Qué vergüenza debe estar pasando Acacio en estos momentos. Hacer el ridículo frente a una chica como ella. Enfrente de su padre, el cual le había dicho que ya era capaz de salir de la mansión y cuidarse por sí solo.
Acacio: Puntos menos para mí...
Al cabo de varios minutos llegaron más invitados de importancia, los segundos en hacer presencia fueron un anciano de gran estatura, vestido de un traje negro con sofisticados arreglos sobre él, a su lado venia un chico de traje gris, cabello gris, con una sonrisa en su boca al ver a Acacio.
Ronald: ¡Acacio!
Acacio: ¡Ronald!
(Realizan una serie de combinaciones de saludos)
Ronaldo: Feliz cumpleaños, ¡HOMBRE!
Acacio: Gracias amigo.
Abel: ¡Hola Ronald!
Ronald: ¡Abel!, es un gusto poder verte, han pasado años desde la última vez que nos vimos.
El padre de Ronald se acerca hacia donde se encuentran, junto a él, camina el famoso general Igor Zobnin, es el segundo hombre más fuerte que la humanidad posee.
Acacio: Señor Eggestein, le agradezco de pasarse a esta fiesta de niños, su viaje debió haber sido largo, ¿tiene alguna petición?
Stephen: No te lo tomes en serio chico, no vine desde tan lejos solo para verte, hay otras cosas más importantes. (Camina al lado de el con una cara desinteresada en su rostro)
Igor: Joven Acacio, ¿has visto a Achraft?
(Aun agachado) Acacio: No señor Zobnin, supongo que llegara en unos instantes.
Igor: Claro, puedes levantar la cabeza. Feliz cumpleaños, por cierto. (Se retira)
(Levanta la cabeza) Acacio: ¡Gracias señor!
Ronald: Maldición Acacio, no debiste haber agachado la cabeza, solo haces que se le suba más el ego a la cabeza.
Acacio: Es un jefe de clan, debo mostrar respeto, es tu padre después de todo.
Ronald: El día de mi cumpleaños número 15 no dejo que organizara una fiesta, y a la hora de la verdad en ese día, ni siquiera tuvo el descaro de felicitarme. Por mi habría sido mejor que lo golpearas en la cara.
Acacio: No puedo hacer algo que tú quieres hacer. Además, no alcanzaría si lo intentara. Es muy alto...
Ronald: hahahaha, tienes razón.
Los siguientes en llegar fueron la prestigiosa familia Black del Clan Black, Edward Black como representante de la familia Black, vestía de un traje gris y junto a él, su esposa Alessandra Black, una mujer hermosa de cabello negro vestida de un vestido plateado, zapatillas doradas y un cabello arreglado envidiable, y por último, su hijo Simon Black, vestía la misma ropa que su padre, él era su imagen pero más joven.
(Ronald, Acacio y Abel): ¡Simon!
Simon: Hola chicos. Feliz cumpleaños Acacio.
Acacio: Gracias amigo.
Ronald: Simon, te vez algo turbio, ¿acaso fue cansado tu viaje?
Simon: No, solo que las cosas se han puesto raras por allá últimamente.
Acacio: Esperemos a que todos lleguen y hablaremos de eso.
Horas después el resto de los clanes llegan. Louise Burki, líder del Clan Burki y sus 2 hijas, Abir Burki y Abril Burki, y por último, Toshiro Fukui, líder del clan Fukui, junto a sus 2 hijos Chisa Fukui y su hijo Hiroshi Fukui.
La fiesta comienza.
La reunión festiva se llevó a cabo en el jardín de la mansión del clan Valdez, afuera los invitados seguían llegando, como nobles, mensajeros, militares importantes, entre otros. La entrada está adornada con pequeños letreros luminoso que con la caída del sol iluminaban el camino para los retrasados, daban dirección a un gran portón de acero donde decenas de carruajes estaban estacionados, alrededor había guardias de elite vigilando.
En el interior se encontraban los invitados y las demás personas, hablando, comiendo y bebiendo (Acacio prueba por primera vez el Alcohol, no era lo que esperaba, pero no le importaría seguir tomando).
