"¿Cuántos días he estado al lado de Lena? Sin darme cuenta, he visto su sonrisa, su llanto, su mirada de emoción y de preocupación.
Ya no es sólo su aroma lo que me causa inquietud, aunque llamarle inquietud sería aventurado, me he acostumbrado tanto que me resulta difícil imaginar como podía estar tranquila sin haberla conocido"
Rein caminaba detrás del grupo, como conversando consigo misma mientras veía a Lena de espaldas. Lena consolaba a Bruno frotando su brazo mientras con su otra mano llevaba cargando al pequeño lince.
-Ese chiquito ¿Es tu hijo?- No lo llevabas la primera vez que nos encontramos- Preguntó Bruno haciendo que la joven se sorprendiera.
-Ah... no, no es mi hijo. Brito escuchó en la villa que los bandidos lo dejaron huérfano al cazar a sus padres-.
-Ya veo... es muy lindo de tu parte haberlo adoptado, Lena. Eso significa que de cierta manera ahora eres su mamá- Le dijo riendo.
-S-si lo pones asi, entonces podría decirse que si- Contestó nerviosa.
-Y entonces ¿Él es su papá?- Se dirigió a Brito que iba caminando con ellos.
-¡Para nada!- Exclamó -Soy muy viejo para la pequeña Lena, creo que quién más se adapta al papel es la loba gruñona que viene atrás-
Lena se sonrojó y miró de reojo a Rein, llamando su atención.
-¿Qué pasa?- Pregunto Rein levantando una ceja.
-Nada... no es nada- Respondió la pelirrosa abrazando al cachorro y cubriéndose la mitad de la cara entre su cabello.
-No te hagas tonta, loba, sé que escuchaste perfecto lo que estamos hablando... ¿O será que te falla el oído y por eso no escuchabas las ondas de esa máquina antes?- Le dijo el ciervo entre risas, haciendo que la bestia se enojara.
-¡Mi oído funciona bien! Pero no estaba poniendo atención, maldita sea, como si me importara lo que estaban hablando!- Gritó cruzándose de brazos.
"Ahora que lo pienso... es completamente distinto lo que siento por Brito, a pesar de haberlo ayudado también" Pensó la loba.
Lena y Rein - Capítulo 16: Un hogar
Pronto el bosque cedió y los escenarios cambiaron, los autos, las personas, el barullo de la ciudad se hizo presente cautivando al trío.
-No se separen, no es peligroso pero podrían perderse- Les indicó Bruno guiándolos entre la multitud que caminaba por la banqueta.
-Que extraño que nadie note que somos bestias- Murmuró Brito al bisonte que se echó a reir en respuesta.
-Hay muchas personas aquí, créeme que detalles como nuestro pelaje o nuestras orejas pasan desapercibidos- Contestó señalando a unos artistas callejeros que realizaban piruetas disfrazados de gatos.
El pequeño lince se zafó de los brazos de Lena y corrió hacia los artistas, emocionado empezó a jugar con una de las pelotas que lanzaban, llamando la atención de las personas alrededor formó parte del espectáculo por un momento, llevándose los aplausos de los espectadores.
Lena se apresuró a recuperar al cachorro, Brito y Rein permanecieron cerca junto a Bruno.
-¡Que lindo tu bebé!- Le decían emocionados los artistas -Es casi como si supiera comportarse como un gatito-
-Jeje... si...- Respondió Lena bastante nerviosa mientras el lincé se aferraba fuerte a ella.
-¿Cómo se llama?-
-¿Que como se llama?- Se quedó pensando unos segundos ante la espera de respuesta -Su nombre es...- Dijo a medias mirando a su alrededor para enfocar su atención en un anuncio de perfume que estaba en un edificio.
-¡Liebchen! Su nombre es Liebchen- Contestó sonriendo y regresando junto a los demás para seguir su camino.
-Estuvo cerca- Suspiró abrazando al cachorro -No hagas eso, Liebchen, no te alejes de esa manera- Le indicó con un tono un tanto molesto.
-Está bien, es un cachorro- Respondió Brito palmando su cabeza.
Luego de caminar por un rato llegaron a la casa de Bruno, el lugar tenía un par de años sin ser habitado.
-Les pido una disculpa por todo el polvo, gracias a ustedes pude regresar así que son bienvenidos- Les agradeció abriendo la puerta.
