¿Se acuerdan de la empleada? Sí, esa que requisó la sospechosa lata de aerosol. Según parece, podía ver al Cuervo de Todos los Males. Para ser más específico esa ave maligna le robó esa lata mientras nos distraían todas esas luces brillantes y pantallas tentadoras que nos rodeaban.
Desde que estoy obsesionado con los videojuegos clásicos, llevé a Vanessa a los Salones de Arcadia. ¿Qué son? Bueno es la sección donde puedes jugar con calma a pong o destruir asteroides o incluso luchar contra uno de los kongs. No puedo recordar a cuál porque ¡simplemente hay demasiados por allí! Nuestros objetivos eran esos juegos de carreras, ¡uno de ellos incluso puede hacer que destruyas tu pulgar con tal de ganar!
A ese baboso de Jake la peste no le gustaban, lo hacían sentirse muy viejo. No me quejaré de eso, eso nos dio a Vanessa y a mí el chance de compartir juntos un tiempo valioso. Al menos eso era lo que pensábamos antes de comenzar con Endure. Su mano llegó a dolerle al rato, lo que le impidió que pasara del modo nocturno.
—¡Maldita sea, Fred! ¡Ya me harté!—mi amiga alzó su voz.
—Sí, sí—traté de calmarla—sé que es difícil para los novatos, pero ¡es muy divertido una vez que te acostumbras a esto!
—¡Qué mentira! Mejor me cambio a alguno de tipo galaga—Vannie me contó.
Allí pasamos una hora más o menos hasta que quisimos abrirnos las tripas. Nuestro siguiente juego fue Grappler y sin duda ella pensó que los personajes femeninos podían vencer al japonés gordo o al luchador ruso. Algunos de mis empujones y llaves deberían de ser suficientes para convencerla de que la fuerza bruta realmente importa. Desde su punto de vista inusual la agilidad y la flexibilidad era las cosas que harían una mayor diferencia. Sí, cómo no…
—¡Maldición!—exclamó de la nada—No te venceré porque ¡tengo hambre, condenado bastardo!
—Me alegra que seas honesta conmigo…—reaccioné sin esconder my repentina incredulidad.
—¡Vayamos por algo de pollo frito!—Vanessa sugirió—escuché que ofrecen una salsa de barbacoa deliciosa y quiero darles mi propia calificación.
Como no tenía objeción alguna qué hacerle, dejamos de jugar y fuimos directo al área de comidas. Allí estaba de nuevo esa sensación incómoda, era el ojo del Gran Hermano… o los ojos en este caso. ¿Hay algún lugar donde no me molestes, pedazo de bruto? ¡Nunca conseguirás que te obedezca ni que te tema! Por lo menos eso era lo que quería decirle, mas estoy en una cita después de todo.
—Estás muy preocupado por las cámaras, ¿no es así?—ella leyó mi mente—Quizás no deberías, solo los guardias de seguridad tienen acceso a ellas, así que ¿para qué te molestas?
—No quiero sonar como un loco, pero pueden ser hackeadas, así que tengo muchas razones para estar alarmado—explicó su servidor.
¿Cómo podría explicarle que el pasaporte mundial de vacunación es parte del problema? Cierto, hasta ahora solo lo encontré en juegos multijugadores en línea, ¿por qué tendría que creerle a este pobrecito? Solo sonaría como un estúpido devorador de noticias que no puede dormir por las noches por leer toneladas de noticias sin discriminar las mentiras. Tal vez, solo tal vez, no debiera olvidar que puedo estar escuchando a un cuervo insolente que grazna cual mensajero maligno de la oscuridad durante toda la noche.
—¿Sabes qué?—Nessie la humana rompía el hielo—¿Por qué no nos metemos en las cámaras? Nunca he estado allí, ha de ser una aventura realmente increíble.
—Todo lo que sé del lugar es que lo llaman las Cámaras de El Derian por causa de un evento del juego—recordé luego de hacer un pequeño esfuerzo.
—¿No han estado allí?—Jake el rumoroso hacía su retorno triunfal—Como ya tienen sus sellos en las manos, deberían de ser capacez de interactuar con los sistemas más avanzados con suma facilidad…
Nuestro chaperón no siguió hablando como se esperaba al darse cuenta de que nuestros sellos no estaban impresos en nuestras manos derechas. Supongo que ya sabrán bien que les indiqué cómo previne que lo hicieran en la entrada. Basándome en su mueca diría que no le gustó en lo absoluto, como si fuéramos alguna clase de disidentes o incluso enemigos públicos. ¡Es típico de los malditos comunistas!
