Es el año 1750 CM, el reino Prairene se encuentra ubicado al oeste del continente Primal, disfrutando de una extensa costa marina por el poniente se encuentra el puerto para la pesca y el desarrollo de embarcaciones para transporte marino, siempre y cuando las condiciones climáticas lo permitan, en el norte se encuentra el denso bosque de Frill, el cual tiene una gran variedad de flora y fauna, desde pequeños seres esféricos y peludos que van saltando, hasta grandes mamíferos corpulentos con la capacidad de derrumbar árboles con sus garras, este es el lugar ideal para que las diversas clases de la escuela mágica permita formar a jóvenes aventureros. También sirve como límite territorial con el reino Sarene de los Umbriel, seres de una belleza inconmensurable, pero altamente celosos de su territorio, en tiempos antiguos, las guerras con este reino eran constantes.
En el oriente se encuentran las montañas de Kedon, conocidas por su gran altura, temperaturas extremadamente frías y el mito de los extintos dragones. Por último, tenemos al sur el acceso al reino que da con la carretera principal, por los costados se encuentra adornada por pequeñas estacas mágicas que van iluminando el camino a medida que sea necesario.
Prairene se encuentra gobernado por el linaje de los Mizell, una antigua casta humana conocida principalmente por ser la primera en interactuar con el Dios Vazimaak, además de su distintivo rasgo de cabello negro y en el cual presentan en su costado izquierdo un tribal con forma de cadena de color azul marino intenso. Se fueron consolidando en el trono gracias a su gran arte de la guerra, permitiendo lograr diversas victorias contra los Umbriel que asentaron las bases para un tratado de paz. A la cabeza del reino está el Rey Lerø Mizell y sus tres hijas Alice, la mayor de las tres hermanas quien siguió los pasos de su padre siendo una de las comandantes del ejército del reino, Leily, la hija del medio quien heredo la belleza y alegría de su madre, siendo la aventurera más joven en obtener el rango Sigma, y por último esta Niniel, gemela de Leily y que heredo el carácter pasivo de su madre y la frialdad de su padre, es una joven promesa de la escuela mágica.
El Rey Lerø paseaba por su castillo pensando en la reunión anual con los reinos, en donde dentro de los temas hablados fue el turno de los matrimonios, el reino Humano y de Umbriel se encontraban en aprietos al no tener descendientes varones y para Lerø era aún peor, Alice quien debería haber sido la primera heredera perdió el derecho al unirse al ejército, Leily siempre se rehusó y al volverse aventurera fue también castigada y desheredada sin perder su estatus social, solo le quedaba Niniel quien no le prestaba mucha atención al asunto del matrimonio, ahora debía pensar a los posibles pretendientes y cuales provocación el menos daño a su reino. Al dirigirse al salón del trono como es de costumbre cada mañana para escuchar las noticias de su mensajero y posteriormente analizar el avance de sus diversos espías esparcidos por todo el continente, especialmente los que estaban en Sarene analizando las costumbres, riquezas y poderío, se detiene a mitad del pasillo a contemplar el primer cuadro de su familia, donde el Fundador de la casta Mizell se encuentra con el Dios Vazimaak, nota como sus características físicas son heredadas de generación en generación, teniendo el cabello negro con un tribal en forma de cadena azul marino en el costado izquierdo, ojos color verde sin brillo e inexpresivos por la frialdad de cada guerra, un torso ancho y musculoso por los extensos entrenamientos y combates, en cambio el Dios, se presentaba con un traje a medida de finas hebras de tonos morados y rojos, presentaba el cabello suelto de un inmaculado blanco y sus ojos, blancos como la nieve, no podía describir lo que reflejaban, solo que sentía un escalofrío cada vez que lo veía.
- Mi señor, disculpe mi atrevimiento y que este sirviente se haya adelantado, pero tengo una noticia muy importante que darle – el sirviente apenas podía mantener la postura de reverencia.
El mensajero distrajo al Rey de su trance, se gira para mirarlo fríamente y nota como aún está con la respiración agitada, con el pelo y la ropa totalmente desaliñado, algo que, en circunstancias normales, sería castigado con el exilio.
- Habla joven mensajero, que es lo que tiene tanto apremio por el cual has descuidado tu presentación – la mirada del Rey reflejaba ira.
- Su hija, señor, Leily, nos llegó una carta mágica esta mañana de que su barco arribara mañana al reino – Exclamo el mensajero, extasiado y sonriente.
El Rey al escuchar la noticia no pudo evitar sonreír y llenarse jubilo pensando que podría haber recapacitado y por eso volvía, lo que provocó que su aura, que de por sí era intensa, aumentara, haciendo temblar el castillo.
- Informales a todo el castillo, que preparen un banquete para la bienvenida y usa al Lachon real para que lleve el mensaje a sus hermanas.
El mensajero al oír las palabras de su rey no dudo en seguir sus órdenes, el personal del castillo a medida que fueron informados empezaron a actuar, las sirvientas limpiaron cada rincón del castillo y lograr que luzca reluciente como el primer día, los cocineros reales, con su gran destreza empezaron a preparar los platos más exquisitos que conocían, por último el adiestrador de monstruos estaba trabajando con la última adquisición real, un Lowf de las nieves, un animal mamífero, de 2 metros de largo y 1,8 metros de alto que se apoyaba en sus cuatro patas, tenía un pelaje color ceniza bastante grueso, que le permitía protegerse del frío, su cabeza presentaba orejas en punta que se movían en varias direcciones para captar mejor el sonido, sus ojos eran completamente blancos, eran animales ciegos, pero usaban el sonido para orientarse, por último su gran y alargado hocico lleno de dientes listos para desmembrar a su presa.
