*La oscuridad les impedía ver a sus compañeros, sabían que todos tenían ametralladoras o escopetas, si eran GV. Por el contrario, estaban los técnicos que tenían armas muy variadas, pero ahora estandarizadas. Su fusil de servicio era el HL.22. La carabina en servicio por los últimos 82 años era una copia de la Lavita Automática 1 de 1232. El HL.22 era una copia que supero al original por poder sobrevivir al desierto, pero sobrevivir a la lluvia acida era un desafío que prácticamente ningún arma común podía soportar*.
*El HL.30 era mejor, usa un calibre .30, pero solo para los GV antes de que usarán su armadura, conseguir uno solo es para las fuerzas especiales y no para los técnicos. Los sin color, por otro lado, usaban también el HL.22. Democracia por el contrario eran los que menos poder de fuego tenían, seguían con sus SAT-3, y era para ellos el colmo que no los hubieran descubierto por ello, pero Ukratia nunca se destacó por tener buena inteligencia la verdad, y más aún con un arma de uso Toridaz, Azabache y Amapola respondían por sus chicos, les gustaba poder hablar en universal, perdían su secretismo fraternal ganando camaradería, sin saber las dos que desfavorecían a sus amigos, ayudando a los asesinos de sus compañeros*.
Azabache: Recuerden, sigan las instrucciones que les transfiramos, cúbrannos y ayúdennos a salir adelante. Podemos llegar y cruzar el paso hagan todo con confianza. Somos un total de 40 hombres, 12 técnicos, 6 GV y 22 sin color. Les repito el objetivo que es ejecutar a Nonrod Glarous, pero la primera etapa nos obliga a instalar un punto de avanzada, instalarnos y desde allí ocupar terreno. 5 y 6 no pierdan tiempo y aprovechen todo al máximo, 3 y 4 no se separen demasiado de nosotros, sin ustedes perderemos suministros, somos la punta de lanza y los cañones no serán la excepción.
Amapola: ¡Bien los GV descendemos primero, ahora vamos!
Azabache: Catapulta 3 y 4 quiero que apenas bajemos instalen la barrera de energía, para generar un punto de cobertura, recuerden no tocarla cuando enciendan las baterías, tenemos 20 minutos antes de tener que conectarla a un suministro más potente.
Thanatos: Ginet tenemos las puntas, instala en la muralla, así ocupas un punto firme para instalar la barrera y así podremos avanzar.
Ginet: No está nada mal tener un aparato como esté para poder luchar…
*La barrera de energía era un auténtico problema para los insurgentes ukratianos, no era para apoyar o instalar armas, era un material parecido al kevlar, pero electrificado con mahazfiro, lo suficientemente potente para hacer rebotar municiones, una vez encendido los técnicos debían usar sus guantes para rellenarlo con placas que garantizaban la seguridad de uno o dos disparos en caso de que la batería se quedase sin energía. La herramienta podía soportar calibres pequeños y medianos*.
Ginet: 1, Aquí 3 la cobertura está lista…
Azabache: Yunque cubran a los técnicos para que preparen las baterías comenzaremos a disparas las armas pesadas.
Thanatos (hablando a Ginet): Tan pronto, no tenemos ni idea de donde están…
Ginet (hablando a Thanatos muy molesta): Cállate y avanza, no hagas que sospechen…
*Las distancias eran inmensas, pero debían estar a sus espaldas para revisar la sobrecarga, miraban a las gemelas Catapulta recargar e instalar sus cintos de municiones. Azabache tenía su inmensa ametralladora del .50 algo que ya podía dar horror, mientras Amapola tenía una escopeta super pesada automática, se supone que los casquillos eran enormes por los perdigones, perdigones que son del porte de 3 pulgares. Se supone que las prestaciones de semejante arma es penetrar las defensas de los hogares de los insurgentes… Nada distinto a una mediagua o casucha de madera o hojalata*.