—¡Genial! ¡De veras formaremos parte integral del pueblo de los lagartos!—expresó Vannie en broma, espero yo.
La realidad es que me trajo a la memoria una vieja serie de televisión que no duró mucho al aire. ¡Sí que tenía lagartos prácticamente por doquier! Hasta llegué a dudar de ella al creer que podría ser una largataza, pero yo sería todo un paranoico si lo creyera desde el fondo de mi corazón. Empero mis agallas me decían que sí era el caso. ¿O serían sus mordidas las que la hacían lucir como una verdadera depredadora? ¡Ni siquiera el cuervo maloso se atrevería a acercársele!
—Yo diría que te sentaría mejor el clan de los gatos o los tigres—la corregí solo para probarla.
—Es verdad, se podría pensar que mi obsesión por el pollo frito me delata de inmediato—admitió Vanessa la lagarto o gata autodeclarada.
—Hay cosas que no debes preguntarle jamás a una dama, son su edad y su identidad secreta—comentó el infame Slime Face.
¿¡Pero qué demonios emplumados fue eso!? ¡Mi enemigo jurado escuchaba nuestra conversación privada! Si no fuera por mi pelea anterior, ¡lo habría matado en el sitio! Debía de existir una forma limpia de deshacerme de semejante peste ambulante de una vez por todas…
—Sabes, Fred, los rumores ahora se esparcen por ahí en cuestión de días—Slime Face explicó—y yo tenía que ver por mí mismo por qué uno de mis mejores amigos siquiera se atrevería a apuñalarme por la espalda así de la nada.
—Porque solo eres famoso por ser un adicto, ese idiota favorito de las élites—respondimos Vanessa y yo al unísono.
Esa reacción de Nessie me dio esperanzas, fue eso o me volvió a leer la mente para repetir lo que yo iba diciendo y así ganarse mi buena voluntad. ¿Y si ella era una agente secreta que tenía por misión la de hacerse pasar por mi mejor amiga, mi confidente? Con esa figura no le costaría mucho conseguirlo…
Por cierto otra empleada recorría la sección una y otra vez cada cinco minutos. Hacía un pésimo trabajo trapeando el piso. ¡Se los garantizo! ¡Qué curioso! No había ningún guarda personal siguiéndolo como sería el caso de cualquier supuesta estrella.
—Dime una cosa, Jake—le pregunté—¿de casualidad él pudo llegar hasta nosotros gracias a tu despreciable ayuda? A que así fue como ocurrió.
—¿Y qué? A diferencia de un bastardo traidor sentado sobre un taburete en este momento, yo sí soy un amigo confiable—el chaperón confesó como el culpable que es realmente.
—Lo sé—le conté—ese desgraciado de Slime Face puede ser todo un cobarde que al instante te abandona cuando más lo necesitas, je, je.
Jake se enfureció por lo que afirmé y pretendía conectarme un puñetazo en mi cara, pero Slime lo hizo detenerse con solo agitar su mano derecha. Me parecía asombroso cómo podía mantener bajo control a ese baboso. ¿Era en realidad su monstruo mascota? Debo de averiguar cuál es su maligno plan maestro antes de que sea muy tarde para todos nosotros.
Cuando bajó un poco la tensión en el ambiente, continué masticando mi comida chatarra. Al agarrar la servilleta para limpiarme la boca y tomar un sorbo de mi refresco gaseoso, noté algo curioso en ese papelucho un poco arrugado. Lo abrí entonces y había una nota escrita allí. Esta decía claramente: “Ten cuidado con el club”.
Esa no era una buena pista en mi humilde opinión, no declaraba cuál club era ese. ¿Cómo se suponía que evitaría la confrontación si no sé quién es mi verdadero enemigo? Me puse a ver la bandeja y lo único que hallé fue una breve referencia a un lugar con un nombre alemán. Bueno quizás también era holandés, no lo sé.
