Me fui a dormir después de mi charla nocturna con Rudd, ella hizo lo mismo por su parte. Cuando volví a mi habitación, me cambié de ropa y reflexioné un poco sobre algunos temas: cómo a ella le consumían sus inseguridades, cómo me hizo darme cuenta de las mías y lo indescifrable que es el futuro que nos espera a todos. Pero solo fueron unos cinco minutos de reflexión antes de que el sueño se apoderara de mí.
Todavía es temprano, muy temprano, pero ir a dormir no es una opción ya que cierta situación me hizo perder las ganas de dormir. Sí, esta situación es algo que no esperaba, ¿cómo ha sucedido?
A mi lado se encuentra Rudd con un pijama, un tanto revelador, durmiendo plácidamente. No es la primera vez que me pasa algo como esto, en mi otra vida tuve ciertas experiencias, pero por alguna razón no puedo calmarme, el sentimiento es totalmente distinto.
Hace diez minutos que me he despertado, me sujeta del brazo lo que me dificulta levantarme.
Bien, el plan es el siguiente: retirar mi brazo lentamente, no hacer ruido al levantarme y huir, todo sin despertarla. ¡Bien, vamos! Intento retirar mi brazo lentamente pero esta atorado, no se suelta. ¿Cuánta fuerza tiene esta chica? Intento con más fuerza, pero me detengo ya que ella se mueve un poco. Mierda, ¿qué puedo hacer ahora?
Sigo maquinando ideas en mi cabeza hasta que todas se van a la basura en un solo instante. La puerta de mi habitación se abre repentinamente; una figura entra muy animada y empieza a hablar con un tono de voz un tanto alto.
—¡Buenos días, Ray! Es muy temprano aún, pero creo que entrenar lo más pronto posible seria lo mejor... —dijo Asara mientras su voz disminuía lentamente con cada palabra que salía de su boca.
No sé qué hacer ni qué decir en esta situación, solo miro en silencio fijamente a Asara con una cara de póquer. Por su parte, se limita a contemplar la situación en silencio con mucho desconcierto.
—Eeeh, lo siento. Creo que interrum… —añadió Asara antes de que fuera interrumpida.
—¿Por qué hay tanto ruido a estas horas? —preguntó mamá desde detrás de Asara con una almohada en su mano derecha y frotándose los ojos con la izquierda—. Asara, ¿por qué tanto ruido…?
Ahora las dos se encuentras con las mismas caras de desconcierto. Y cada vez más la situación se escapa de mi control, aunque nunca lo estuvo en primer lugar. Tengo que hacer algo al respecto.
Un bostezo hace eco en la habitación.
—Mmm, ¿qué sucede? ¿Por qué hay tanta gente en la habitación? Es muy temprano aún… —dijo Rudd medio dormida.
Segundos después de esa frase se vuelve a dormir. Por favor, no te duermas. ¡Ayúdame a explicarlo!
□ □ □
Luego de esa extraña situación, Rudd fue llevada a la fuerza por mamá y Asara a su habitación para cambiarse de ropa, por mi parte hice lo mismo y luego bajé a desayunar. Estamos en la mesa de la cocina todos juntos desayunando. Todo sigue igual que siempre, solo fue un episodio gracioso más en mi nueva vida con mi nueva familia.
Después de un desayuno muy energético, lleno de sonrisas y de discutir quién va a dormir conmigo esta noche, llegó la hora de entrenar.
Nos encontramos en el patio ahora mismo, mi tutora y yo.
—Asara, ¿qué vamos a aprender hoy?
—Saraa me contó sobre lo que hiciste aquí hace un tiempo —dijo Asara con mucho interés—. Quiero que lo repitas, si es posible, por favor.
—Claro, no hay problema.
Recuerdo cómo lo hice la primera vez, me concentro en el maná que me rodea, lo acumulo en mi mano derecha y luego imagino una pequeña bola de fuego, más pequeña que la anterior. Una bola de fuego, del tamaño de un balón de fútbol, surge en la palma de mi mano.
—No está mal, pero según dijo Saraa era mucho más grande la vez anterior —comentó Asara un poco decepcionada—. Bueno, es un comie...
