Volvía a pasar por la carretera dónde me encontré a la chica. Vi a un grupo de hombres caminar con mala actitud, aceleré involuntariamente.
Seguí manejando y no me encontraba a la chica, tenía la esperanza de que no se hubiera vuelto a a ir caminando y no porque fuera ella la del secuestro y posterior asesinato.
No me lo podía creer.
En ese momento la una chica alta apareció a un lado de la carretera. Esos rulos eran inconfundibles. Sentí como el alivio recorrió mi cuerpo.
Pero al mismo tiempo una pequeña rabia se apodero de mis venas ¿Acaso esa chica no veía o leía las noticias?
Detuve el auto junto a ella.
—Sube al auto. Te llevo.
—No, gracias. No me molesta caminar.
—No te estoy preguntando. ¿Acaso no ves las noticias?
—¿Qué tiene que ver eso?
—Ayer han secuestrado a una chica y a aparecido muerta. En esta misma carretera.
—¿Es una broma?
—¿Crees que si fuera una broma estaría como un tonto al lado tuyo? Vamos, sube al auto.
—¿Y cómo sé que a esa chica no le dijeron lo mismo?
No podía ser tan testaruda esta chica. Aunque tuve la tentación de dejarla ahí una vez más, me contuve.
—No digas tonterías y sube de una vez.
La chica comenzó a caminar y yo la seguí con el auto, avanzamos así casi tres metros cuando los murmullos de los hombres que hace poco había adelantado comenzaron a hacerse presente.
La chica se volteó asustada y bastó que un solo hombre del grupo le gritara "Mamasita, usted está como quiere" para que ella corriera a subirse a mi lado.
Antes de que terminara de cerrar la puerta yo ya estaba acelerando al máximo.
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