora que se hizo presente con la nota y que ellos supieron su existencia—musitó mientras tomaba el teléfono para marcar al único teléfono disponible que tenían, y era el de Lukyan.
—¿Bueno? —arqueó una ceja el rubio, quien esperaba a Fernando para ir a investigar en la zona roja donde el señor Robles frecuentaba.
—¿Está Fernando con usted? —preguntó tratando de mantener la compostura.
—Viene llegando, ¿todo está bien? —Frunció un poco el ceño, irguiéndose a su vez que hacía una seña al jefe para que se apresurara.
—Pásemelo, sólo hablaré con él.
Lukyan apretó la mandíbula, provocando que la vena de su sien y cuello se le marcaba; se tragó su orgullo que no le servía en ese momento y cedió la llamada. Fernando recibió el celular algo desconcertado
—Entiendo, sí…—musitó algo desconfiado de que Balaam soltara tan fácil la información, escuchando cómo recitaba algunos números que podía suponer era una ubicación—. Lo tengo. En cuanto tengamos algo, les informaremos y… —se quedó callado sin creer lo que iba a decir—. Cuida de los muchachos.
—Ah, le agrado —Balaam se burló, ganándose que el jefe le colgara.
—Imbécil —gruñó rechinando los dientes el moreno.
—¿Qué sucede? —cuestionó Lukyan, observando al menor.
—Yo conduciré —dijo arrebatándole las llaves en un: “matanga dijo la changa”, y sin pensarlo, se subió a la camioneta.
—E-esperra —gruñó, sintiendo cómo su acento se le salía por inercia. No tuvo de otra que sentarse en el copiloto —. Más te vale que esto sea bueno —buró, peinándose sus cabellos hacia atrás.
—Yo espero que no lo sea, de lo contrario es posible que vayamos a recoger un cadáver —musitó arrancando.
Lukyan por unos segundos pudo jurar que vomitaría el corazón; si ese tipo de advertencia venía del mismo Hambre, debía tomarse con la seriedad debida. Ambos confiaban de alguna forma en Balaam, pues al final el deseo del hombre por proteger a los suyos era real, ya que no sólo había recibido una bala por ellos e intentado que escaparan, sino que también había abogado por su salud mental. El compañerismo para él era algo con lo que no podría jugar.
Los edificios comenzaron a desaparecer, y los árboles tomaron su lugar junto con algunas casas de apariencia rústica pero sin ser rurales, simplemente eran construcciones de gente perteneciente a la clase media alta que gustaba de aquella apariencia de campo en sus fachadas, con pórticos construidos de tablas o troncos, algunos pinos cercando el camino a su cochera y edificaciones de mínimo dos pisos, sin incluir los claros áticos que poseían.
Ambos llegaron a la dirección debida y bajaron con sumo cuidado, recargando sus manos en el mango de sus respectivas armas. Comenzaron a acercarse a la fachada notando cómo la puerta de madera que era adornada con vidrio pintado, estaba abierta; no era buena señal en ningún contexto.
—Llama al 911 —ordenó Lukyan, quien notó algunas huellas de sangre que habían salido del lugar—. Subiré al segundo piso, tú verifica el primer piso.
Fernando asintió, dejando que éste se adelantara en lo que él llamaba a una ambulancia. Mientras tanto, Lukyan entraba a hurtadillas con el arma en mano como precaución, podía ver a simple vista que el lugar parecía haber sido saqueado, aunque dado a la urgencia de Balaam…estaba seguro que no vinieron en busca de algo sino de alguien.
—¿Hay alguien aquí? —Se atrevió a decir una vez comenzó a notar que tal vez no había nadie. Cada cuarto estaba completamente vacío, despedazado, pero vacío.
Lukyan caminó hasta que dio con unas segundas escaleras que llevaban al ático, entrada la cual había sido claramente forzada. Con precaución comenzó a subir poco a poco, sin bajar la guardia, sin embargo, la sorpresa de observar su entorno le descolocó por un momento.
—Pero qué diablos —susurró, viendo que parecía la habitación de un niño si no fuese por todas las consolas y pantallas destrozadas que había, ya que había lo que alguna vez fue un castillo de legos completamente despedazado, discos de videojuego rotos, figuras de acción que recibieron balazos, series de luces de navidad reventadas, entre otras cosas—. ¿Hola? —musitó suplicante, no deseaba encontrar el cuerpo de un niño—. Vengo del señor Balaam…
Hush estaba ahí, escondido, podía reconocer perfectamente al señor Lukyan; el verlo ahí le reconfortó por completo, causando que el hipo de su llanto fuera más evidente. Había estado un buen rato casi conteniendo la respiración. Lukyan se detuvo un momento, oyendo claramente el llanto, buscando con la mirada de dónde provenía, notando cómo las piezas de lego comenzaban a moverse. Hush tras ese enorme castillo, tenía un bunker que protegería a dos personas, pero sólo él logró llegar ahí.
—¿El señor Balaam supo que algo andaba mal? —La voz de Hush era un tanto infantil, lo cual no fue lo que más sorprendió al agente. Lukyan no podía dejar de ver la apariencia de este “gran hacker” quien con esos enormes ojos violetas, cabello negro y estatura, parecía no pasar los 10 u 11 años de edad.
—Ya viene la ambulancia, no hay nadie en la casa exceptuando por una mujer que ha…pero que chingados. —Vomitó eso último Fernando, pasmado de ver a quien parecía ser Hush.
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