Era invierno, aunque hacia calor y alcancé a ver por mi ventana, que estaba bastante soleado afuera. Yo solo intenté acomodar mi cabello, me puse mis accesorios, mi venda y salí con mi madre, ella me va a ayudar a agudizar mis 4 sentidos, ya que planeo tener la venda por un muy largo tiempo; para esto, iremos a un gran parque que dice, hay cerca de casa.
Pasó poco tiempo de caminata hasta que llegamos y comenzó a hablarme -¿hacia qué lado oyes los autos? – preguntó detrás de mi y yo señalé con la mano derecha. -Hacia allá – le respondí confiado, ella me felicitó y continuó
-Evita ir hacia donde escuches los autos, si los escuchas adelante y a la derecha, debes girar a la izquierda
Y así hicimos ejercicios de mis sentidos, pasando de la audición, al olfato y el tacto, choqué con algunas personas, mi madre se disculpó por mi, pero nada más, hasta que me dejó hacerlo un poco sin ayuda. Caminé haciendo lo que ella me había dicho, hasta que choqué con alguien algo más alto que yo, escuché algo caerse y pedí perdón mientras me agachaba.
-Perdón, no fue mi intención, aún no puedo andar solo…- comenté algo apenado por aquella persona hasta oír su voz, lo que hizo que mi nariz se pusiera más roja de lo usual y mis mejillas se tornaran de un notorio color rosa.
-No te preocupes, lo entiendo…Oye, no quiero sonar como un entrometido con respecto a tus decisiones ya que no nos conocemos. – Escuché su voz… No era alguien mayor como yo pensaba, deduje que tendría mi edad o una cercana a ella, aunque su voz era algo grave por lo que no pude descifrarlo, pero mientras yo solo buscaba lo que se calló, él siguió hablando – Eso de las vendas y el amor destinado, es una tontería, creo que es estúpido el hecho de tener que estar destinado a la primera persona con la que hagas contacto visual, no tiene mucha lógica; por ejemplo, yo no tengo una venda, me la quité hace dos años y aquí estoy, sin haberme enamorado o algo parecido.
En ese momento al fin lo encontré, era un celular, me levanté y se lo entregué mientras sonreía mostrando mis colmillos – El amor destinado es real… Lo es para mi y en realidad quiero encontrar al mío – dije hacia aquel chico, a quien escuché reír suavemente, cosa que me hizo apartar mi rostro hacia otro lado, pues sabía muy bien que me encontraba sonrojado y por culpa de mi pálida piel, esto era más notorio.
-¿Cuántos años tienes? – se me adelantó a preguntar y solo le respondí con voz baja
-Dieciséis años… Y… ¿Tú? – dije algo tímido pues no suelo hablar con mucha gente y me da vergüenza… Soy bastante tímido.
-Tengo diecisiete, los cumplí hace… Como siete meses, creo – me respondió el con una voz menos grave que antes, a lo cuál sonreí suavemente pues era agradable que fuésemos de la misma edad.
-¿Podrías describirte? Quiero… S…saber como te ves – al no poder observarlo, tuve que preguntarle por su apariencia, aunque a veces me gustaría no tener que pedir descripción, si no que ver a las personas por mi propia cuenta.
-Soy… -Él comenzó a pensar, pero a los pocos segundos lo escuché responder- Soy alto, mido 1,83, mi cabello es rubio, puedes tocarlo si quieres, mi piel es algo morena y el resto lo averiguarás algún día -La forma en que el chico terminó de describirse me sorprendió un poco ¿quería que siguiéramos hablando?
-De acuerdo, chico alto ¿cuál es tu nombre? Yo soy Luke, Luke Akerman -Dije ya sin tartamudear o pausarme
-Soy Samuel Peterson, mucho gusto Luke -Él hizo énfasis en mi nombre y repentinamente tomó mi mano y la besó, pude sentir que su mano era grande, eso es lindo, creo.
Mientras le tocaba el cabello para saber qué tipo de corte de cabello tenía, escuché a mi madre y me giré para verla, aunque en ese momento recordé que con esto en los ojos, no puedo ver nada.
-Luke ¿qué haces? -Dijo mi madre mientras se acercaba y aunque iba a hablar, Samuel se me adelantó
-Él solo tocaba mi cabello ¿eso tiene algo de malo? – por su tono de voz, lucia relajado, pero yo estaba algo asustado por diversas razones, entre estas, que él era un desconocido, que no traía venda siendo menor de edad… Mi madre es muy… Bueno, no le agradan ese tipo de gente y temía que pudiera arruinarme una posible amistad. – mamá…- fue todo lo que pude decir antes de que Samuel me interrumpiera.
-Por favor, no piense mal de mi, lo sé por la forma en que me mira, sé que soy joven para no traer mi venda en los ojos, pero esta se desprendió por si sola junto a la de mi amada hace un tiempo, fue realmente algo hermoso – oírlo contar aquello me sorprendió pues ¿era acaso una mentira? Hace poco me había dicho que se la quitó y que no estaba enamorado ¿qué hacia?¿se dio cuenta de la forma de pensar que tiene mi madre? Sea como sea, pude oír la gentil voz de mi madre, parecía enternecida y eso me alivió.
-Ya veo… ¿Entonces ustedes son amigos? Me alegra que mi hijo pueda tener un amigo que ya encontró el amor
-Si! Ya quiero que Samuel… Me cuente como es tener el amor… Y como ve él el mundo – Sonreí con la cabeza mirando al piso y él me acarició con suavidad el cabello, era una sensación tan cálida.
Terminado aquello y luego de que le entregase mi celular para que anotara su número, nos despedimos y me fui junto con mi madre, estaba algo impaciente por llegar a casa y enviarle un mensaje, quería que nos juntáramos, esta vez solo él y yo, sin mi madre, quería tener una salida de amigos como cualquiera, que él me hablase sobre como se ve el mundo para él y… Sobre porqué decidió quitarse la venda tan pronto, preguntarle porqué no cree en el amor… Pero la verdad, me gustaría ser buenos amigos ya que aunque en realidad aún no lo conozco, se me hace agradable y aunque parece ser sociable, yo no lo soy, por lo que es una gran oportunidad para hacer un amigo.
Samuel Peterson, es un chico que se opuso a mantener sus ojos vendados y también a obedecer al destino, un chico que no creía en el amor... Hasta que se encuentra con Luke Akerman, un joven que quiere encontrar a su verdadero amor, aquel que le haga quitarse la venda y que pueda amarlo por siempre.
Comments (1)
See all