Luego de que Samuel se fuera y Alya entrará nuevamente en casa, se encontró nada más ni nada menos que con Luke y Diana gritándose el uno al otro.
En realidad Alya se lo esperaba ya que conoce a su hijo mejor que su esposa.
–Luke, ese chico no debería ser tu amigo!
–Tú solo quieres que no me junte con nadie, para tí todo el mundo es malo
–¡Porque lo es! Sobre todo un muchachito sin venda, seguro es uno de esos... Esos sin destino – al oír aquello, Luke se sentía cada vez más molesto.
–¿Y qué si lo fuera?
–Querida, pequeño – habló Alya con su dulce voz, entrometiendose a la discusión – Ya no peleen, hablenlo tranquilos, no se griten
–Alya ¿no viste a ese chico? No es bueno para nuestro Luke
–¡Mamá ya! Samuel no ha hecho nada malo, él sólo me ha hecho feliz, pero no lo sabes, porque no te importa, todo lo que quieres es que no tenga amigos, que me quede en casa todo el tiempo, que no pueda ver el mundo a través de otros ojos que no sean los tuyos – dijo Luke en una voz muy alta y algo quebradiza.
Diana, al oirlo, quedó un poco sorprendida. En el momento que Alya lo notó se acercó a abrazarla.
–Querida, respira profundo y calmado – sugirió Alya con voz suave.
–Luke... Luke claro que quiero que tengas amigos... Pero no como él, ya tienes a ese chico- ¿Harry?... Sin Harry, él es tu amigo y no me opongo a su amistad – su voz sonaba triste, ya que lo estaba. Ella no solía discutir con Luke, aunque en realidad ella casi no se entromete en la vida de este más que para cosas como esa.
Diana no quería que su hijo fuese un mal chico, tampoco quería que un día cualquiera fuese a quitarse la venda y pasara lo peor. Ella odiaba a los "sin destino" aquellos cuyos ojos no conocieron el amor verdadero, gente como Samuel.
–Pero yo quiero ser amigo de Samuel, él me hace sentir bien y no me importa lo que digas, no voy a alejarme de él porque a tí se te venga a la cabeza, no de nuevo– dicho esto, Luke se fué a su habitación, aunque en el camino se haya tropezado.
Se sentía mal y la verdad no estaba muy concentrado en su entorno.
Al llegar a su habitación, se encerró quitándose la venda y tirándola por ahí; se sentó en el suelo, apoyando su espalda contra la puerta y abrazando sus piernas, comenzó a llorar.
–¿Qué tiene de malo Samuel?¿por qué ella no quiere que sea mi amigo?¿por qué siempre hace esto? – se preguntaba así mismo entre llanto.
Aquella no era la primera vez que pasaba algo similar, pero si era la primera vez que discutían.
Hace 4 años, Luke conoció a un chico en la escuela, él no tenía vendas, él no la necesitaba. Luke y aquel chico se hicieron amigos, jugaban cada que podían, siempre hablaban y él explicaba las cosas grandiosas que había visto. Un día, Luke lo llevó a casa, Diana, al verlo lo echó y habló con Luke.
–Cariño, ese chico no es bueno para tí, debes alejarte de él, busca otro amiguito, es por tu bien – dijo esa vez la mujer.
Luego de eso Luke dijo al chico que no podrían ser amigos y dejaron de hablarse.
Dos años después la situación se repitió, esta vez con una chica. Luego con otra a los meses y con un chico a la semana. Ahora con Samuel.
El único amigo que Luke ha tenido desde niño, es Harry, es el único que su madre aceptó pues él tenía un destino o eso se cree hasta ahora, él usa su venda y cree en conseguir su verdadero amor. Por ello, Diana lo aceptó.
–Si yo fuera como ellos... ¿Ella me
odiaría? – Se preguntó Luke mientras lloraba e intentaba observar su venda a la lejanía.
Él se levantó del suelo y fué a su cama, encendió la televisión y puso una película, una de personas reales.
Luke nunca había visto una de esas películas
[Fin del capitulo]
Oigan, no subí el capitulo que les prometí :( pero bueno, les doy uno hoy, uno mañana y me voy por un tiempo ya que quiero escribir un montón sin presión antes de entrar a clases. Creo que volveré en Marzo ¿va? En fin... Los quiero prometo que haré de esta la mejor historia
Samuel Peterson, es un chico que se opuso a mantener sus ojos vendados y también a obedecer al destino, un chico que no creía en el amor... Hasta que se encuentra con Luke Akerman, un joven que quiere encontrar a su verdadero amor, aquel que le haga quitarse la venda y que pueda amarlo por siempre.
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