Unos gritos comienzan escucharse en el centro de la fogata, Acacio y un soldado discuten sobre quien de los dos es más fuerte.
SDE Sergio: Veamos joven Acacio, ¿qué te parece esto? Un duelo entre tú y yo, si logras asestarme un golpe te daré mi última botella de cerveza, ¿Qué te parece?
Acacio: Nada más no te arrepientas y te pongas a llorar porque te quite tu cerveza.
SDE Román: ¡Checo deja ya al joven Valdez, estas muy ebrio!
SDE Rolando: ¡Ya déjalo Checo!, le diré al señor Valdez que lo estuviste molestando.
SDE Sergio: ¡Esta bien, está bien, lo dejare ya maldición! son muy molestos, ¿A caso no me puedo divertir de vez en cuando? Bueno joven Valdez esto al final se cancela ya.
Acacio toma su espada y dirige un poderoso golpe hacia Sergio, pero logra reaccionar a tiempo y lo esquiva.
SDE Sergio: ¿A caso quieres matarme bastardo?
Acacio: No bajes la guardia.
Todos los demás empiezan a gritar y a burlarse de Sergio por ser intimidado por Acacio. Sergio desenvaina su espada y toma posición de pelea.
SDE Sergio: Bien mocoso, ¡ven con todo lo que tienes!
Acacio comienza a lanzar golpes velozmente, sin embargo Sergio logra bloquear sin problema todos ellos, el soldado de elite logra ver una abertura en el joven Valdez y la toma sin dudar golpeándolo con el pomo de la espada en las costillas. Acacio adolorido se arrodilla poniendo sus manos en el lugar de impacto agonizando de dolor.
SDE Rolando: ¡Ahora sí que la hiciste Sergio!
SDE Román: El señor Valdez querrá tu cabeza cuando regresemos.
El soldado muerto del miedo se acerca a Acacio para verificar que estaba bien.
SDE Sergio: ¡Mierda! ¿Señorito Valdez está bien? Dígame que no se lastimo
Acacio se levanta como si nada y golpea con su puño el estómago del soldado y con su pierna derecha obliga a tropezar a su rival lográndolo sin ningún problema. Los espectadores se quedaron asombrados por la actuación de Acacio provocando risas y abucheos hacia el soldado de elite por haber perdido contra un chico mucho más joven que él.
SDE Sergio: ¡Maldito bastardo! Pagaras por eso.
Acacio: Creo que ahora me debes tu cerveza.
El soldado levanta su espada hacia Acacio con el objetivo de golpearlo sin contenerse, pero el Capitán Mazraoui detiene todo el alboroto interponiéndose en la pelea.
C. Mazraoui: ¡Dejen de comportarse como unos putos niños! Vayan a dejar esos pinches traseros en el piso y asegúrense de dejarlos ahí a no ser que diga lo contrario. ¡Sergio!
SDE Sergio: ¡Señor!
C. Mazraoui: Te tocara a ser triple turno, como castigo por golpear al señor Valdez.
Sergio insatisfecho con el castigo intenta convencer al Capitán Mazraoui de que sea menos severo, pero sin embargo todos son interrumpidos por unos gritos que provienen del lado Oeste del campamento. El cuerno de alarma es tocado por el soldado que se encuentra en ese sitio.
Al cabo de un par de minutos un soldado de elite aparece sosteniendo del cabello a un hombre de mediana edad y con algunos moretones en el cuerpo, el capitán Mazraoui se acerca al soldado de elite y le ordena que le quite la camisa al hombre.
En su pecho logra verse un tatuaje de un gran cuervo con las alas extendidas que cubría todo su torso, Mazraoui al ver esto se pone en alerta y comienza a darles órdenes a los soldados.
C. Mazraoui: ¡Todos levántense ahora!
Los soldados son despertados por la alerta del capitán Mazraoui, en un lapso de 30 segundos los soldados de elite se encontraban a disposición de los capitanes.
C. Mazraoui: Capitán Delort, toma a la mitad de nuestras fuerzas y llévalas por el tramo que se separa del camino principal en el rio, toma al joven Valdez contigo y avanza por ese rumbo, yo y la otra mitad nos quedaremos un kilómetro atrás de ustedes y tomaremos la ruta planeada para despistar a los que nos persiguen. ¡¿Entendido?!
C. Delort: Ustedes vengan aquí, Joven Valdez usted ira conmigo en mi caballo, por favor muévase rápido.
Acacio: ¡Claro!
SDE Harald: ¡Señor!, ¿Qué hacemos con él?
El hombre que había sido capturado sería un estorbo en el viaje, y acaba de escuchar todo el plan, solo quedaba una opción.
C. Mazraoui: No podemos llevarlo a prisión, mátalo y que quede entre nosotros. ¡Andando!
El soldado Harald hace caso a la orden del Capitán y desenvaina su espada. Acacio acaba de escuchar la orden de Mazraoui, el jamás ha visto con su propios ojos la muerte de una persona, mucho menos un asesinato.
El soldado Harald patea la pierna derecha del hombre rompiéndola, y acto seguido lo derriba al suelo para inmovilizarlo. El hombre empieza a gritar de dolor, de sus ojos comienzan a brotar lágrimas y con una voz aguda grita y ruega por su vida, esa voz de desesperación y sin esperanza provoco una sensación de nauseas en Acacio.
Lo último que vio fue como la cabeza del hombre era separada de su cuerpo al ser cortada por la espada de Gerald, nadie dijo nada, nadie presto atención siquiera a los gritos del hombre que rogaba por su vida, todo sucedió en un instante y lo dejo inmóvil.
C. Mazraoui: ¡Acacio muévete ahora, ya estamos listos!
Acacio: Capitán Mazraoui… Un hombre acaba de morir. Lo vi con mis propios ojos como era asesinado, se supone que ustedes los soldados deben proteger a las personas, y si cometen algún delito o infracción debían ser llevados a un juzgado para sentenciar si es culpable o inocente, sin embargo este hombre fue asesinado haci sin más, ni siquiera tuvo la oportunidad de defenderse. Dígame Capitán Mazraoui, ¿Por qué ese hombre murió si el no hizo nada?
El capitán trato de explicar con las palabras adecuadas a Acacio el porqué, pero no quería decirlas.
C. Mazraoui: Solo recuerda que ese hombre no era una buena persona, merecía morir. Ahora sube con Delort.
Acacio sube con el capitán Delort a su caballo y junto con 24 soldados de elite cabalgan hacia el rio que se encuentra a 20 kilómetros de distancia, la media noche está a punto de llegar y con ella un baño de sangre.
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