*Tenían también en sus camiones de transporte lanzacohetes capaces de penetrar hasta un metro de hormigón, pero no les hacía falta… Las casas no tenían cristal para soportar la lluvia. Estaban a la intemperie y haciendo sus pequeños hogares contra la lluvia con pequeños fragmentos de cristal. En otras palabras, sus puntos de cobertura no eran más que persianas de metal barato y delgado. De vez en cuando vieron alguna que otra mediagua (no afectada por la lluvia), no había roca o ladrillo, pues estos ya estaban erosionados hace mucho tiempo o costaba obtenerlos. La fábrica que controlaban solo servía para mantener a esta misma a salvo con sus cristales*.
*Los 6 GV estaban en formación lo suficientemente cerrada para hacer una triangulo, no tenían línea de tiro clara, había mucho escombro y poca claridad. No importaba con semejantes armas y tan pobre resistencia, el trabajo estaba claro. Acordaron volver a revisar el terreno para rematar y ver si encontraban a quien buscaban, pero dudaban que a quien cazaban estuviera allí. Eso pensaban, porque lastimosamente si alguien le daba en la cara o el pecho, no habría como reconocerle sin poner en duda la imagen salvo con un examen de ADN. Esto último era una práctica muy común en Ukratia para distinguir quien era ukratiano del que no, pero eso Democracia, y los países externos lo desconocían*.
*Amapola y Jericó tenían sus escopetas, inmensas e imponentes, cuando la gente los vio acercarse, viendo la imponente figura de seis gigantes verdes. Los seres sin rostro, con una inmensa cinta colgando en ambas armas su miedo no radicaba solo en las ametralladoras. Las escopetas eran su auténtico terror, comenzaron a salir despavoridos en gritos de diferentes lenguas (la más común era el universal). Las que se podrían reconocer se creía solo existían en pequeños espacios de otros continentes lejanos a Libpratatch, Oportumbral o Zemberg. Los insurgentes gritaban en universal, calibaro, granolim e incluso antiguo ukratiano escolástico*.
*Amapola y Jericó no dudaron, y este último dio la señal, lo que quedaría no sería reconocible ni por los mismos progenitores. La progenie de un movimiento que alimentaba a las grandes estructuras yacía entregado al momento cuando 1200 rondas por minuto salían de cada ametralladora y alientos draconianos de las escopetas produciendo un griterío de perdigones que cacofónicamente reventaban la carne que se elastificaba y estallaban. La energía les desbordaba y se quebraban, eran muchos, sus cuerpos eran la fila desperdigada y reventada en rojo. Sus vasos e infinitos capilares que cubrían el desierto entero manchaban los cristales que alguna vez tuvieron por orden defender*.
*Los empleados eran rebanados, las sierras del .50 se daban el festín que los brazos y las piernas alimentaban insaciables de los GV que fue una humareda de los cañones que fundidos pasaron a cambiar. Eran todos una pictórica nefasta, y sus órdenes orgullosas estaban porque habían sido cumplidas. La justicia era repartida en inmensos colosos que en toda su razón había elegido esté camino y Democracia se encontraba preparada para seguir sus órdenes, no se querían morir allí, menos contra algo tan ruin*.
*No tenían quien les diera sepultura, todos, sus músculos estaban como la red de una raqueta de tenis, tratando de mantener el cuerpo unido, los tejidos están penetrados y violentados se trataba de la situación más temida por quienes vez alguna mantuvieron a los colosos armados, y no había como resistir a semejante daño*.
*Las escopetas reventaron las casuchas y lo poco de las mediaguas que sobrevivían al mal tiempo de Ukratia. Los perdigones eran como recibir una piedra con la fuerza de un rayo, acompañado de las esquirlas de las pobres murallas que los defendían, todo era destrozado, como si de la silla eléctrica se tratara… Sus cuerpos estaban explotados, fundidos por la enorme fuerza que los había golpeado, una guerra relámpago que destinados a perder estaban. Ahora los que seguían vivos eran solo un palpitar fortuito de convulsiones y vomito, de bilis y sangre, de intestinos flácidos y cráneos huecos, de cerebros a la intemperie y de piel reventada, estaban desnudos, acribillados, en el desierto… Hay cadáveres*.
