—¿Hiciste un amigo? —preguntó el Sr. Winchester, quien cepillaba el cabello de un Luke de 15 años.
—¡Sí!
—Pero no evitó que esos niños te pegaran el chicle en el cabello, ¿verdad? —arqueó las cejas preocupado, teniendo que casi casi masticar con las tijeras su rubio cabello.
—Sólo estaban jugando —rió con inocencia—. Aunque creo que sí los ahuyentó.
—¿Cómo se llama, qué edad tiene, dónde lo conociste? —preguntó de tapujo sin poderlo evitar, observando sin querer su cuello de manera lasciva. Él a pesar de haber crecido, lo seguía viendo tan pequeño, quería tocarlo.
—Se llama Sky, tiene 17 años. Es mayor pero es genial. Estuvimos jugando en el río—contó entusiasmado, por primera vez en su vida tenía un amigo cercano a su edad—. ¡Pero descuida!, tú siempre serás mi mejor amigo —aclaró de inmediato.
El Sr. Winchester rió un poco, sintiendo una mezcla de alegría, amargura y egoísmo; por una parte, estaba feliz de que tal vez si ese amigo era tan bueno como decía, podía alejarlo de todo esto, pero…no quería que lo alejara de él aunque podía ser lo mejor.
—Cuando quieras, puedes traerlo. Tus amigos son mis amigos —dijo para besar su cabeza, sintiendo los celos acumularse en su interior.
—¿Buena persona? —bufó Sky, interrumpiendo la conversación entre Luke y el agente—. Ese idiota es un peligro.
Keita rió de nervios, pensando lo grave que era el hecho de que trataran a ese objeto inanimado como una persona.
—Deja de decir eso, vas a herir sus sentimientos —Se quejó Luke, tratando de mantener su insana sonrisa a la vez que tapaba los oídos de aquella cabeza humana.
—¿Sabes qué otra cosa puede salir herida? Mis piernas si vuelve a tirarme de las escaleras.
—Parece que tienes una rivalidad —rió Yon, sin perder la calma, sabiendo que esto era una completa estupidez.
—¿Un rival? —Luke le miró sin comprender a qué se refería.
—Claro, parece que el joven Sky se siente celoso de tu amistad por el Sr. Winchester. ¿No es obvio? —Le susurró.
—¿Uh? ¿Qué le estás diciendo? —reclamó Sky, tensándose cuando los ojos de su compañero se iluminaban de sobremanera.
—Amigo…—chilló Luke con una escalofriante emoción.
—¡Fin de la actividad! —alzó la voz Keita, tomando a Sky al ver cómo Luke se le abalanzaría para darle un fuerte abrazo que el peliblanco no quería—. Terminaremos arriba —rió nervioso, tomando los materiales para ir a su respectiva habitación.
Sky sin pensarlo se encaramó en Keita, pues Luke “cariñoso” era alguien insufrible para él. Una vez estando a solas, suspiró pesadamente, gruñendo un: “Ese imbécil ganó la batalla pero no la guerra”, delatando que tal vez sí…estaba celoso de cómo el rubio prefería a esa cabeza decrépita y maligna.
—Entonces...no te agrada el Sr. Winchester, ¿verdad? —Keita trató de no burlarse, pues era más la ternura que la gracia que le provocaba el menor.
—Claro que no, por culpa de él todo está mal —refunfuñó exasperado. El moreno arqueó las cejas de sorpresa, sentándose en la cama un poco más interesado.
—¿Puedo saber cómo? ¿Conociste a ese hombre en vida?
—Yo…sí, lo conocí cuando estaba con vida—carraspeó, sorpresivamente mostrando una mueca de aflicción que él no registraba. Sky sólo podía describir aquel sentimiento como algo desagradable y difícil de explicar, pues desagradable sería comer algo echado a perder, pero esto era diferente.
Keita un tanto agitado, vació una bolsa de su material didáctico, tomó un espejo y se lo puso en frente para que observara su reflejo.
