Año 709.
Una noche del día primero de un nuevo año en el calendario mundial .En una gran mansión escondida en lo más profundo del bosque. Se encontraba un joven despreocupado leyendo una historia de fantasía, donde relataba la fantástica historia de 3 guerreros, 3 HEROES que libraron al mundo de una terrible calamidad, los héroes pasaron por muchas terribles situaciones, pero al final lograron sobrepasar esas dificultades y triunfar, una fantástica historia con un fantástico final, en donde todas las razas del mundo lograron coexistir en paz.
Ese joven en la casi completa oscuridad que apenas se disipaba por el intenso brillo de luna llena que se dejaba traspasar por la ventana de aquella vieja biblioteca. Magnificado por tan conmovedor relato, siempre logra sacar una lágrima de sus ojos. Y claro da a una imaginación que solo él puede darse el lujo de crear con una simple pregunta "¿Sera posible que algún día el mundo pueda estar en paz?".
Acacio: ¿Sera posible que algún día el mundo pueda estar en paz?
Sokrates: Excelente pregunta señor Valdez.
Acacio: ¡Sokrates!, ¿Qué haces aquí?
Sokrates: "¿Que hago aquí?", esa pregunta debería hacérsela a usted señor Valdez.
El pequeño anciano que sale de la oscuridad para dejarse mostrar por la luz emitida de la ventana se acerca al escritorio en donde yace sentado el joven. Siempre claro con su gran pipa de hierbas en su boca.
Acacio: Nunca es tarde para fumar, ¿no es así?... Un momento ¿eso es tabaco? Huele algo distinto.
Sokrates: Eso no es importante ahora.
Acacio: ¡Yo creo que sí!
Sokrates: ¿Sabes lo tarde que es? Mañana es un gran día para usted.
Acacio: Si lo sé, no necesitas sermonearme.
Sokrates: Yo no estoy haciendo ningún sermón, solo un recordatorio, por si lo olvidaste. *Suuu*
Acacio: Si no dejas de fumar eso serás tú el que no recordara nada.
Sokrates: En fin. Váyase a dormir. Yo limpiare.
Acacio: Como digas. Buenas noches.
Sokrates: Buenas noches.
El joven Valdez sale de su habitación rumbo a su cuarto dejando al anciano atrás el cual se dispone a acomodar el libro que estaba leyendo. Al terminar inhala un poco de la pipa y exhala mientras toma asiento en la silla.
Sokrates: Mañana es el cumpleaños del joven Valdez. Me pregunto...
Tal vez me lo estoy imaginando. Su madre murió hace ya casi 10 años, me sorprende lo bien que se lo ha tomado.
Supongo que esta biblioteca ha sido un buen refugio para él. De ahora en adelante no sé lo que vaya a pasar. Por favor, señor Acacio cuídese mucho.
Distrito Tampaya 300 kilómetros de distancia de la mansión Valdez.
Un cargamento proveniente del continente Mesina era esperado por ansias en el puerto. Era de noche, y el pequeño pueblo colorido por las llamas de las antorchas, colocadas por todas las calles daba una acogedora bienvenida.
Sargento: Oye porteño, ¿sabes cuándo llegara el cargamento? Ya tardo más de 1 hora de lo previsto.
Porteño: Lo siento sargento James, no sé lo que pasa. Debería haber señales de él.
El sargento inquieto sale de su guardia y se dirige a una cantina que estaba cerca, y en ella se encontraban soldados y porteños bebiendo. En todo ese desastre de fiesta donde se podía observa orgias y consumo de drogas, el sargento se dirige directamente a un cuarto que se encontraba en el segundo piso, y a tan solo varios metros de distancias de él y la puerta se lograban escuchar gemidos de varias mujeres y de un hombre riendo a carcajadas.
Sargento: Ese estúpido, me cuesta creer que sea alguien a quien deba respetar.
El sargento abre la puerta y encuentra a un hombre robusto de cabello rojo montado sobre una de las mujeres moviéndose atrás y adelante bruscamente, en su nuca se lograba ver un tatuaje de un polígono estrellado.
Sargento: Veo que se divierte mucho, capitán Teixeira.