Un momento… También había una letra A con un diseño muy peculiar impresa en la esquina inferior derecha. ¿Qué significa? ¿Eh? ¿Ese restaurante de comida rápida está ligado a los alienígenas? No, eso no tiene ningún sentido. ¡Oh no! Creo que ya lo recordé. ¡Debe de pertenecer a los masones! Ahora que lo pienso, ¡ese símbolo se veía vagamente similar a la regla y el compás! Lástima que recién me acabo de dar cuenta de algo tan importante…
—¿Encontraste algo que valga la pena mencionar?—Nessie inquirió.
—¿Cómo crees?—tuve que mentirle a mi tierna amiga—Ya desearía que lo hubiera hecho, así todo se volvería mucho más interesante, ¿no lo crees así?
—Dependería de lo que te hubieras encontrado, como un hueso de dinosaurio bien raro o una reliquia antigua que valga miles de dólares—ella contestó.
—Eso es difícil que llegue a ocurrir en mi humilde opinión—tuve que explicarle—También creo que ya pasamos mucho tiempo comiendo aquí, probablemente debemos de ir a las cámaras que mencionaste hace algunos minutos.
Usualmente me habría negado a considerarlo seriamente; sin embargo, la presencia del nefasto Slime Face me hizo cambiar de opinión en poco tiempo. En el peor de los escenarios él se convertiría en tan solo otro personaje más, lo que me otorgaría la oportunidad única de darle una buena paliza sin enfrentar ninguna consecuencia real. Bueno, ya estaba augurando en este punto que nos sumergeríamos en un tipo de mar virtual de aventuras de rol; esto implicaría que controlaríamos a algunos personajes personalizables en 3D. En caso de ser en 2D, ni me animaba a seguir adelante.
—Como una muestra sincera de mi aprecio te contaré que nunca olvidarás el hacerle visitas a la Academia Tavistock de vez en cuando—el turbio de Slime Face me dio su consejo.
—¿En serio?—reaccioné abruptamente.—¿Y por qué sería eso, Chico de la Cara de Perezoso?
—¡Siempre te inventas extraños apodos nacidos de tu profunda desconfianza, je, je!—el pésimo cantante agregó.—Ese lugar es muy conocido por sus tutoriales básicos e intermedios, así que casi nadie se los pierde, siempre regresan para aprender más o para mejorar sus estadísticas un poco durante sus concursos tan divertidos.
—Ahora me dices que es un mundo feliz—tuve que remarcar—donde todos se llevan bien y en paz, con la excepción de los concursos claro está.
—Ese consejo vale oro, serías todo un imbécil si decides ignorarlo—la víbora de Jake mordió.
—¡Vamos Fred!—gritó Nessie—Ya viene siendo hora de que te pongas de pie y me acompañes a las Cámaras El Derian, dudo que haya algo mucho más entretenido en todo este local.
¡Qué difícil es pensar antes de actuar! Ante semejante presión del grupo y mi eterna voluntad de alejarme de ese condenado de Slime Face, no pude resistirme por más de unos cinco o diez minutos más. Yo sé muy bien que doy mucha pena, pero ¡qué más daba! Iba a ir acompañado por toda una princesa, eso no es algo que un macho como yo debiera despreciar jamás. No tendría ninguna lógica. ¿Ustedes habrían tomado un camino diferente en mi lugar?
—¡Bien Vanessa!—me rendí entonces.—Haremos lo que pides pero solo por esta vez.
—¡Ay por favor!—enfatizó con alegría.—Realmente no tenías otra opción.
—La verdad es que aún podría arrepentirme de ir allá…—yo reclamé.
—No seas ridículo—ella me protestó—que ya no eres ese niño pequeñito que necesita el permiso de tu mami y tu abuela o de lo contrario lo van a castigar por los siguientes tres meses.
—Ya no se discuta más, ¡a partir de ahora nos dirigiremos a las famosas cámaras para pasarla bien mientras las exploramos!—vociferé para ponerle fin a mi indecisión.
—¡Perfecto! ¡Esa es la actitud, Fred!—Vanessa me elogió en ese momento.
De camino a la siguiente sección, observé a un hombre que vestía una camiseta negra con una estrella roja invertida. No hombre, eso no podría ser algo aterrante, ¿verdad? No sé por qué creo que estaba interesado en comprarse unas gafas especiales por el que pedían un altísimo precio. Meditaba en eso cuando un gato negro se cruzó en mi camino antes de desaparecer. De hecho eso no me hizo sentir mejor ni un poco.
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