El día llegó, Luke se cambió de ropa una y mil veces, buscando un “outfit adecuado” cosa que de hecho no era para nada algo importante para su amigo, Luke podría ir vestido nada más con una bolsa de papas y a él le seguiría sin importar y no cambiar su percepción de lo lindo que es su amigo. Pasaron alrededor de media hora hasta que Luke encontró la que pensó era la ropa adecuada, aunque solo era un simple conjunto como los que suele usar, solo un buzo negro con un polerón azul verdoso.
–Supongo que con esto me veo bien– Habló decidido, asintiendo mientras se veía en su espejo de cuerpo completo, se colocó sus accesorios: anillos, pulseras, arregló su cabello y finalmente puso su venda negro cubriendo sus ojos; salió de su cuarto y llamó a su madre, la cual rápidamente se asomó por la parte baja de las escaleras.
–Vamos entonces Cariño – Luke y su madre salieron, dirigiéndose al auto mientras guiaba a su hijo; en lo que ella estaba subiendo, llegó el otro auto, el de Diana, quien al estacionar y bajar se acercó donde su esposa e hijo.
–¿A dónde van? –preguntó curiosa mientras Luke solo se quedaba quieto
–Iremos donde Harry, su madre nos invitó a Luke y a mi a su casa, así ella y yo hablamos cosas de la escuela y los niños charlan –Alya era parte del consejo de padres en la escuela de Luke, al igual que la madre de Harry
–Uh ya veo, entonces los veo luego, adios querida y diviértete cariño – Diana se despidió y fué dentro de casa.
Luke se sentía culpable porque su madre tuvo que mentir por él, no le gustaban las mentiras y le habían enseñado a no hacerlo, así que para él era algo horrible en su conciencia. Estuvo así todo el camino, hasta que llegaron, Luke bajó y su madre igual, guiandolo a la puerta, tocó esta y esperaron a que fuera abierta.
–Oh hola señora Akerman – Dijo Samuel al abrir. Miró a Luke y sonrió
–Hola Samuel, te dejo a mi hijo, cuidalo mucho, vendré por él cuando me llamen ¿si?
Ambos asintieron y Luke fué guiado dentro de la casa de Samuel por este mismo, quien tomaba su mano firmemente para llevarlo a la sala de estar e indicarle donde estaba el sillón.
–¿Quieres algo para comer o quieres ver una… no eso no, podemos… vaya no pensé en esto. – Samuel rió nervioso mientras se sentaba junto a Luke, quien rápidamente se reclinó sobre este.
–Hay una forma en que podemos ver pelis, si quieres… yo tendría que estar por delante sin verte, nada de tí, creo que así funciona… mientras no te mire, no pasará nada
–Eso suena bien, entonces quédate aquí y busca una película, yo estaré en la cocina, te avisaré cuando venga, para que no mires. – Luke asintió y al oírlo lejos, se quitó la venda, buscando el control de la TV, al encontrarlo, no dudó dos veces en poner una de Studio Ghibli. Esperó un poco hasta oír la voz del mayor anunciando su regreso, se tapó los ojos escuchando como algo era dejado en la mesa. – Bien, abre los ojos ya y pon la pelicula
Luke abrió los ojos y se aguantó las ganas de voltear al escuchar ruidos raros, pero solo era Samuel acomodando una silla tras el sofá y trayendo su propio bol con palomitas; comenzaron a ver la película tranquilos, Samuel fijándose en el cabello azulado de mechones rojos que tenía su amigo y que se notaba tan suave en ese momento, por otro lado Luke solo veía la pantalla, concentrado en la película, pero también pensando en el chico detrás de él, pensando en porqué este lo había invitado sin pensar en qué pasaría, sin pensar en qué podrían hacer juntos.
