—¿Y tú desde cuando te vas sola?
—Desde que a mi madre se le ocurrió la maravillosa idea de vender el auto como venganza.
—¿Venganza?
Rita me miraba confunduda.
—Ya te conté que mi madre descubrió que mi padre la engañaba con su secretaria y una de sus tantas venganzas fue vender el auto favorito de papá.
—Y no te pueden dar dinero para tomar el bus o algo.
—Últimamente prefiero pasar el mínimo tiempo posible en la casa, por lo que demorarme casi una hora no es una mala idea y además así puedo hacer ejercicio.
Para dar más credibilidad de lo que decía, me toqué mi abdomen que hace tiempo había dejado de estar plano.
Rita me miró sonriendo.
—¿Estas segura que no prefieres que te pasemos a dejar a tu casa? Nos queda de camino.
Le agradecí pero rechacé la oferta y a los minutos nos separamos, me quedaba un largo camino hasta mi casa.
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Espero que les guste y me encantaría leer sus expectativas en los comentarios.
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