Querido Maestro
Se que estará triste al leer esta carta, pero
Quiero que sepa que le deje preparada una
Ultima sorpresa, hay dos conjuntos de prendas
Una para usted y otra para la señorita que la
Acompaña, está impregnada con mi magia, así que
Se adaptará a ustedes y le brindara mayor defensa
También deje unas prendas para mi hija cuando nazca
Sea Inmensamente Feliz
Con cariño Aeris
Al terminar de leer la nota Ikki miro su conjunto de ropa y se lo coloco inmediatamente, el traje resaltaba por los intrincados detalles en gris que recorrían todo el cuerpo, en las piernas subía desde la altura del tobillo hasta la cintura haciendo una espiral, la chaqueta por los costados tenía unos detalles en tribal que le daban un aspecto único, una vez colocado todo el conjunto este empezó a emitir un tenue brillo en donde estaban los intrincados detalles los cuales se empezaron a ajustar a la medida del cuerpo del usuario, Ikki asombrado por la calidad y la cantidad de energía que poseía el equipo analizaba que hacer a continuación, primero no sabía cuando iba a despertar la chica a su lado y segundo necesitaba analizar cuanto de sus habilidades tanto físicas como mágicas había perdido, después de meditarlo varios minutos se decidió por la segunda opción pero antes de salir intento colocar alguna barrera siendo la única posible una barrera bastante débil pero que serviría hasta que despertara.
Ikki se mantuvo caminando unos metros buscando algún claro dentro del frondoso bosque que ahora se encontraba cubierto de nieve, mientras iba caminando dejaba unas marcas de energía en los árboles para encontrar el camino de vuelta, después de unos minutos encontró un claro lo suficientemente grande para poder practicar ante lo cual se gana al centro de este y lo primero que hace es analizar su flujo mágico, a medida que va haciendo fluir su energía esta va aumentando su velocidad interna, mientras más rápido logre volver al núcleo, mayor cantidad y magnitud de hechizos podrá lanzar. Para el Ikki antiguo su flujo mágico era imposible de medir, pero ahora, antes siguiera de tener un flujo lento este le provocaba un tremendo dolor en su pecho, su cuerpo aún no se adaptaba completamente a su nuevo núcleo y sin importar los riesgos siguió insistiendo reiterados minutos sin logro alguno.
En la cueva Leily despertaba pensando que solo habían pasado un par de horas, cuando abre los ojos se da cuenta que estaba sola, asustada se levanta rápidamente tapándose con la manta y descubre que su ropa no está, nerviosa ante la posibilidad de que la persona que estaba a su lado haya robado su ropa y hecho quien sabe que con ella mira detenidamente el lugar mientras va ampliando el alcance de su aura la cual luego de unos segundos choca con dos objetos a su derecha, antes de que pudiera mirar Leily entra en un trance.
- Jovencita, si estas recibiendo este mensaje es porque has despertado, seré breve, la persona que salvaste tiene un duro camino por delante en el que la muerte estará siempre rondando, mantenlo sereno y que la ira no lo consuma, sino, el mundo como lo conoces dejará de existir. Como regalo de buena fe, deje un traje para ti junto a mi hija, cuídala y mantente fuerte, tu camino no será fácil al lado de mi maestro,
Leily salió del trance mientras aquel misterioso ser terminaba la frase con su nombre, Aeris, presa de la sorpresa recordó sus clases de mitología en donde se nombraba a un dragón ancestral como protector de la raza humana, capaz de exterminar civilizaciones con solo su aliento, uno de los cuatro pináculos del mundo, Aeris. Sorprendida se acerca a la ropa levantándola, era un traje muy distinto a su clásico atuendo, era un pantalón de cuero con refuerzos en la pantorrilla, a los costados de los muslos tenía un dragón impregnado con magia, la parte superior consistía en un corse con chaqueta incorporada, tenía refuerzos en toda la zona abdominal y en los brazos, los cuales al inyectarle un poco de magia se transformaban en escamas extremadamente resistentes. Leily ya vestida aún se sentía algo incomoda por lo ajustado de su traje, pero intenta ignorar la sensación mientras mira el huevo negro como la noche, al acercarse siente como una gran cantidad de energía emana de él y por instinto lo toma y lo abraza a la altura de su pecho, su destino ya estaba sellado, era hora de encontrar al maestro de Aeris.
Mientras Leily caminaba por el bosque totalmente blanco había notado como en ciertos arboles habían marcas de energía las cuales decidió seguir, abrazando fuertemente al huevo y mientras tenía todos sus sentidos atentos avanzaba ágilmente sin escuchar ningún sonido ajeno a la brisa del viento, después de unos minutos llega a un claro y en el centro ve a un joven sentado con las piernas cruzadas intentando hacer fluir su energía, al mirarlo en detalle nota que la vestimenta que está usando es muy parecida a la de ella, ante la duda de saber si era el maestro de Aeris o no, decide montar un escudo alrededor de ella y observar detenidamente que hacía.
No entiendo porque no funciona, si el principio establece que la energía debe fluir desde la parte superior hacia la parte inferior, mmmmm, no, no debería ser posible que las leyes naturales hayan cambiado, aaaaaah, si no puedo recuperar mis poderes no puedo vengarme
Ikki estaba recostado mirando hacia el cielo estrellado completamente agotado sin entender porque no podía hacer fluir su energía, después de un largo suspiro decide expandir su energía sin mucha esperanza, pero para sorpresa de el logro hacerlo de inmediato y reconoció la zona enseguida ante lo cual sintió dos presencias a unos metros de distancia y se puso en guardia
- ¿Quién está ahí? – Ikki tenía los brazos a la altura de su cara, mientras se encorvaba
- Tranquilo, no te hare daño – Leily se acercaba lentamente protegiéndose solo con una barrera – por ahora
- Tu…. Tu eres quien dormía a mi lado – Ikki bajo la guardia mientras miraba atentamente
- Tuuuuu – Leily se estaba sonrojando
Producto del comentario de Ikki, Leily, presa de la vergüenza y el enojo, libero su energía en dirección a Ikki, quien salió expulsado por los aires chocando contra el tronco de un árbol
- ¡¡Mierda!! – Leily preocupada uso su agilidad para llegar al lado de Ikki – ¿estas bien?
