—Le puedo asegurar que nadie realmente se lastimaría a propósito en las minas, pero dejar que un ingeniero nuevo se pierda entre los túneles buscando el baño, bien ocurrió una o dos veces. Estudian toda la vida en la Tierra y llegan a las colonias a dirigir y exigir más horas, más minerales, oro, oro, oro y que se jodan los trabajadores. Pero al final todo salió bien. No hubo heridos, aunque tal vez un poco de deshidratación y fobia intensa a la oscuridad y los lugares estrechos.
—Esa es buena idea, tal vez mande a mis pasantes a una visita de aprendizaje a las colonias mineras, mientras no le tengan miedo a los cuerpos humanos todo estará en orden.
—Agradeceríamos tener médicos decentes, incluso si no son de planta, así que yo puedo ponerlo encontacto con alguien ahí si realmente habla en serio.
—Aquí —dijo golpeando sus dedos dos veces sobre la barra activando los proyectores dactilares que eran muy útiles en su trabajo, tipeo un par de veces y luego le envió su tarjeta, sólo que Imón sonrió como tonto y se encogió de hombros un poco inseguro.
Su envió marco error y Emeroaud frunció el ceño y los labios, confundido y ofendido como si fuera personal.
—Tu comunicador no funciona Imón.
—Uh, yo no tengo uno, es decir si, pero es manual y a menos que esté trabajando no lo uso. ¿Le molestaría escribir sus datos aquí? —dijo extendiéndole una libreta y una pluma.
Papel y tinta.
—¿Es en serio?
Dust se rió y apoyó el rostro contra la barra al ver al gran doctor sostener con escabrosa curiosidad una simple libreta de papel y una pluma barata, bueno en la mina, aquí no conseguía plumas baratas.
—¿Sabe cómo utilizarlos?
Emeroaud hizo un mohín.
—Soy un doctor, puedo operar un cerebro con los ojos cerrados, seguro que puedo descifrar solo como usar los artículos primitivos de escritura que la humanidad inventó.
—Uhu.
Dust cubrió su sonrisa con un nuevo trago y después de un par de garabatos experimentales, y descubrir la presión necesaria y la fluidez con la que debía hacer los trazos, Dust tuvo los datos de contacto del doctor Emeroaud, no sin que antes soplara la tinta con cuidado, pero con el ceño fruncido como si le ofendiera personalmente que la tinta no secara al primer contacto con el aire.
Imón observo la hoja y lucía como una clásica receta de doctor.
Completamente incomprensible.
Su risa fue incontrolable, pero guardó el papel en el bolso impermeable de sus pantalones. Tenía un amigo que sabía leer doctor.
Imón tomó su trago y se volvió para encontrar al doctor Emeroaud inspeccionando curiosamente todo lo que podía escribir en el papel, luego paso de los garabatos al dibujo y al final a la experimentación en 3D haciendo una infame bola de papel que tenía su curiosidad fascinada.
Era un poco lindo.
—¿Le gusta?
Emeroaud se enderezó y sonrió avergonzado colocando la pluma junto a su desastre de papel como un niño culpable.
—Lo siento, mi curiosidad me sobrepasa, hace 300 años que dejó de usarse papel para tareas mundanas e innecesarias. Sólo las musas de la literatura o los mimos lo utilizan y es costoso, traerlo de la colonia china cuesta una mini fortuna, así que entenderás que resulta innecesario y primitivo.
—Claro que sí, lo entiendo, innecesario y primitivo.
Y luego Emeroaud se rió aldescubrir las delicias físicas de arrojarle una bola de papel a un mocoso desalineado en toda la cara.
—Eso, es una razón por la cual compraría el papel.
—Que simpático, Doctor.
—Gracias.
Pidió otra ronda para ambos y luego se rió al darse cuenta que había estado comparando "heridas de guerra" con un muchacho como si se tratara de un veterano con problemas mentales.
Y de repente las luces que de por sí ya eran suaves bajaron un poco más y luego la música empezó a sonar.
—Yo amo esa canción, Emeroaud, espera aquí, espera aquí voy a bailar y puedes beber por mí. Incluso puedes seguir destruyendo mi libreta.
Dust se levantó e ingresó a la pista de baile meneándose con la coordinación de alguien capaz de noquear a un troglodita, por lo que se llevó otra bebida a los labios moviendo la cabeza inconscientemente al ritmo de la música. Era refrescante y extraña, y luego parpadeo al darse cuenta que era de las colonias, nunca hubiera creído posible que la música de las colonias sonara tan bien, sorpresas y más sorpresas esa noche.
Él no estaba familiarizado con las musas, trabajar con los mimos te daba perspectiva y ya que era su departamento el encargado de dotarlos con cuerpos adecuados, no entendía mucho sobre la personalidad de las musas pero si entendía que muchas veces hacían galimatías absurdas que se querían parecer a la música. Al menos él nunca había considerado que fueran artistas de verdad.
