...
-Eso fue rápido...creí que podrías correr mas lejos.
No voy a molestarme en gastar palabra alguna con este desubicado hombre.
-Sin embargo, esa noche no parecías querer huir de mí, no entiendo ¿por qué ahora?
- ¿Qué, no te parece haberme humillado lo suficiente ese día?, ¿Ahora planeas ventilar todo lo que me hiciste frente hombres desconocidos?
Respondí de mala gana aún encima del caballo, no quería verlo en absoluto, su sola presencia despertaba sentimientos violentos y negativos en mí.
- Pensé que había sido distinto, dime... ¿fue tan fácil dejarme como si nada esa mañana?.
No, lo que dije fue tan apenas audible para él, ya se la respuesta, porque me molesto en hacer preguntas absurdas.
-Nunca te forcé a nada esa noche, y creo que tampoco prometí algo... te dije que había una persona.
Ah si claro...que estúpida Maia... yo solo soy un error en esta ecuación...un error que apenas se den cuenta borraran. No hay de que preocuparse me iré dentro de poco, no debería preocuparme más por nada. Pero aprendí que ni en los cuentos el cariño es seguro y los sentimientos también pueden ser falsos, si al final solo actuamos.
- ¡Hermana!, ¡Maia!
Gritos preocupados como esos salían de la boca de mis hermanos y amigas, Rigel se acercó con prisa al caballo para ayudar a bajarme, una vez en los brazos de mi hermano lo abracé, aspiré su suave y fraternal aroma...ustedes son mi fortaleza y seguridad aquí.
-Entonces su alteza, le expliqué mi comportamiento desvergonzado, no me dejaron opción, pasé por mucho y solo quería regresar a casa... ¿puede entenderlo verdad?
No planeaba soltar a mi hermano, temo mirar a Cassian y golpear su bonita cara.
-Lo sé... me disculpo por eso, mi mentor fue brusco con ustedes. Me disculpo en su nombre.
¿Y que hay de disculparte por tus acciones?, no te importa para nada tus acciones, pero si las de tus subordinados, ¿Qué clase de príncipe eres tú?
– Pensaba seguir mi camino ese día, pero...después de lo que revelaste...entenderás que no puedo dejarte ir tan fácil.
- ¿Qué?, ¿viene a decirme que en realidad creé que estoy embarazada?
Reí amargamente ante la idea de este pobre iluso, si eso sucediera sería la maldición mas grande en mi vida.
– Me apena decírselo alteza y espero disculpe mi grosería, pero no estoy embarazada y tampoco quisiera estarlo. El ambiente a nuestro alrededor era pesado y funesto lo era al menos para los terceros.
-Lo sé muy bien señorita, compartimos el mismo sentimiento, pero tengo que estar seguro que así sea, por eso ahora mismo descartaremos esa duda...sabremos si lleva a mi hijo o no.
Lo miré con resentimiento, no le bastaba el ya haberme humillado que pensaba seguir haciéndolo, una idea tan innecesaria, solo para interferir en los planes de su prohibido e inocente amor. Vete a la mierda Cassian.
- ¿Alteza no le basta haber humillado ya a mi hermana, que planea seguir atormentándola?
Mi cabreado e incómodo Rigel me defendió de la innecesaria e inútil conversación entre el fantasma y yo.
– Deje su abatido corazón, mi hermana no podrá debutar jamás ¿no le basta eso?.
-Además su alteza han pasado pocos días desde lo sucedió, ¿cómo espera que un medico pueda saber si Maia está en cinta?
Lucía defendía las intenciones de evitar que el príncipe o alguien más siguieran estresándome.
-Conozco su enfado y sus razones muy bien, pero después que se confirme que Maia no esta embarazada, prometo no volver a perturbar sus vidas.
Rigel me miró inseguro, sabia muy bien que no quería hacerlo.
-Estabien, entonces terminemos con esto.
Miré desconcertada a mi hermano Rigel, al igual que Lucía llamé su nombre con molestia para demostrar mi inconformidad.
– Cuando su alteza se dé cuenta que no hay nada que lo ate a ti, no volverás a verlo, como tu hermano mayor debo protegerte y terminar con los problemas.
Cuando veo a Rigel tan preocupado de esa manera, mi corazón se acongoja porque en el fondo de mi ser... soy alguien falsa, no soy su verdadera hermana y los sentimientos que alberga en su corazón, las palabras de disculpa que me recita son pensando en la verdadera Maia, me pregunto si Maia hubiera querido escuchar lo que sentía su hermano por ella.
-Es cierto que un medico no podría ayudarnos del todo aún por eso...trajimos a un mago de la torre imperial, con su ayuda sabremos la verdad...y, estoy seguro que también quieres saberlo Maía.
Aunque estuviera de acuerdo con las palabras de Cassian, mi orgulloso me impedía afirmarlo, ni siquiera me inmute a mirarlo o escucharlo, en su lugar sujete con nerviosismo las manos de mi hermano.
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