Jericó: Revisen si hay supervivientes, que los sin color los acribillen y que los técnicos recarguen nuestros suministros ahora, nos separaremos, mi escuadrón ira por el medio, Balka, ustedes por la derecha y Catapulta por la izquierda.
Sin color #1: Entrando escuadrón de la muerte, señor.
*Azabache y Amapola dieron la orden para que se les entregasen las municiones de sus cajas que ahora Ginet y Thanatos, corrían a entregar y escuchaban todos los suministros, la líder dio la orden de que 5 y 6 descendieran y que les entregasen el suministro de batería a las barreras y que ayudasen a formar el perímetro. 3 y 4 estaban colocando los nuevos cintos, se trataba de 400 rondas para cada GV, por el tamaño de la armadura en cada extremidad habían, 100 rondas, 200 dedicadas para cada arma. Luego la escopeta que tenía una caja de munición en la que cabían 10 rondas, para tal tamaño el gigante podía llevar 6 (3 por escopeta). Luego recargaron las baterías de sus lideres y se quedaron con ellas mientras avanzaban, se terminó*.
Thanatos: ¿Ahora qué señor?
Azabache (a Thanatos): Tienen que revisar, quédense detrás de los sin color, por cada cuerpo o resto que vean usen el test, revisen e identifiquen, habrán sido unos 500 cuerpos los que habremos alcanzado. Lo que es peor, puede que alguno de estos tenga que ser rematado, lo único que puedo hacer es dejarles está llamada de que no hablen con ninguno de los sin color suelen ser muy fundamentalistas, me entiendes.
Ginet: Sí, señor, (a los técnicos de catapulta) vamos, revisaremos nuestro sector.
*Frustirov estaba aterrado Átelos podía ver su expresión y sentir su voz cuando le hablaba cuando ponían las fuentes principales a las barreras, no querían sacarse sus mascaras ni para comer. Los jóvenes sabían que el aroma era insufrible, al punto que ya mirando a la distancia el miedo estaba por paralizar a Frust, y agradecía el no estar en los zapatos de Thanatos o de Ginet en esos momentos*.
*Átelos le detuvo disimuladamente para que fuese a buscar una herramienta que supuestamente había olvidado, era claro que necesitaba que él se calmara, todos estaban por salir, y era un viaje sin retorno, sin margen para el error. Ahora las gemelas los cubrían, pero esa tapadera no sería eterna, y todavía no sabían qué era lo que había detrás de Emerio y sus ayudas, pero no les quedaba de otra que seguir ordenes*.
*Frustirov al llegar al camión donde había salido estaba ahogándose en lágrimas se encerró para respirar profundo y usar su cantimplora para mojar su rostro un poco. Se marcho forzándose a ver lo que semejantes monstruos lo habían obligado a mantener, su mente no se alimentó de odio contra Ginet, ni siquiera contra los ukratianos, su odio se mantenía firme a los Markovs, a la oligarquía que tenía a Opotumbral tomada del cuello y haciendo a los Toridaz su carne de cañón para los conflictos más inhumanos.
*Frust Odiaba a Emerio por ayudarlos sin haberles dicho de que eran capaces, preferiría haberse demorado años en volver antes de mancharse tan cruentamente las manos, pero él no era Odiseo, ni el Cid, él era Frustirov, un cuello más que debía ceder*.
*Él regresaba con Átelos que con sus gestos de hermana lo hacía trabajar para mantenerse distraído, un sin color vomito sobre otros cuerpos y otro que estaba a la derecha estaba orinando a los cadáveres, era una situación de mal gusto. No pensaron en calificar la situación no querían sentir lejanía del acontecimiento, lo dejarían en su memoria y darían cuenta de ello. Querían hacer justicia, pero tener un arma no te hace fuerte y la prueba era que en su contexto seguían siendo los más débiles aun si tenían seres divinos a su favor, eso no les haría ganar, debían usar sus cartas con conciencia o su viaje allí terminaba*.
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