—Ora tú, ¿qué te pasa?—dijo Sky un tanto incómodo, sin poder sostener la mirada al espejo.
—Necesito que te veas, y compares tu rostro con estas imágenes —musitó con suavidad, dejando ver aquella tabla con imágenes que describían de alguna manera cada emoción—. ¿Qué es lo que sientes ahora?
—Yo... —musitó confundido, tratando de ver su reflejo hasta que optó por apartarlo—. Es estúpido…
Keita suspiró un poco sin insistir más, pero sabiendo que algo tenía que haber pasado tras haber visto su reflejo. Como decían, paso a pasito.
—Bien, bien…pero dime, ¿por qué dices que ese hombre causó todo el mal?
—Conocí a Sky hace cinco años, Balaam y yo ya teníamos tiempo estando juntos, y aunque ya sabemos que los que tienen hijos no hacen un buen trabajo —dijo aparentemente indiferente—. Luke sobrepasaba ese nivel. Lo conocí un día en el río de su colonia, unos niños le habían pegado un chicle en su cabello pero pude ahuyentarlos antes que hicieran algo más —sonrió tenuemente algo complacido, como si hubiese recordado un chiste—. Fue a partir de entonces que cada tarde nos veíamos ahí…
Keita lo escuchaba atento, observando cómo cambiaban sus expresiones y su tono de voz, como si deseara contar aquella historia alejándola de su corazón. ¿Qué había ocurrido en ese entonces? Se cuestionó.
—Al principio me contaba cosas geniales de sus papás, y yo le creía. No sé, me gustaba escuchar ese tipo de cosas e incluso le pedía a Balaam que hiciera lo mismo que los “maravillosos” padres de Luke. Ya sabes, celebrar cumpleaños, comer pastel, ver películas, no sé…—guardó un leve silencio, jugueteando con sus pies en lo que pensaba bien sus palabras—. Pero conforme nos veíamos más, observaba que venía más y más golpeado, quemado e incluso cortado…siempre me decía que se había caído o cosas de ese tipo, y le creí al principio.
—¿Crees que fueron sus papás? —miró Keita fijamente al muchacho.
—No lo creí, al final vi que fueron ellos…no me siento mal de lo que pasó, puedo decir que lo disfruté.
—¿Qué sucedió?
—A veces veía a Luke muy lastimado, pero en otras ocasiones veía que alguien sí cuidaba de él…por momentos creí que en realidad sí se había caído y sus papás lo habían curado, pero cuál fue mi sorpresa al saber que en realidad era su vecino quien lo hacía, ustedes lo conocen ahora como el Sr. Winchester. Luke me lo contó, me habló de lo genial que era, a este punto no sabía si creerle o no ya que todo señalaba a que lo de sus padres fue una fantasía.
—¿Qué hiciste? —sorpresivamente, Keita observaba empatía de Sky a Luke. ¿Por qué? Se preguntó internamente.
—Lo que cualquiera haría, pregunté por el Sr. Winchester y bueno…me contó todo sobre él, y que éste le había dicho que yo era bienvenido a su casa; así que me dio la dirección y propusimos vernos ahí al día siguiente…
Sky caminaba por aquel suburbio de clase baja, observando el papelito con la dirección en lo que buscaba el número de la casa que su nuevo amigo le había dado. Estaba muy curioso, quería saber quién era ese tal Sr. Winchester, pues mala persona no parecía ser.
—Ah, ahí está —sonrió Sky como si nada, observando aquella pequeña casa de madera sin pintar de un solo piso. Tenía un aspecto rústico pero no estaba feo.
El peliblanco se acercó mientras guardaba el papelito en su pantalón, escuchando de repente un extraño ruido en su interior. Se quedó quieto un momento, queriendo escuchar mejor.
—Todo es tu culpa —jadeó de manera baja el Sr. Winchester. Sigues aquí y no deberías, yo traté de controlarme y tú sigues provocándome.