—Puedo hacerla más grande —dije interrumpiéndola bruscamente—, solamente no quería que se escape de mi control como la vez anterior.
Tras esas palabras me concentro aún más, cierro los ojos y acumulo más maná en mi mano derecha, la bola de fuego empieza a crecer. No pienso en un límite, ni en la cantidad de maná que estoy acumulando, simplemente continúo.
—¡Detente!
Detente Rayzel.
Alguien grita, pero apenas puedo oírlo. Abro los ojos y veo a Asara a unos metros de mí, estoy seguro de que hace unos segundos estaba más cerca. Contemplo mejor el panorama: hace mucho calor y una enorme bola de fuego está sobre mi cabeza, los árboles y las plantas que me rodean están completamente quemados, un gran perímetro del césped sobre el que estoy es más de lo mismo.
—No hagas ningún movimiento brusco. Lanzar esa bola de fuego puede traer más inconvenientes que soluciones —dijo Asara con cautela—. Lo que te voy a pedir es que disuelvas ese maná y deshagas el hechizo.
—¿¡Cómo hago eso!? —dije totalmente confundido y muy nervioso.
—No es algo muy complicado, simplemente en tu mente visualiza cómo la bola de fuego se reduce lentamente y cómo el maná vuelve a tu mano. Enfócate especialmente en el maná, es la parte esencial.
—Entiendo, voy a intentarlo.
Visualizo la bola de fuego reduciéndose lentamente mientras el maná regresa a mi mano derecha. Al principio no funciona, pero unos segundo después reparo que el calor en el aire se esta disipando. Funciona. En ese momento, cierro mi puño finalizando el proceso. La bola de fuego no esta más y solo se encuentra maná en mi mano.
—A eso se le llama “maná en estado puro” —dijo Asara luego de acercarse y señalar en dirección a mi mano—. ¡Guau! No me esperaba esto en absoluto, lamento haberte subestimado. Puedes disolver muy fácilmente y acumular cantidades absurdas de maná, es increíble.
—Una duda, ¿qué puedo hacer con el maná en estado puro además de hechizos? —pregunté con curiosidad mirando mi mano.
—Puedes hacer algunas cosas, por ejemplo: una barrera de maná que cubre todo tu cuerpo, activar y reforzar armas mágicas, amplificar tus sentidos por un determinado tiempo, reparar tu alma, entre otras cosas. El principal uso que se le da al maná es para realizar hechizos y conjuros mágicos, lo primero es lo que hacemos nosotros —continuó Asara—. Pero también se puede usar en otros ámbitos, como la investigación o la construcción. Los cuatro anteriores ejemplos que te di son los principales en cuanto a combate se refiere, pero si quieres aprender darle distintos usos al maná puedo enseñarte.
—Una barrera de maná, activar y reforzar armas mágicas, amplificar tus sentidos por un determinado tiempo y ¿reparar tu alma? ¿Qué quieres decir con esto último? —dije contando cada técnica con los dedos.
—Es un poco difícil de explicar, el alma es algo complejo y más aún cuando apenas sabemos sobre ella. Intentaré simplificarlo —dijo Asara rascándose la cabeza—. Como debes de saberlo, todo ser vivo tiene alma: ya sea humano, elfo, dragonnewt, enano, entre otras. Todo ser vivo tiene alma, esa regla no tiene excepción. Explicando eso, existen ataques que pueden dañar tu alma, así que con el maná puedes curarla o repararla, hasta cierto punto. Existe un punto en el cual no hay retorno, es decir, si tu alma no se recupera mueres.
—¿Cómo sabes cual es ese “punto sin retorno”? ¿Cuál es esa magia que puede dañar el alma? ¿Quiénes pueden usarla?
—Con calma, al parecer nos estamos adelantando un poco, o mejor dicho, mucho. Primero hay que centrarse en lo más básico, luego escalar poco a poco. Veo que el acumular maná no es un problema, ya sabes los pasos para hacer hechizos, así que ahora toca enseñarte a controlar ese maná y ser creativo con él.
—Tienes razón, lo siento. Estoy muy entusiasmado y en vez de caminar quiero correr.