Comentaron un poco la película de vez en cuando, sobre todo Luke, quién solía meterse mucho en las historias, así hasta que la película terminó y este volvió a ponerse su venda, esperando a que algo pasara
–¿Samuel? … Samuel ¿estás ahí? – pero no recibía respuesta y esto lo asustó un poco, pero al final pudo escuchar la voz del mayor respondiendo
–Ah sí, lo siento, me fuí de mi mismo un momento, lo siento mucho – se levantó para ir frente a Luke, viendo el pocillo de palomitas vacío y sus ojos nuevamente vendados, sonriendo, tomó su mano, notando un sobresalto por parte del contrario.
Lo llevó camino a su habitación, en donde le indicó el sitio de la cama para que se sentara, le pidió esperar un poco y este solo hizo caso a lo que Samuel le pidió, quedándose en ese sitio, jugando con sus dedos algo nervioso, minutos después escuchó los pasos de su amigo, quien se acercaba lento y se arrodillaba frente a él.
–Samuel ¿qué tienes ahora?¿por qué me hiciste esperar?
–Quiero que pruebes algo, abre la boca
Y el contrario obedeció, abriendo su boca, haciendo un ligero y suave sonido de "Ah" para luego saborear algo que parecía ser un trozo de queque, con relleno de chocolate, chispas de colores y crema pastelera. Los ojos de Luke brillaron bajo la venda que los cubría y sonrió amplio.
–Woah qué delicioso sabe, me gustaría comer el resto
–Me alegra que te guste, lo preparé yo mismo, ayer en un aburrimiento mientras no me hablabas decidí cocinar y jugar un poco ya que jamás hice postres. – Le dejó sobre las manos el resto del pastelito para que este vaya comiendo de a poco, mientras era observado por el chef de aquel postre; mientras comía, Luke lamía sus labios, quitando el exceso de chocolate o crema en sus labios, cosa que a Samuel le hizo acelerar brutalmente el corazón, su pequeña y roja lengua, pasando por sus lindos y rosados labios, mojando estos una y otra vez. El rostro de Samuel se puso rojo por sus propios pensamientos, reprochado cómo pudo pensar en besar a su tan tierno amigo, al cual ya había aceptado que le gustaba pero no le decía ni iba a decirlo por temor a no ser correspondido pero… si no lo era, podía obligarlo ¿no es así? Él podía solo quitarle la venda y dejar que lo mire a los ojos, dejarlo pensar que ya no hay vuelta atrás que no tiene más opción que amarlo y… oh no, dejó de pensar en eso, se sintió realmente mal, se preguntaba cómo pudo pensar en hacer algo así como plan B.
–Samy– Samuel lo miró confuso, jamás le había dicho de esa forma, y gracias a su suave voz, sonó muy lindo a su parecer.– Estaba muy rico el pastelillo, gracias– Luke sonrió, haciendo retumbar nuevamente el corazón de Samuel, quien se encontraba solo mirándolo, apreciando lo que era visible de su rostro: parte de su nariz que lo hacía parecer siempre resfriado, sus mejillas, su labios rosados forman una sonrisa y su piel, su piel blanca, pálida, casi como una hoja de papel o un copo de nieve, a Samuel realmente le gustaba verlo e imaginar la forma y color de sus ojos, el largo de sus pestañas y cómo brillaban al verse.
–Oh, gracias, no fué nada, en realidad, al ser la primera vez que los preparaba, pensé que sabían horrible, me alegra que sí tenga un buen sabor…
-No solo tienen buen sabor, está genial, realmente es exquisito, samuel - Ante aquellas palabras dichas con una notoria sinceridad, Sauel no pudo evitar sonreír embobado; el chico que le atraía se encontraba elogiando su repostería, lo elogió a él y eso le hacía sentirse realmente bien, tan bien, que por un momento se fué de sí mismo, acercándose al menor para dejar un beso en su mejilla, al alejarse y notar lo que había hecho, comenzó a disculparse, al menos hasta que vió levemente por lo que no cubría la venda, el rostro del menor sonrojándose levemente, pero muy notorio por su tan blanco color de piel
-Te queda muy lindo el rojo ¿sabes? - la intención de Samuel, era hacer al contrario llegar al rojo absoluto en sus mejillas, su intención era verlo de la forma más tierna posible y claro que lo consiguió, las mejillas de Luke se tornaron cada vez más rojas, pero no decía nada, solo bajó su mirada, la cuál Samuel subió, colocando su mano en la mejilla del peliazul; su mejilla estaba tibia supuso rápido que era por el sonrojo, el cual le calentaba las mejillas.
