Me levante usando todas las fuerzas que me quedaban, volviéndome a vestir nuevamente con rapidez antes de que alguien se percatara de mi presencia, así la desencantada Maía se puso en marcha regresando por el camino que me trajo aquí, fui burla de algunas personas que me vieron ayer, murmuraban sobre mi desaliñada ropa y las pequeñas hojas y ramitas en mi cabello, a este punto era imposible e innecesario correr, mi cuerpo se sentía tan cansado que lo único que deseaba era descansar, cuando por fin atravesé la puerta que daba la bienvenida a la capital, las voces de la gente cesaron y mi cabeza descanso, solo que a pesar de ello mi corazón no parecía feliz, se sentía herido y desilusionado, ¿Qué esperabas idiota?, Lo sabía muy bien, es mi culpa por no pararlo cuando pude. Es mi culpa creen en los sueños y fantasías, ¿por qué en otro mundo sería diferente?, las personas como yo siempre seremos extras en cualquier historia. Pero es que...por un momento...me sentí especial...me sentí querida.
- ¿Maia? ... ¡Maia! - Al escuchar esa lejana voz conocida, aceleré mi paso sin mirarlo, corrí aun y con todo mi dolor y al estar más cerca de él, nos fundimos en un triste y amargo abrazo.
-Fui una tonta, lo siento...lo siento mucho. -Susurré con lagrimas en mis ojos.
-Soy yo el que lo siente Maia...mierda ¿no sé cómo ser un mejor hermano mayor?, parece que siempre les fallo. - Apreté a Rigel con mas fuerza hacía mí, despreocupada que mis lagrimas pudieran empaparlo.
-Eres el mejor hermano que nunca he tenido Rigel.- Rigel plantó un beso tranquilizador en mi frente, suavemente acariciaba mi cabello, era su forma de decirme que todo estaba bien. Pero el no lo entendía, no entendía todo lo que estaba sintiendo ahora.
-Maia, Cass dijo que iría a buscarte...después de que te fuiste, salí de la taberna preocupado y me lo encontré, dijo que me ayudaría buscarte, pero nunca regreso. -Me dio un ataque de hipo al escuchar ese comentario, ¿qué se supone que debo decir?, ¿no lo vi.?
- ¡Rigel! ¿encontraste a...? - Una Lucía desesperada y ojerosa se detuvo frente a nosotros, me miró asombrada por unos segundos, su pecho subía y bajaba con rapidez como si hubiera corrido una gran distancia, sus lindos y brillantes ojos fueron haciéndose pequeños hasta ser inundando por lágrimas.
- ¿cómo te atreviste a desaparecer de nuevo así?, estaba tan preocupada por ti que pensé que moriría, a tu lado solo me hago cada vez mas vieja, ¿sabes el miedo que sentí al no saber si te había pasado algo?, ¿por qué eres tan egoísta? -Reclamó Lucía con una profunda tristeza. ¿Qué hice para merecer a personas tan buenas junto a mí?, ¿por qué se preocupan por mí?, no soy su Maia, si descubriera que no soy Maia ¿seguirían tratándome igual?, con tanto cariño y amor. Abracé a mí querida y llorona amiga, al sentir su calor me hacía recordar a mi mejor amiga, mierda realmente quiero volver a verla, y ahora para el pobre de Rigel éramos dos chicas chillando desconsoladamente una frente a la otra, reconfortándonos con una brazo sin explicación...sin palabras. Solo dos corazones entendiéndose mutuamente.
-Maia...-La voz molesta de Renee interrumpió nuestros patéticos lamentos, Lucía y yo nos giramos mirando a nuestra amiga. -Maia anoche tu... ¿estuviste con Cass? - Ella acaso es una psíquica, Renee me miró seriamente esperando una respuesta, ¿Qué se supone que debo de contestar cuando me miras así?, apenada baje mi cabeza, cerré los ojos esperando que pudiera entender mi comportamiento. De pronto las inesperadas lágrimas de Renee bajaron una tras otra, hasta convertirse en una silenciosa cascada. Renee camino hasta nosotras lentamente, una vez cerca de nosotras nos unimos en un fraternal abrazo esta vez no era uno, ni dos, si no tres hermanas juntas, sintiendo el mismo dolor. -Maia...¿Dónde está Cass? -Susurró para que solo yo escuchara.
-No lo sé...cuando desperté se había ido. -Renee me abrazo mas fuerte mientras besaba mi mejilla. - Anoche Adriel un poco ebrio nos confeso a Lucía y a mí quien era Cass verdaderamente...ese hombre nos engañó...no era un caballero si no el... el príncipe heredero. - La separé de mí bruscamente, la miré perpleja a tal inesperada confesión, ¿cómo es que ella pudo enterarse que pase la noche con él?, ¿por qué Adriel fue tan idiota de revelar su identidad?, no puede ser realmente cambie la historia, no se suponía que Adriel interactuara con ellas, ni siquiera que el revelara eso, no se suponía que ellas se enteraran de lo que paso entre el y yo.
-Lo siento sé que debes estar sorprendida, pero debía decírtelo, anoche te buscamos por todas partes, queríamos evitar más contacto con él, pero...-No estoy sorprendida por supuesto que lo sabía, lo que me sorprende es lo rápido que viajan las noticias.