-Quiero que Lena y el cachorro sean quienes se pongan cómodos, nosotros tenemos un asunto pendiente- Dijo Rein.
-Estoy de acuerdo- Añadió Brito -Creo que es momento de que nos digas en donde está la guarida de los bandidos-
Bruno asintió con la cabeza, entrando para encender las luces y darle a Lena un pequeño recorrido por la casa, terminando se reunieron todos en la entrada.
-Tú te quedas aquí- Le indicó Rein a Lena -No te atrevas a seguirnos o pondras al cachorro en peligro-.
-Volveremos en la mañana, recuerda que vamos a ayudar a Bruno con el asunto de su amigo- Dijo Brito sonriendo.
-¿No me van a abandonar aquí, verdad?- Preguntó Lena con un semblante de preocupación.
-Descuide, señorita, yo cuidaré de sus amigos- Se despidió Bruno -Puedes tomar ropa y lo que necesites ¿De acuerdo?- Añadió cerrando la puerta.
-¿Este lugar es seguro?- Le preguntó Rein refiriéndose a la casa.
-Descuida, creo que quienes debemos pensar en seguridad somos nosotros, loba- Contestó Brito.
Los tres avanzaron unas calles, dejando atrás la casa para adentrarse a una zona más oscura de la ciudad.
-Les agradezco haber aceptado ayudarme, ser cazado es... terrible, fui parte de cosas que jamás haría por mi cuenta-
-Sé de qué hablas- Respondió el ciervo -Yo también delinquí estando bajo las órdenes de los bandidos-
En la casa, Lena observaba las fotografías sobre los estantes, poniendo atención en una donde aparecía Bruno junto a un joven de semblante amable.
-Este debe ser su amigo- Concluyó sosteniendo la foto -Atrás estaba otra donde ambos aparecían abrazados.
El cachorro deambulaba los pasillos intentando articular palabras, dejando un camino de huellas de tierra por donde pasaba.
-¡Creo que ya sé que es lo que tú y yo vamos a hacer por ahora!- Exclamó Lena persiguiendo al pequeño hasta atraparlo para hacerlo reír.
Lejos de ahi, Brito y Rein analizaban desde una distancia segura la guarida.
-Creo que no será difícil entrar, se notan desorganizados, aunque creo que lo mejor es buscar una forma de no causar tanto alboroto- Analizaba Brito pensando en voz alta.
-Los mataré a todos, así de simple, no hay otra forma de lidiar con los bandidos- Gruñó la bestia enseñando los dientes.
Las risas de Lena y Liebchen jugando en la bañera rompían el silencio de la casa de Bruno.
-Es la primera vez que hago esto, se siente muy bien ¿Verdad, Liebchen?-
-¡Mamá!- Exclamó el cachorro agitando sus brazos como intentando nadar hacia Lena.
-También...- Hizo una pausa tomando al lince para evitar que se hundiera -Es la primera vez que estoy en una casa asi de grande donde puedo hacer lo que quiera- Pensó mirando a Liebchen mientras empezaba a dejar ir su imaginación -Sería muy lindo tener un lugar asi... donde podría jugar con Liebchen, tomar un baño y... -Se sonrojó al visualizar sus pensamientos -Esperar a Rein de esta manera cada noche para agradecerle trabajar tanto-
De pronto, solamente se escuchaba el sonido de las gotas cayendo de la regadera.
-Tal vez incluso, podríamos tener una fotografía como la de Bruno y su amigo en nuestra propia casa… si tan solo yo no fuera quien soy podría tener esa linda vida- Murmuró con tristeza.
El lince se quedó mirándola, inclinando la cabeza.
-¿Cómo era tu hogar, Liebchen?- Preguntó la joven con una sonrisa triste -Estoy segura de que tus padres eran buenas personas que te amaban mucho-
-Ma..má- Respondió entre ronroneos frotando su mejilla contra la de Lena, haciéndola llorar y provocando que lo abrazara fuerte.
El collar comenzó a emitir una calidez sobre el pecho de Lena, que fue percibido por ambos, de pronto una sensación de tranquilidad regresó a ella.
-Lo siento, mamá estaba un poco triste pero ya estoy bien- Se disculpó con el cachorro alzándolo para jugar de nuevo con él en el agua.
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