—No te preocupes, no voy a regañar a un niño por querer aprender —respondió Asara sonriendo—. Bien, ahora empecemos con tu primera tarea. Lo primero que te pido que hagas es: crea una bola de fuego con el maná que tienes aún en tu mano derecha, pero esta vez no cierres los ojos ni lo visualices demasiado, intenta visualizarla rápidamente y luego arrójala hacia mí. No te sobrepases.
—¿Estarás bien? No quiero hacerte daño.
—Hazlo. No me subestimes, o me pondré triste —contestó Asara irónicamente—. Un consejo, haz lo posible por asociar la palabra bola de fuego con una imagen creada por ti de una bola de fuego. Al hacerlo con solo pensar en la palabra, y si tienes maná en tu cuerpo, será más rápido y eficiente el hechizo.
—Gracias por el consejo. Allá voy.
Rápidamente pienso en la palabra bola de fuego y con el maná acumulado en mi mano derecha la tiro hacía Asara. Una pequeña bola de fuego, del tamaño de un balón de fútbol, sale disparada hacia Asara e impacta en su cuerpo.
—Asara, ¿estás bien?
Salí corriendo en su dirección para ver su situación.
—Oye, te dije que no me subestimes. No soy tan débil, aunque comparado con las demás de esta casa sí lo soy. Aunque mi trabajo no consiste en que sea fuerte.
Una mueca de desilusión se dibuja en la cara de Asara.
—Fue un buen comienzo, ahora ya sabes cómo lanzar perfectamente tu primer hechizo. Con esta base podrás aprender y perfeccionar unos cuantos otros.
—El hecho que seamos dragonnewt nos da mucha libertad en cuanto a la magia fuego, a diferencia de los humanos no tenemos que recitar ningún conjuro, en eso tenemos ventaja.
—Cierto, pero a diferencia de ellos solo podemos utilizar un elemento dentro de los seis posibles. Podríamos llamarlo equilibrio, supongo —dijo Asara con un poco de frustración en su voz—. También está el hecho de que los humanos cada vez más avanzan en sus investigaciones mágicas, al punto de recitar un conjuro en pocas palabras.
—Les tienes cierta envidia, ¿cierto? —pregunté mirándola a los ojos.
—Podría decirse que sí. Mi trabajo consiste en estudiar la magia, en especial la de fuego, pero mi investigación un día tendrá un límite. En cambio, ellos tienen varios elementos que estudiar y las posibles conexiones entre ellos hace que haya tantas posibilidades y mucho que investigar. Es una pena que ya no hayan dragonnewt híbridos, con solo uno de ellos seria posible ampliar el horizonte de mi investigación.
—¿No hay ni uno solo aquí en Ahstel? —nuevamente pregunté.
—No hay ni uno solo en el mundo, todos murieron en la Gran Guerra de los cien años.
—¿Estás segura de eso? Puede que uno haya sobrevivido y escapado hacia otro reino.
—Es posible, pero quien sabe donde estará —respondió Asara, mirando hacia el horizonte.
—¿Nunca pensante en salir del reino y buscarlo por tu cuenta?
Silencio. Asara no responde a mi pregunta, es como si nunca se lo hubiera planteado. Está completamente atónita.
—Mi vida siempre estuvo en Ahstel, en el palacio trabajando para el Consejo del Rey. Ellos me acogieron y me enseñaron todo lo que sé, necesitan de mi ayuda. Nunca me he planteado otra vida que no sea está.
—Puede que vaya siendo hora de pensar más en lo que quieres y no en lo que quieren de ti.
Su cara es de total sorpresa, puede que haya abierto la boca de más. Siempre me olvido que aquí tengo cinco años.
—Puede que tengas razón —dijo Asara con cierta melancolía en su voz.
—No soy nadie para decirle a otra persona lo que debe hacer con su vida, toma lo que te dije como un intercambio por el consejo que me diste.
—Bueno, basta de pensar e irse por las ramas. Continuemos con la lección —respondió Asara sacando esos pensamientos de su cabeza y mirándome con muchas dudas—. Sigue practicando con la bola de fuego, ve aumentando su tamaño y velocidad gradualmente. Acostúmbrate a ello y luego repítelo hasta que se te grabe en el cerebro.
Y así continuó la lección hasta horas después.
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