Las investigaciones acerca de la música de las colonias hacían parecer que sólo eran sonidos arcaicos y tribalismo extraño. Pero eso sonaba muy bien, bastante parecido a la música definales del siglo XX si alguien le preguntaba y definitivamente era buena aunque no la hubiera hecho ninguna musa.
Tendría que preguntarle a Dust quién era el autor, parecía estar teniendo el mejor momento de su vida meneando las caderas de modo que una musa de la danza envidiaría si el modo en el que el resto de los bebedores lo estaban mirando significaba algo.
—¿Ese forastero viene contigo?
—No, me temo que cada quien llegó por su cuenta.
—Entonces no te importara que le demos una lección por programar su basura tribal en las listas de Gold ¿O sí?
Sus ojos se afilaron y jugueteo con la pluma de manera distraída.
—Eso no será necesario caballero.
—¿Ah sí? ¿Y eso por qué?
—Porque estas apuntó de irte en medio del dolor más intenso de tu vida.
Y la pluma se clavo con fuerza en uno de los puntos vulnerables de su mano hombro y cuello antes de que se desplomara en un montón y luego rodará por el suelo gimiendo antes de ponerse de pie de un salto y saliera corriendo mientras los hombres que lo acompañaban lo observaban con ligeros grados de shock y pánico.
—Esto es interesante, ¿alguien más quiere ayudarme a descifrar las cualidades letales de una pluma de tinta?
—Eh, no, tipo, calma, todo está bien, nosotros ya nos vamos.
—Excelente, buenas noches y brillante futuro caballeros.
—¡Eso estuvo fabuloso! ¿Emeroaud, te gusta bailar? —dijo Dust llegando a su lado para poner ambas manos sobre la barra y luego descansar ahí su rostro como un mocoso.
—Mnh.... Depende de la compañía.
—Oh, ¿quieres bailar conmigo?
Emeroaud estalló en risas nadie había sido tan lindo desde su esposa, nadie antes se había atrevido a una insinuación sobre el baile o cualquier otra cosa y ahí iba una curva rápida y directa al corazón debido a un muchacho joven y borracho.
—Oye, ¿qué le pasó a mi pluma? No tenía sangre cuando me levanté, ¿o sí?, realmente no recuerdo y eso no es nada agradable.
—Creo que lo mejor será que terminemos las bebidas aquí y te acompañe con un autómata a tu auto o a un viaje exprés a casa.
—Ouwww baila conmigo.
—No esta noche, querido, ¿qué tal la próxima vez?
Dust pareció meditarlo y luego asintió poniéndose de pie.
—Está bien. Entre aquí sin nada y ahora hay una posibilidad con un doctor brillante, eso es maravilloso—dijo de ese modo que los borrachos creían que era un susurro pero no lo era en absoluto y era halagador y dulce, casi lo creería si no estuviera Dust tan borracho.
—¡Yo pago!
—Ya pagué yo, la próxima vez, Dust, no discutas y trae contigo un comunicador, son necesarios.
—No lo son, entorpecen todo en la vida cotidiana de la gente, dejarían de estar tan ensimismados si no se los hubieran implantado.
Emeroaud se levantó reacomodando su aspecto y ayudando a Dust a permanecer en línea recta en su camino a la salida.
La gente los miraba y, aunque estaba acostumbrado a la atención, permitir que alguien molestara a Dust que era tan natural y salvaje y honesto, se sentía muy mal.
—Hoy fue una gran noche, Emeroaud, fue muy encantador conocerte —dijo empezando a caminar de espaldas mientras aún se tambaleaba.
—Estoy muy halagado, Imón, solo, ¿por qué no te giras...?
—Psst~ recordé por qué su libro me impactó tanto en las colonias, lo que es muy diferente es la percepción de los roles y las funciones que debes cumplir según tu propio aspecto, edad, lugar de referencia, género y... Y entonces haber leído de alguien tan brillante...
Emeroaud no podía encontrar sus palabras, eso era una lectura que se daba por sentada, es decir, se casó con una mujer pero le gustaban las personas, sin importar qué hubiera entre medio o como se considerasen a sí mismas, escuchar la sorpresa en Dust era interesante, revelador y en su pecho una aprehensión helada se transformaba en algo cálido, amable y casi posible.
Si tan sólo Dust le hubiera hecho caso y se hubiera volteado no hubiera chocado con un autómata que llevaba hielo, no se hubiera resbalado con un cubo de ellos y tampoco habría caído estrepitosamente contra el suelo para perder el conocimiento todo bajo su asustada y desesperada mirada.