Luke por primera vez en su vida, estaba aterrorizado; su llanto era mudo y por ende la voz no le salía. Tenía encima a ese enorme hombre que con su pelvis aplastaba su cadera, estaba pasmado de horror, observando cómo su mejor amigo, quien pensaba era la persona más feliz del mundo, era en realidad miserable.
—De verdad lo intenté, de verdad lo intenté. —Los arrugados ojos del hombre lagrimeaban, se podía ver el dolor en cada gota que caía sobre el rostro de Luke—. Soy asqueroso —sollozó, mientras sus manos tocaban la desnuda piel que se asomaba entre la ropa del menor.
—¿Sr. Winchester? —logró gemir atemorizado, sintiendo cómo sus pantalones se mojaban de poco a poco, creando un charco amarillento y caliente debajo de él.
El hombre al observar lo que le estaba haciendo al pobre niño, concluyó que no merecía vivir; pues cada beso que le propinó, cada jalón e incluso cada apretón sobre su piel, estaba lejos de ser lo que él siempre soñó. Era un caso perdido.
—Usted no es el Sr. Winchester —logró decir Luke, sintiendo cómo frente a sus ojos, la imagen de su mejor amigo se convertía en un monstruo.
—No…no lo soy —gimió al borde de la locura, temblando encima de él—. No lo soy, sácame de aquí, sácame de aquí…—chilló, tomando su cuello para estrangularlo, deseando borrar este error pero lo único que debía ser eliminado era él mismo.
Luke se retorcía de dolor, arañando lo mejor que podía la mano del Sr. Winchester, observando que ese monstruo en realidad era su mejor amigo sufriendo.
—Detenme, detenme —suplicó de manera cobarde. Podía jurar que su cuerpo estaba siendo poseído, pero en realidad era sólo su verdadero yo que salía a relucir por el miedo del qué dirán y del futuro que le esperaba.
Sky acercó su oído a la puerta, escuchando un poco la agonía de su amigo; para él, eso fue más que suficiente como para romper la ventanilla de la entrada y tratar de abrir ésta. El Sr. Winchester soltó por un momento a Luke, distrayéndose al voltear a ver lo que sucedía.
—¡Luke! —jadeó Sky, desesperado por abrir la puerta.
El rubio estiró su brazo, tratando de encontrar algo con qué defenderse. Apenas encontró algo, lo estrelló contra el cuello del hombre, hundiendo su manzana de Adán. El Sr. Winchester cayó de lado, Luke se le encimó y bueno…el resto es historia.
—Fue la primera vez que vi a Luke sin sonreír, su cara se deformaba en una expresión que no estoy seguro conocer —dijo Sky, frunciendo un poco los labios y tomando aquella tabla de Keita—. Era una mezcla de estas. —Señaló la tristeza, dolor y horror—. No sé, no es ninguna pero se parece a las tres. Aunque su cara se compuso una vez se hizo de la cabeza del tipo…
—¿Después de eso, huyeron? —preguntó Keita, tratando de mantenerse tranquilo ante esa historia, comprendiendo mejor el porqué del modus operandi de Muerte, irónicamente, quedaba como anillo al dedo.
—Luke me pidió que lo llevara con sus papás, traté de convencerlo de que nos fuéramos de ahí, pero estaba muy alterado. Admito que no intenté tanto, y cedí en llevarlo a su casa que estaba justo alado, también admito que lo que pasó esa noche…fue como un delicioso deja vú.
—Explícate…—contestó Keita, sabiendo a dónde quería llegar pero deseando que lo dijera.
—Sé que defiendo mucho el: si quieres hacerlo, hazlo…sería hipócrita que unos no lo hicieran y otros no, así que apoyo si tú quisieras un día clavarme un cuchillo porque quieres y porque puedes, pero también apoyo respondiendo eso cortándote la garganta. Balaam lo llama justicia, otros defensa propia…yo, lo llamo un juego, y lo que pasó esa noche fue un juego.
—¿Luke fue un jugador?