C. Teixeira: Ahhhhhh. Estoy seguro de que te dije que no quería ser molestado en este momento. ¿Acaso no ves que estoy ocupado?
Sargento: Tenemos un problema con el cargamento. Necesito su presencia en el muelle.
C. Teixeira: Lo hare, pero antes terminare mi trabajo aquí.
El hombre sin siquiera terminar de hablar continua complaciendo a sus acompañantes, sin embargo es interrumpido por uno de los porteños que llega desesperado al cuarto por la ayuda del capitán.
Porteño: ¡El barco señor, ha llegado!
Con un chasquido de dedos señala al sargento y le restriega en la cara que ya no es necesaria su presencia en el puerto.
C. Teixeira: Ya no es necesaria mi presencia en el puerto, encárgate tu James, y si lo haces bien me asegurare de que tu estrella se complete con otra línea más.
Sonidos poderosos comienzan a rugir afuera de la cantina los cuales alertan a los hombres, gritos y más gritos comienzan a sonar. Los soldados y el porteño intrigados por lo escuchado entran en alerta, al poco tiempo pasos metálicos se logran escuchar subiendo las escaleras, uno de los soldados da la alarma.
Soldado: ¡Capitán Teixeira, sargento James! ¡Tenemos un problema!
Sargento: ¡Habla soldado!
La tención aumento y cuando el soldado recupero el aliento hablo.
Soldado: Se... Se...
C. Teixeira: ¿Sí?
Soldado: Se... Se nos acabó el alcohol.
Sargento: ¿Qué?
C. Teixeira: ¿Dices que me interrumpiste en esta importante reunión solo porque se acabó el alcohol? ¿Me estas jodiendo? Dime algo... Acaso también se acabó el...
Soldado: También se acabó el tequila.
C. Teixeira: ¡OOOH NOOO! ¡Esto es grave! ¡¿Qué demonios haces ahí parado James?!
¡Se acabó el tequila y tú no haces nada!
Sargento: ¡TIAGO HIJO DE...!
Soldado: ¡Señor es posible que en el barco haya más suministros de tequila, deberíamos ir a revisar!
C. Teixeira: Es verdad soldado, eres muy listo. Te invitare un trago después. ¡Andando! Oye tu porteño, cuida a mis chicas, volveré después. Sargento, soldado. ¡Andando!
Porteño: Claro Capitán... Con gusto.
El capitán Teixeira junto con el sargento y el soldado salen del bar rumbo al muelle. Al llegar notaron algo muy extraño, el barco seguía a varios metros lejos del desembarque y no parecía tener intención de moverse. El capitán lo noto rápido, y decidió hacer señas con una antorcha que estaba cerca, pero nadie respondió.
Pasaron un par de minutos y aun sin respuesta. El capitán se dispuso a mandar un pequeño grupo de hombres a ver el estado actual del barco. Pero antes de que pudieran zarpar una luz en el barco se prendió y una silueta se vio reflejándose en él, era esbelta y alta.
Soldado: ¡Capitán detecto movimiento en el barco!
C. Teixeira: Ya lo note.
El capitán se acerca a la orilla del muelle para intentar lograr ver quien era ese extraño hombre.
C. Teixeira: Arte del cazador, quinta forma. Visión del cazador.
Al activar su arte su vista mejoro y logro ver quien era ese hombre, pero lo único que noto fue un cadáver atado a un palo del barco. Los engañaron.
El capitán trata de llamar a su sargento, pero una flecha fue disparada asentando a la cabeza de su compañero. Primera baja.
Una segunda flecha fue disparada del barco que llevaba dirección directo a la cabeza del capitán, pero gracias a su visión activada logro verla y reacciono a tiempo para detenerla con la mano.
Al ver su forma y color supo de quien era, una flecha negra de 27", pequeñas plumas en la parte trasera. El capitán trato de advertir a sus soldados, pero hubo algo que noto demasiado tarde, un barco de gran escala encallado a unos pocos cientos de metros del pueblo, estaba vacío. Y tan pronto como supo lo que iba a pasar dio el aviso.
C. Teixeira: ¡Cabo, suene la alarma!
Cabo: ¿Qué sucede?, ¡el sargento James está muerto!
C. Teixeira: ¿Acaso no es obvio? Son...
ORCOS.
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