- ¿Cómo supiste que pase la noche con Cass? - Renee parecía nerviosa si decirme o no
-Algunas personas del pueblo te vieron esta mañana, lo escuché de un rumor mientras pasaba. Dijeron que te vieron con la ropa arrugada y desaliñada...sabes como es la imaginación de todos esos idiotas...Maia escucha no te preocupes por...- La ira creció dentro de mí, quería golpear a Cass, cuando paso la noche con Charlize fue considerado, la cubrió con su oscura capa y la cuido hasta casi llegar a su hogar, ¿por qué yo tengo que ser la burla de todos?, ¿Por qué tengo que ser yo la comidilla de este estúpido pueblo? No, no debería preocuparme son solo rumores absurdos. ¿Y que si pase la noche con un hombre? ¿Solo por eso yo debo ser una puta?...¿por qué solo yo tendría la culpa de eso?.
-Es un maldito infeliz... ¿cómo se atrevió hacerme eso? -El recuerdo me hizo estallar en nervios y lágrimas. - ¿Dónde está Sir Adriel?
- Anoche se encontró con otros caballeros y se lo llevaron con ellos.-Al menos eso es como en la historia original.
-Estoy...muy cansada, solo quiero...dormir. - Renee y Lucía me ayudaron a caminar hasta casa, Rigel me miraba sin expresión alguna, pero yo sabía que había escuchado todo, sé que quería preguntarme, sin embargo, tenía miedo de lastimarme. Una vez en casa Rigel les pidió a Lucía y Renee que me dejaran descansar, en mi vieja y descolorida habitación solo estaba yo, sola y con nada mas que recuerdos de un fugaz encuentro, pero...con un eterno recuerdo.
...
- ¿Hermana Maia?, soy yo Ariel. -Ariel asomó sus preciosos ojos por el borde de la cama, saliendo de su escondite me mostro a su perrito de peluche. -Hermana Maia ¿estas triste conmigo? -Sonreí amargamente con lágrimas en mis mejillas, alcanzando los brazos de mi pequeño hermano, lo obligué a subir a la cama conmigo, sintiendo su ternura e inocente amor lo abracé hasta quedarnos dormidos. Ariel por favor nunca crezcas, ojalá pudiera protegerte del mundo.
Dormí hasta que el sol volvió a ocultarse, aproveché para poder ducharme, aunque bueno la ducha en este lugar es un poco diferente a mi baño original, el agua en nuestra casa estaba helada, sumergí la pequeña vasija en el tinaco de agua, la fría agua me ayudará a pensar con claridad. Una vez que terminé volví a cubrirme con la ropa gastada y vieja del guardarropa, alcé el vestido que había usado en el festival y mirándolo por última lo arrojé al cesto de basura. No quiero nada que me recuerde a él, no quiero nada que me haga recordar lo que pasó, no puedo seguir interviniendo en esta ajena historia, mi objetivo es salir de esta burla en la que fui metida, debo encontrar una salida, esta pelea no era mía en primer lugar, alcanzar sueños ajenos solo traerán traición y desilusión. Quiero seguir de pie, no tengo tiempo para perder y aunque Cassian haya despertado en mí ese deseo y sueños que se hicieron realidad, no puede volver a ocurrir, nunca más.
Algo dentro del cesto de basura comenzó a moverse inesperadamente, me acerqué con extrañeza imaginando que tal vez había una cucaracha, al levantar el vestido con cuidado me quede perpleja, mi corazón latió con rapidez, una pequeña ave con plumas rojas en las alas y plumas anaranjada en su pequeño pecho pillaba saltando dentro del cesto, arroje el vestido con rapidez fuera y saque al pajarillo rápidamente, el pequeño pajarillo se paró en mi delgado dedo, hacía un sonido como un pequeño canto, sin duda era tan bello pero, ¿Qué hacía en ese cesto?, ¿estaba ahí cuando lo deje?. La puerta de mi habitación se abrió, Rigel y las gemelas entraron despacio a la habitación.
-Maia es hora de ...oh, pero... ¿y ese pajarillo? -Las gemelas se acercaron curiosas a mí, viendo a la pequeña maravilla emplumada.
- No lo sé, estaba en el cesto de basura, ¿entraría por la ventana? - Rigel se acercó a mirarlo más de cerca.
- Oh, pero si es un Cardinalis rojo, hace mucho que no vemos esa clase de aves por aquí, tiene sentido ya que habitan en el norte pero, hace mucho que migraron. -Comentó Rigel acariciando la cabeza del pequeño animal.
- ¿Podría consérvalo? - le pregunté a Rigel con una sonrisa, al parecer mi hermano tenía el defecto de no negarle nada a sus hermanas, porque las gemelas hicieron segunda a mi petición, de no haber de otra Rigel acepto al menos hasta que pájaro decidiera irse solo, no podíamos privarlo de su libertad, por lo que Rigel tomando unas pequeñas ramas de tronco las colocó cerca de la encimera junto a mi cama, podría quedarse ahí, hasta que él decidiera irse. Bueno ahora tendríamos una mascota, ¿cómo debería llamarlo?
-Voy a llamarte Tyr. - El pequeño pajarillo comenzó a saltar sobre mis dedos. -Miren creo que le agrada su nombre.
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