Esa enorme cosa se acercaba poco a poco, pero la pequeña zorra azulada corrió hacia el monstruo e hizo una acrobacias tan elegantes que hasta yo un husky entrenado quedó hipnotizado por la hermosura de sus movimientos, mis humanos me agarraron a mí y al equipo para después salir corriendo de ahí, obviamente eso no sería suficiente para deshacernos de un Roso así, de hecho, ya venía detrás de nosotros a una velocidad algo más rápida de lo que me pude imaginar, Johann observo unos pequeños puentes de troncos y lo seguimos, el lugar era estrecho así que el Roso no nos pudo seguir decidimos meternos en unos troncos huecos para que no nos pudiera percibir. Ya en un pequeño tronco ahuecado lo suficientemente grande como para resguardarnos todos decidimos descansar -Fuaah, ¿vieron eso? Que suerte que llegue a ver esos troncos estaríamos en muchos problemas si no fuera así, jejeje- diría Johann con una alegría nerviosa -Tú no lo viste primero, fui yo solo que no dije nada para ver si en verdad lo habían visto ustedes, ineptos- le respondió Ferdinand enojado para robarse el crédito del joven Johann, mientras que los chicos se peleaban por el crédito de nuestra huida perfecta yo me acerque lentamente a la zorra, me miro y la mire, sonrió y le sonreí, y me restregó su cabeza en mi cuello -Es…Es bueno s…saber que está bien, señorita- diría yo con nervios -G…Gracias por salvarnos, aunque la verdadera heroína es mi dueña, ella aguanto ataques de los Orboz, me protegió hasta el final- comentaría la zorra con unas pocas lagrimas en sus bellos ojos, yo limpiaría las lágrimas -Eso es una triste situación, debe ser horrible perder a tu mejor amiga, de verdad lamento mucho tu perdida, pero, ¿Sabes el porqué de la huida de tu dueña, huno algún problema? -Llámame Zamora, gracias, la verdad me calma un poco tener a alguien con quien hablar esto, pero preferiría no hablar de mi dueña ahora…- Zamora parecía muy dolida al ver a su amiga muerta, yo puse mi cabeza sobre ella y empecé a consolarla, casi todo parecía calmado pero… el Roso nos encontró y empezó a rasguñar la madera y en pocos arañazos la destruyo, en uno de esos ataques una de sus afiladas garras casi me alcanzo mi ojo izquierdo, solo me hizo un rasguño en mi piel, el ojo me quedo casi intacto. Todos empezamos a correr hacia el bosque y lamentablemente nos separamos, Johann se fue con los Humanos que llevaban a la señorita fallecida y con Ferdinand, yo me quedé con Zamora. Nos perdimos en este espeso bosque oscuro...
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