—Sí, y yo un espectador. A pesar de ser primerizo, lo hizo muy bien. Cedí llevarlo con sus padres, pero con la condición que me diese la cabeza del Sr Winchester, prometiéndole que no lo tiraría ni mucho menos, sino que lo cuidaría ya que la gente podría sentirse celosa de su nuevo cambio de estilo…su duelo contra la muerte de ese tipo, no fue nada fácil —aclaró, recordando cómo tuvo que casi arrancarle de sus brazos aquella cabeza—.Una vez dentro de su casa, decidí quedarme escondido en los arbustos de su jardín y vigilar que todo estuviese bien…
Keita notaba cómo a pesar de proclamarse alguien sádico y sin sentimientos, genuinamente cuidaba a Luke. Aquella historia, no la tomaba como algo en vano, pues era evidente que algo en el rubio despertaba la empatía del peliblanco.
—Sus padres al verlo…no reaccionaron como uno esperaría si es que escuchabas las historias de Luke. En vez de gritar preocupados por su hijo bañado en sangre, lo golpearon casi hasta el cansancio por haber manchado la alfombra de la casa. Podía jurar que era normal oír ese tipo de gritos, pues nadie en la calle o en casas vecinas parecía inmutarse, ni siquiera porque era ya de noche.
—Dijiste que lo golpearon casi hasta el cansancio…
—Sí, casi…ese día Luke gritaba y gritaba, suplicándoles que pararan. Sonaba como un pequeño cerdo.
—¿Entraste a ayudarlo?
—… —Sky se quedó callado por unos segundos—. No, si me involucraba ponía en peligro al señor Balaam.
—¿Seguro que fue por eso? —buscó Keita los ojos del menor.
—…—El peliblanco dudó un momento, pero recordó que su amado Balaam quería que fuese honesto con su nuevo terapeuta. ¿No había problema si confesaba este tipo de cosas, o sí?—. Sabía que si entraba, no dudaría en matarlos —dijo con simpleza, casi como si hablara del clima—. Pero tal vez, sólo tal vez no lo hice porque a pesar de todo Luke parecía amar mucho a sus padres. Supongo que lo entiendo…uno no escoge a quién amar…
Keita sonrió arqueando las cejas al oír esa mentira, que de una forma retorcida era real…uno no escoge a quién amar, pero sí escoges dónde quedarte. Pues al final el amor es una autoproyección de lo que crees merecer.
—¿Y cómo terminó todo?
—Luke no estaba bien, el Sr. Winchester le provocó eso a casi obligarlo a que lo matara… ¿cómo crees que terminó todo? Fueron flashazos de realidad los que tuvo ese día, flashazos que hicieron que los monstruos desaparecieran. Aunque sinceramente, me hubiera gustado que durara más…
—¿Más? —dijo sin comprenderle del todo.
—Sí, más…qué fácil es morir rápido. El dolor que merecían esas personas debió ir más allá, pero supongo que Luke es demasiado misericordioso y cobarde. Al final de cuentas, cree que a toda esa gente la ha salvado de una vida miserable…
—De una vida como la del Sr. Winchester —susurró Keita casi para sí mismo.
“Juguemos en el bosque, mientras el lobo no está,
Porque si el lobo aparece, a todos nos comerá
Lobo, lobo, ¿estás ahí?”
Luke canturreaba una y otra vez, abrazando los cuerpos de sus padres, preguntando una y otra vez el: “lobo, lobo, ¿estás ahí?”. El pequeño temblaba, estaba empapado de la sangre ajena que había salido a borbotones apenas clavó el cuchillo en ellos. ¿Sufrieron? Muy poco. Luke tuvo la fortuna que al defenderse pudo dar en puntos vitales. ¿Por qué fortuna? Estoy seguro que a ningún ser humano mínimamente empático le hubiese causado placer ver a otro ser vivo revolcarse y ahogarse con su propia sangre.
—Ya seremos una familia feliz, ya no volverá a pasar, ya no estaré triste ni ustedes estarán tristes —susurró, acariciando la cabeza de ambos— Ya me dibujé una sonrisa igual a la de ustedes…ahora somos más familia que nunca.
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