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Omegavergas Novela

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Sep 27, 2020

Jorge mandó a Carlos, el mayor de sus hermanos menores, a recoger a la primaria a Luis, el más pequeño de todos, mientras él termina de guardar y cerrar el puesto.

Algunos de sus clientes más comunes llegan y lo ven, se lamentan de que ese día cerrara temprano, pero no dicen mucho y se van. No es un suceso extraño después de todo.

Es un buen puesto de tacos si la cantidad de clientes que podían llegar a obtener decía algo. Como su padre lo había puesto desde hace ya varios años, son conocidos. Pero también son inestables. Hay veces que, como ese día, cierran temprano, hay días que de plano no abren. Eso hace que tampoco puedan tener las ganancias que podrían ser adecuadas.

Esto es debido a que Jorge es quien se encarga de este puesto en su totalidad.

Antes, era su padre y él solo ayudaba, pero desde hace ya varios años, su padre tomó una gran parte de su dinero para comprar un taxi y trabajarlo, cosa que en realidad no hace, y dejó a Jorge solo. Carlos, su hermano menor, lo ayuda a veces. Una vez intentó dejar la escuela para ayudarle completamente, pero Jorge no se lo permitió.

Y el problema de que Jorge fuera el único a cargo de esto no es que no pudiera con el puesto solo, porque sí puede, sino más bien es que a veces debe dejarlo para ayudar o atender a sus hermanos con cosas referentes a la escuela. Y la peor razón de todas, es que es un omega, y durante algunos días cada cierto tiempo, queda completamente fuera de juego por los celos.

Como aparentemente es el caso justo ahora.

Para cuando llega a la vecindad ya siente un calor sofocante que no lo deja respirar bien. Tiene un cosquilleo desagradable en la parte baja de su estómago y espalda, la fuerza comienza a irse de su cuerpo.

Se apresura a su casa para no toparse con el alfa que allí vive y entra tratando ser silencioso porque vio el taxi afuera, lo que indica que su padre otra vez no fue a trabajar. Sin embargo, por muy silencioso que trate de ser, no es como que pudiera esconderse, su casa es solo una habitación grande donde está la cocina, un sofá, la tele y la cama de su padre, y una habitación más pequeña a un costado donde duermen los hermanos.

Su padre, un hombre gordo, moreno, con un bigote grueso y un sombrero que siempre usa aunque esté en interiores, se encuentra allí, despierto, viendo un partido de futbol, sentado en su cama. En cuanto entra, lo voltea a ver con el ceño fruncido y le pregunta:

—¿Qué chingados haces aquí? ¿Y la chamba?

Jorge no puede evitar bajar la mirada. Tras todos esos años viviendo con él, sabe que no mantener contacto visual reduce las posibilidades de que se ponga violento en exceso. Da los 5 pasos que lo llevan de la puerta de la entrada a la cortina que separa esta habitación de la suya.

—Otra vez… no puedo —contesta. Y con eso es suficiente. Su padre de inmediato explota.

—Puras chingaderas contigo. Pero pinche vieja tenías que salir —comienza a soltar al aire. Ser un hombre omega o mujer alfa es bastante mal visto debido a que llegan a ser vistos como abominaciones a la naturaleza por hacer aquello a lo que su sexo no estaba destinado.

Jorge entra y acomoda la cortina que tiene en lugar de puerta para que no se vea nada hacia el interior. Retrocede lentamente sin dejar de encararla porque ya le ha pasado que el hombre de repente entra soltando golpes. Mientras su padre sigue diciendo con desdén— Inútil de mierda, cada puta vez pierdes una maldita semana entera.

En esa pequeña habitación solo hay dos literas, Jorge las compró hace un tiempo, solo las bases porque los colchones ya eran demasiado gasto, y les pusieron unos cartones que es donde se recuestan. Cada uno tiene una manta y una almohada. Jorge se acuesta en la que le corresponde y se cubre, tapándose las orejas con ambas manos para tratar de ahogar la voz de su padre que sigue y sigue…

—No sé qué chingados hice para que salieras puto. Chingando a toda la familia por tu pinche casta de marica. Con tus pinches mamadas de celo como una puta perra…

Un casi interminable blablablá hasta que se cansa y vuelve a concentrarse en su partido.

Jorge por fin puede respirar profundamente.

Odia cada que estos días ocurren. Él no sabe cada cuándo pasa, en su mente solo son cada tanto y lo hacen sentir muy débil. Otros omegas suelen tener estos días controlados, y abiertamente deciden utilizar el primer o último día como uno normal, pero los días donde dan con más intensidad tienden a no salir. Incluso Jorge que no sabe cómo funciona prefiere mantenerse en casa.

Estos días son peligrosos para los omegas en el país, las probabilidades de ser violados son bastante altas. A la mayoría de los omegas no les afecta, en todo caso ya de por sí no tienen nada qué hacer. Pero a omegas como Jorge que intentan ganarse la vida siempre les termina perjudicando.

Jorge da vueltas en su dura cama sintiendo que se ahoga, el calor se vuelve insoportable y el deseo de masturbarse es incluso doloroso. Pero él en realidad hace todo lo posible por no caer en ello. Lo hace sentir débil, como si perdiera ante algo. Sabe que siempre termina haciéndolo en algún momento, pero mientras más resista contra ello, mejor se siente consigo mismo.

Le gustaría estar solo en estos momentos que considera de más alta debilidad, pero no mucho después escucha a sus hermanos entrar. Llegan juntos, pero cada uno viene de su propia escuela. Todos, igual que él, entran a su cuarto para no estar en la misma área que su padre y al verlo acostado se acercan a hablarle.