Era una fiesta de jardín, había mesas y luces en toda la hectárea del jardín de la mansión, al cabo de un tiempo era la hora de realizar la entrega de regalos, hubo mucha variedad, desde ropa lujosa, artefactos inusuales y Herramientas de combate.
Acacio aún seguía afectado por la penosa conversación que tuvo con María, así que tomo valor para hablar con ella.
Logro separarse de los demás y se esmeró en buscarla, al cabo de unos minutos logro encontrarla sentada en una de las bancas que se encontraba en el invernadero de la mansión. Comienza la plática.
Acacio: ¿Señorita Da Costa?
María: ¡señor Valdez!, lamento esto... yo estaba...
Acacio: No te preocupes (se sienta a su lado)
-Claro (se queda quieta)
Acacio: ....
María: ....
Acacio: (¡Maldición!, esto es muy incómodo, no sé de qué hablarle, vamos Acacio... Tú puedes...)
Acacio: Yo...
María: ¡Lo siento!
Acacio: ... (Ni siquiera he dicho algo y ya me rechazo)...
María: Lo siento, por lo que dije, no sé por qué me evito, o que dije, así que ¡Lo siento!
Acacio: hahaha, ¿valla solo era eso? No te preocupes, no hiciste nada malo, de hecho soy yo el que debería disculparse, por mi actitud.
María: Oh claro, Lo siento por actuar así repentinamente.
Acacio: Si claro, no hay problema. (Bien habla rápido de algo o se quedara un silencio incomodo)
Acacio: a...
María: Este lugar es muy bonito.
El jardín está compuesto por plantas exóticas que solo se encuentran en ciertas partes del mundo que he creado, pero pueden reconocerse algunas como las orquídeas, girasoles, rosas, lirios, tulipanes y hortensias.
Acacio: Si lo es, ¿te gusta la jardinería?
María: No-no, nunca lo he probado, pero me gusta este jardín. ¿Quién es el jardinero de tu familia?
Acacio: Mi mayordomo Sokrates es el responsable de todo esto. Si quieres puedo presentártelo
María: Sería estupendo (sonrisa)
Acacio: (sonrisa) claro.
Maria: Por cierto esas plantas son muy inusuales
Acacio: Amm. Si. Lo son, mira mejor no hablemos de esas matitas. Son hierbas malas que mi mayordomo no quiere dejar...
En ese instante son interrumpidos por unos visitantes no deseados.
Ronald: Vaya, vaya, parece que nuestro pequeño Acacio está creciendo. (Borracho)
Simon: hahaha, vaya Acacio pensé que jamás habías hablado con una chica. (Borracho)
Abir: ¿Y yo que idiota? (Borracha)
Acacio: ¿Ronald, Simon, Abir, como me?
Abir: Sócrates te vio venir para acá así que te nos avisó.
Ronald: Tranquilo Acacio ya no te molestamos, te damos apoyo emocional, tú puedes.
Simon: Tú puedes.
Ronald: Tu puedes, solo tienes que meterlo,
Acacio: ¡¿PODRIAN DEJAR DE DECIR ESTUPIDEZES?! María ayúdame a aclararles la situación.
María: ... (Sonrojada) (Agacha la cabeza)
Acacio: ¡No me dejes solo en esto!
Ronald: Ya nos vamos
Simon: Adiooooooooooooooos.
Acacio: Esperen, ustedes vengan con migo, hay algo que necesito decirles. Lo siento María, tengo que irme, fue bueno hablar contigo y aclarar algunos malentendidos, nos vemos.
María: Ammmm, claro. (Sonrisa)
Acacio lleva a Abel, Simon, Ronald, Hiroshi y Abir dentro de la mansión, específicamente a la biblioteca.
Es momento de empezar a mover fichas, dentro de unos días se llevaría a cabo una reunión muy importante que involucra a los altos mandos. Tomaran una decisión al respecto de varias cosas que han mantenido en secreto y que después de un tiempo por fin se tomara una decisión.
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