Luke cerró fuerte los ojos bajó la venda y restregó su mejilla contra la mano del contrario, aquello le hacía sentir una linda calidez en el pecho, algo que no había sentido nunca, algo que lo hacía sentir realmente bien, era como si solo quisiera sonreír y quedarse tal y como estaba, para toda su corta vida -pero nada es eterno- pensó -nada dura para siempre, no hará este momento y no lo haré yo, tampoco lo será esta cálida sensación- y tal como pasaba por la cabeza de Luke, ese momento no fué eterno, pues Samuel también comenzó a sonrojarse, por la acción del contrario, así que decidió apartar su mano y mirar a otro lado. Habían estado tanto rato en un silencio tan cómodo para ambos, que olvidaron el pasar del tiempo, y al momento en que Samuel había apartado su mano, ya había pasado poco más de una hora, ambos se recostaron en la cama, Samuel mirando el techo, y Luke solo contemplando la oscuridad que le proporcionaba su venda.
–¿Entonces?
–No lo sé
–¿Qué pasó hace un momento?
–No lo sé
–Estabas rojo
–Lo sé
–¿Te había gustado que acaricie tu rostro?
–No lo sé
–Yo también estaba rojo
–Lo supuse
–¿Llamamos a que te vengan a buscar?
–No lo sé
Luke se encontraba realmente muy confundido, no entendía porqué su corazón era capaz de latir tan rápido y no sufrir un ataque, él no sabía lo que quería o lo que no, no sabía nada, su mente estaba en blanco.
Por otro lado, Samuel no entendía la extraña reacción de Luke y su aparente indiferencia, Samuel pensó que si se ponía así con tan solo una caricia en su mejilla, no quería verlo si se atrevía a besarlo, tal vez no volvería a hablarle y estaba asustado, le asustaba que tal vez si Luke se enterara de los sentimientos que tenía por él, ya ni quisiera querría volver a oirlo jamás,pero las cosas no eran así, Luke no quería alejarse de su amigo por ningún motivo, podía pensar que era por no tener a nadie más, pero en realidad, tenía a Harry, siempre lo ha tenido aunque a veces no hablen tan seguido; aunque Luke pensaba, Harry ha estado un poco extraño desde que le hablé de Samuel y mucho más extraño desde que los presenté, tal vez realmente Samuel no le agrada, pero no sé cuál será su razón, me gustaría preguntarle, pero dudo que me responda con la verdad, nunca responde con la verdad cuando se trata de este tipo de cosas. Era lo único que le molestaba de Harry.
Luke y Samuel volvieron a quedar en silencio sobre la cama, ambos con la cabeza dirigira al techo, Luke se movió y su amigo miró de inmediato, notando sus manos cercanas la una con la otra, a lo que comenzó a moverle de forma suave, acercandola a las del que no podía ver. Samuel se mordía el labio, nervioso, pero realmente quería tomar su mano, sentir la suavidad de su piel; su corazón latía con rapidez, sus pupilas se dilataban, el tiempo parecía tan lento y rápido al mismo tiempo, su respiración intentaba acelerarse, Samuel no podía pensar claro, solo quería que sus manos se tocaran como en esas peliculas cursis que lo hacian ver sus ex novias "sin destino"
Samuel apretó los labios fuertemente y finalmente tocó su mano, en realidad, la rozó con su dedo meñique, pero eso para él era suficiente, con eso estaba bien, sin embargo, en su felicidad notó como la mano de Luke también se movía y al ver a este, sus mejillas otra vez estaban rojas, esto le causó ternura y acercó un poco más su mano, ahora si se tocaban, sus meñiques se entrelazaron y así se quedaron, en un silencio con dos sonrisas de amor.
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