—Jorge ¿Estás en celo otra vez? —pregunta Luis, el más pequeño de todos, tan joven que aun no ha mostrado pertenecer a ninguna casta. Es bastante bajo para su edad. Moreno con mucho vello en prácticamente todo su cuerpo. Viste el uniforme rojo de su primaria y es un niño bastante curioso— Hoy vimos en clase que estar solo es insoportable ¿Es cierto? ¿Duele? ¿Cómo es?

Carlos, el mayor después de Jorge, es el encargado de ir a recoger a los otros a sus respectivas escuelas. Es el que menos se parece al resto siendo casi una copia de su madre, no por mucho, pero es el más alto y su piel es clara. Algo de vello comienza a formar un bigote en su rostro. Lleva el uniforme del CETIS al que asiste. Solo lanza las mochilas al piso y se recarga en la cama de arriba de donde está Jorge para mirarlo con una sonrisa —Wey ¿Te estás chaqueteando ahí abajo? —dice con descaro.

El último de los hermanos se llama Guillermo, está en una secundaria técnica. En apariencia es bastante similar a Jorge cuando tenía su edad. Solo su cabello es un poco más claro, así que en lugar de ser negro como el resto de hermanos, parece más bien café obscuro. Tiende a ser más callado, pero cuando están todos habla más, así que ya que el resto está haciendo preguntas, también agregó —Oye ¿Y estás madres de celo te vuelven un animal?

Todos ellos, incluido su padre, son betas. No hay alfas, es por eso que son una familia y no una manada.

Y ya que los betas no son buenos percibiendo los olores y feromonas que los omegas emanan, no son afectados por sus celos y tienden a volverse un incordio para los omegas. En especial en casas tan pequeñas y faltas de habitaciones como la de ellos donde la privacidad no existe.

—Váyanse a la mierda —les responde Jorge exasperado. Esas épocas no son las mejores para él.

No van a salir de la habitación, pero al menos lo dejan en paz. Ya habían subestimado a Jorge en este estado creyendo que podrían burlarse y molestarlo, pero incluso así había sacado la fuerza para patearlos a todos y lo dejaran en paz. No repetirían eso.

Más en la tarde cuando el partido termina, Antonio, el padre de Jorge y sus hermanos, decide que ya que el inútil omega no está haciendo nada, él tendrá que trabajar un poco y toma las llaves de su taxi.

No se toma la molestia de avisarle a sus hijos y sale. Un poco antes de llegar al zaguán que da a la calle, escucha una voz detrás de él de una persona que camina rápido hasta alcanzarlo.

—Eh, vecino, el olor de su hijo está en toda la vecindad de nuevo —le dice el hombre que se mudó hace poco. Es alto, delgado, moreno, una especie de intento de bigote y apariencia poco atractiva. No recuerda su nombre, pero gracias a estos comentarios no olvida que es un alfa—. ¿Sabe? Si lo necesita, yo podría ayudarlo a alivianarse, sólo déjeme traerlo a mi casa y-

—Le pones un puto dedo encima y te reviento el culo a pinches balazos, hijo de la chingada —lo interrumpe girando con agresividad, el ceño muy fruncido y un tono de amenaza real en la voz más el aliento impregnado de alcohol—. Vete a la mierda antes de que te rompa toda tu puta madre por si quiera abrir el pinche hocico.

Antonio de por sí odia el hecho de que su hijo sea un marica omega, es peor aun desde que este alfa asqueroso llegó y constantemente se lo recuerda. Le repugna la idea de que dos hombres se revuelquen. No piensa permitir que semejante asquerosidad suceda a alguien relacionado con él.

Por eso le había dado una navaja a Jorge. Más le valía no permitir que ningún alfa, aun menos un alfa hombre le pusiera un dedo encima o él mismo lo mandaría a la mierda, lo sacaría de su casa y no lo volvería a reconocer como hijo.

Este alfa llevaba poco tiempo viviendo en esta vecindad. Realmente no había convivido tanto con los otros habitantes del lugar, pero al ser un alfa esperaba respeto y admiración del resto. Otros vecinos sí lo habían hecho, pero este beta no parecía dispuesto a darle el lugar que merecía, y lo peor para él, es que en realidad sí lo intimidaba.

Indignado pensó “Chale, qué pedo, sólo es un pinche omega. No mames, igual está de la chingada el pinche vato. Es hombre y todavía que estoy dispuesto a hacerle un puto favor”. Dio un paso hacia atrás y observó como el otro se fue. Ya que no estuvo a la vista, levantó el brazo mentándole la madre y se dio la vuelta para observar la única casa de la vecindad que se encontraba en segundo piso.

—Además, ni que fuera el único omega de la vecindad —dijo en voz alta observando fijamente la puerta donde dos omegas vivían solos—. Y al menos allá, no hay alfas ni betas mamones que se metan.

Con una sonrisa satisfecha se decide a regresar a su casa, después de todo solo había salido a tratar de alcanzar a este hombre beta. Pensó que sí lo arribaba a él primero lograría algo con ese omega que ya lo había rechazado una vez. Ahora se da cuenta que era una causa perdida.

“Pero la suerte sigue de mi lado —piensa al darle una última mirada a aquella casa—, llegué a un lugar donde hay omegas de dónde escoger”.
nanime13
NaniMe

Creator

Aquí por fin traigo más de está historia versión escrita~
Por ahora solo actualizaré aquí, jojojo

Comments (2)

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Emi Powell
Emi Powell

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AHHH PINCHE SERIE MAMALONA LA AMO ALV

3

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