- Agh, hace tiempo que no me daban un golpe como esos – Ikki se tocaba el abdomen – ¿Por qué tan agresiva?
- Es tu culpa por mencionar eso a una dama – Leily lo miraba aun sonrojada
- Partamos de cero, me presento soy Ikki – Extendió su mano
- Leily Mizell, un gusto
Después de este agitado primer encuentro Leily e Ikki volvieron a la cueva donde.
- Ikki, lo siento – conjuro una jaula con patrones hexagonales transparentes – no me puedo arriesgar aun sin antes respondas mis preguntas
- Un buen hechizo, se ve consistente y sin grietas aparentemente – Ikki miraba detenidamente cada rincón de su jaula mientras pasaba con la punta de su índice derecho por los patrones – responderé todas tus preguntas
- Estas muy tranquilo para estar encerrado
- Créeme, no es la primera ni será la última, además, no siento una intención de muerte de ti
- Bien – Leily se mordía el labio inferior al no lograr intimidarlo – dime, ¿Qué hacías en ese bloque de hielo?
- Buena pregunta – la expresión cambio a una totalmente fría – fui traicionado y encarcelado
- ¿Quién te traiciono?
- fue la persona que pensé que era mi compañera de vida
- ¿Por qué siento una energía que no es humana en ti?
- Producto de la traición, mi núcleo fue destruido y – Ikki dudo un momento en seguir
- Y..?
- La madre del ser que tienes en tus brazos se sacrificó y me transfirió su energía para formar un nuevo núcleo
- Eso…eso no es posible, deberías haber muerto – Leily sorprendida se acercó a la jaula
- Créeme, todo es posible, hasta burlar a la muerte, pero todo tiene un precio que debes sacrificar – Ikki ya no miraba a Leily, sino al vacío
- Tú, ¿Qué sacrificaste?
- Lo más preciado que tenia
- ¿Qué relación tienes con este huevo? – Leily al ver la tristeza en sus ojos no pudo continuar con la pregunta anterior
- (suspiro), es una misión de su madre
- Ultima pregunta – Leily miraba fieramente a Ikki - ¿Qué tanto viste de mi cuerpo mientras dormía?
- Te prometo, que no vi absolutamente nada – Ikki no podía mirar a los ojos a Leily
Leily libero la prisión de Ikki mientras se acerba a la cama improvisada que estaba en el suelo
- Leily, disculpa, pero ¿sabes dónde estamos? Cuando salí a entrenar no sentí ningún animal, aparte que desconozco muchas cosas
- Tampoco lo sé, pero antes de hacer cualquier cosa, déjame meditar – Leily estaba sentada mientras iba acumulando energía
Ikki miraba atentamente a Leily ahora fijándose en cada detalle, su cabello destaca por el intenso rojo amarrado en una delicada coleta, en la base de su cuello podía apreciar lo que parecía ser un tribal azul, al bajar la mirada hacia la cintura podía apreciar lo fina que era infiriendo que debía ser producto de su entrenamiento, al mirar más detenidamente noto una pequeña fuga de energía de Leily que no le dio mucha importancia, estaba sentada en una posición seiza lo que le dio bastante curiosidad.
Después de unas horas ya había anochecido y Leily había terminado de meditar y empezó a preparase para dormir, con la energía que había logrado reunir modifico la estructura del suelo para poder generar dos bultos separados 3 metros que harían de camas, para el huevo preparo una hendidura en el suelo dándole una textura suave.
- Ikki, el lado derecho es tuyo y quiero que sepas que si te acercas me entérare
- Entendido, no me moveré – Ikki levanto los brazos en señal de rendición
Ikki paso mirando unos minutos mientras Leily dormía, tenía una cara muy tranquila para alguien que había perdido a todos sus compañeros y de cierta manera le trajo recuerdos de aquella época en donde el también tenía compañeros. Mientras salió rumbo al lugar donde estaba entrenando miro una última vez a la cueva recordando cada detalle, la posición de Leily, el huevo y las marcas en el suelo. Ya en el lugar volvió a liberar su energía para analizar mejor la zona en la que se encontraba pero producto de su estado actual no pudo abarcar mucho antes de agotarse, frustrado, toma una rama que había cerca y empieza a practicar diversas ejecuciones de espada, a medida que iba avanzando y encadenando cada golpe con el anterior, diversas ráfagas de energía negra empiezan a emerger y dejan marcas en el suelo hasta que se acerca al tronco de un árbol y ejecuta el final del golpe, en donde la energía oscura sale disparada hacia adelante perforando el grueso tronco.
Mientras recuperaba el aliento regreso en sus pasos siguiendo las marcas que había dejado en el suelo producto de la liberación de energía en donde las que estaban más cerca del final eran más final, pulcras y poderosas en cambio las del inicio eran guasa, desordenadas y débiles, esto se debía a dos principales razones, la pérdida de su poder y la más importante, su falta de practica en la esgrima.
Agotado y desorientado sobre el tiempo vuelve a la cueva perdido en sus pensamientos, pero al entrar el miedo y la sorpresa lo invadieron, Leily y el huevo no estaban.
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