Si Dust le hubiera hecho caso no estaría en ese momento deslizándolo en su auto conduciendo hacia su hogar debido a que era un hombre integro, cabal y responsable y los hombres de esa naturaleza no dejaban solos a muchachos jóvenes y atractivos en bares de mala muerte en ese distrito de todos los sitios posibles.
***
Dust parpadeó y una punzada detrás de los ojos lo hizo gemir como si el cerebro fuese a escapársele por la boca.
—Uh...
—Tranquilícese, señor Imón, o su dolor de cabeza sólo empeorará, una resaca y una contusión por lo general no se llevan bien.
Oh por dios.
Había mantas cálidas y suaves sobre él y no esa basura plastificada que le daba alergia que es lo único que vendían en su apartamento alquilado.
Y su cerebro estaba haciendo además esa cosa de no enfocarse. Esa voz preciosa no era un sueño y si abría los ojos, el rostro preocupado, cansado y de brillantes ojos azules estaría frente a su propio rostro y eso era muy mortificante.
Se había sentido mejor cuando pensó, creyó y actuó en el ideal de un sueño rem muy merecido rumbo a las colonias australianas.
—Señor Imón, abra los ojos.
Obedeció encontrándose de lleno con la imagen de sus sueños, según la perspectiva desde la cual mirase, pero era intenso y revelador y gimoteó antes de subir de nuevo las mantas hasta cubrir su rostro.
—Oh, por dios, deja de hacer eso, Imón, o sólo empeorarás tu dolor de cabeza. Vamos, incorpórate.
—Uh, sí, lo siento —dijo descubriéndose el rostro despacio antes de sentarse a prisa al verlo fruncir elceño de un modo atractivo que lo hacía sentir como un idiota.
Un ataque de mareo y náuseas lo hizo perder el equilibrio y el pecho de Emeroaud amortiguó lo que habría sido otra caída dolorosa.
Emeroaud suspiro y Dust gimoteo contra sus ropas con algo de alivio, estaba tibio y tenía un olor agradable así que eso lo hizo sentir mejor, era reconfortante.
—Escucha, Imón, bebe esto, el efecto será inmediato, pero tendrás mucho sueño, después te dejaré dormir, lo prometo sólo intenta mantenerte erguido lo suficiente para tragar la pastilla y todo estará bien.
—Uh, no...
—¿No? ¿Niño, quién es el doctor en esta sala?
—Uh, tú no eres doctor de personas, eres doctor de mimos, eso no cuenta, y estaré bien, sólo beberé agua y no me dormiré, no fue un golpe tan fuerte, se lo aseguro, sólo aparatoso y llevaba casi 5 días sin dormir, eso es lo que debió noquearme.
—Sabes, Imón, eso no esreconfortante en lo absoluto. Además, no puedes poner en duda mis grados, tengo 3 profesionalizaciones médicas de primer nivel. ¿Sabes qué significa eso?
—¿Que si me gustaría tener sexo con usted no se opondría?
Eso hizo que Emeroaud se callara y lo enderezara para ver su rostro confundido.
Dust estaba sonrojado, pero tenía un mohín determinado que era joven y lindo y hacia mucho más atractiva su presencia en su cama.
—¿Por qué tú estás siendo tan formal ahora?
El mocoso se atrevió a rodar los ojos. El descaro también le iba bien.
—Olvídalo, agua y medicina en este instante.
—No, sólo agua y luego al baño, necesitó hacer pis y luego puedes responderme, señor tengo 3 grados especiales, acerca de la viabilidad de la intimidad y compatibilidad y química entre nosotros y nuestros cuerpos.
—Oh por dios, sólo bébela entonces. Iré por un analgésico suave.
—Emeroaud, no olvides tu respuesta sobre el sexo.
—Y ahí vas de nuevo, eso significa que te golpeaste muy duró la cabeza, ¿sabes, Imón? Porque no hay forma de que tú, por propia voluntad quisieras-
—Bien no, no propia voluntad, definitivamente llevaba 5 bebidas adulteradas cuando el troglodita apareció y por lo menos me dio suficiente valor para ser un caballero y ayudarte. Si no hubieras aparecido definitivamente me habría desmayado antes de tomar el coraje de decirte que eres guapo y sexy y que tal vez tú y yo...
—¿Imón?
—¿Si?
—Te desmayaste, ve al baño. No demoro, iré por un analgésico suave.
—Emeroaud, y obtendré respuest-
Emeroaud rodó los ojos exasperado y lo agarró de ambas mejillas antes de depositar un par de besos castos y dulces sobre sus labios que lo silenciaron en el acto.
Cuando se apartó frunció el ceño y casi muere un poco por la impresión dulce que hacia este tipo como un pez fuera del agua sonrojado y ansioso por complacer.
—Ahora ve al baño, ¿sí?
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