El adiestrador al escuchar las órdenes transmitidas se acercó a la jaula de color dorada que en su interior albergaba al Lachon real, un ave que transmitía soberbia y majestuosidad, sus perfectas plumas de diversos colores que por donde la mires siempre tenían el mismo patrón. Le transmitieron el hechizo empleado para secretos imperiales y alzo vuelo con dirección norte hacia el cuartel militar.
A medida que avanzaba se apreciaba la alegría que tenía el reino, niños corriendo por todas las calles, jugando en el parque realizando hechizos y bromas, el comercio era próspero todos los puestos llenos de mercancía y de aventureros intercambiando sus botines por diversas especies. A medida que se acerca al cuartel militar el ambiente cambia, ya no se ven niños ni aventureros, solo militares efectuando diversos ejercicios, por un lado, tenemos la zona de tácticas mágicas en donde se entrenaban en el uso de diversos hechizos de acuerdo con las diversas situaciones planteadas, desde ataque sorpresas por diversos enemigos, hasta escapadas tácticas. En otro sector se trabaja el aspecto físico, con ejercicios enfocados en la funcionalidad mágica, zonas donde había trabajo de meditación para mejorar el flujo mágico, zonas con trabajos para extremidades, mejorando la coordinación y destreza, en la zona central se encontraba el cuartel general en donde estaba Alice, supervisando todos los ejercicios a través de las pantallas flotantes.
- Cadete 1050 repita la figura 50 de la respiración, cadete 68, 10 vueltas más al cuartel sin refuerzo mágico, cadete 1205 y cadete 306 al centro del cuadrilátero, ¡¡¡AHORA!! – pronuncio Alice con tono estricto.
Alice llego a la temprana edad de 16 años al cuartel militar, siendo la cadete más joven, al tener a su padre como ejemplo se esforzó al máximo para superar las expectativas que tenían sobre ella, logrando a los 18 años, transformarse en la comandante más joven en la historia del reino y a la vez, ser la primera descendiente en la línea de sucesión en abandonar el derecho a reinado, haciéndose conocida por su estricto entrenamiento, carácter fuerte y nada de paciencia.
- ¡¡¡Cadetes, firmes!! – pronuncio Alice proyectando su intimidante aura.
- Firmes comandante – exclamaron los cadetes, ya acostumbrados al aura de su comandante.
- Descansen, los llame al cuadrilátero ya que harán un combate simulado, ustedes dos contra mí.
Los cadetes se miraron incrédulos ante la instrucción de la comandante, pero no dudaron ningún segundo.
- A la orden mi comandante.
- Perfecto, les diré las reglas, está permitido todo uso de magia y refuerzos, yo personalmente solo usare un refuerzo mágico en la punta de mis dedos, no hay límite de tiempo y ganaran si logran acertarme un golpe, su premio será el reconocimiento de sus nombres.
Los cadetes se miraron entusiasmados ante el premio que podrían lograr, para los militares del reino Prairene, que reconozcan tu nombre es el verdadero inicio de tu carrera militar, puesto que cuando entran a las ramas militares pierden sus nombres y se les asignan un número, con el pasar de diversas pruebas y logrando resultados excelentes, el Rey junto con el comandante en jefe les dan un nuevo nombre con el cual se te reconoce en todo el reino,
La zona de cuadrilátero estaba ubicada en la parte central del cuartel, abarcando una planicie de 15x15 metros, en las esquinas cuenta con 4 estacas de color negro con la punta blanca, las cuales están conectadas entre ellas y con un poco de energía mágica generan una cúpula de protección, para evitar que los espectadores sufran daños en las peleas.
Alice se ubicó a 3 metros de ambos cadetes y los miraba fijamente, el examen ya había iniciado. Por los costados de los cadetes iban reluciendo pequeñas ráfagas de diversos colores, específicamente verde y fucsia, eran la magia de refuerzo físico y aumento físico respectivamente, el primero servía para aumentar la capacidad de defensiva del cuerpo, dicha capacidad variaba de usuario en usuario, pero en el ejército, el mínimo era nivel 3 de 5, equiparable a llevar una armadura de Osfari, el segundo consistía en aumentar las cualidades innatas del usuario, permitiendo mejorar el flujo mágico, la percepción espacio temporal, tiempo de reacción, la velocidad y destreza, entre otros.
Completado los refuerzos mágicos los jóvenes cadetes desaparecieron del cuadrilátero, solo se encontraba la comandante, quien estaba tranquila, con una cara inexpresiva mirando hacia el horizonte, por su mente solo pensaba que forma de tortura física les haría a los cadetes. Mientras seguía sumida en sus pensamientos, desde su costado derecho aparece una sombra que lanza un golpe veloz a su cien, ella, sin inmutarse frena el golpe con una hoja que tenía entre sus dedos, la sombra vuelve a desaparecer y ahora aparece otra por el costado izquierdo, intentando darle una patada en la cabeza, pero ella simplemente vuelve a utilizar la hoja para bloquear el taque.
Repitiendo el patrón de ataque los cadetes intentaban aprovechar al máximo los hechizos con los que se reforzaron.
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