Vomité negro.
Luego de pronunciar aquellas palabras vomité negro. Es normal vomitar amarillento pero algo que cualquier persona puede asegurar es que no es normal vomitar negro. Al ver el color de aquel líquido espeso y oscuro, similar al petróleo, que salió de mi interior me quedé sin decir palabra. Mi garganta ardía y sentía que me quemaba cada vez que tragaba.
Logré escuchar voces de fondo pero no entendía lo que estás decían. En algunos momentos la vista se tornaba borrosa. Unas manos me rodearon por detrás. Alguien respirando cerca de mi oído habló con una voz grave y monótona.
—Me perteneces.
Giré bruscamente para ver de quién se trataba, me encontraba exaltada, aturdida. No había nadie.
—Ragui, Ragui, escúchame. Todo está bien. ¿Si?
En ese momento capté el origen de otra voz. Se trataba de Milo intentando calmarme. Se lo veía sorprendido por lo recientemente ocurrido. El aire se volvió pesado por lo que, respirar era dificultoso. Entonces pregunté sobre la presencia de otra persona.
—Aparte de nosotros solo se encuentran Sami, Mike y Shandal—. Respondió confundido.
—¡NO! No... No me refiero a eso. ¿Hay alguien más?— Comencé a temblar y a rascar mi brazo derecho. Es algo que suelo hacer cuando estoy nerviosa. Estaba segura de lo que había escuchado, definitivamente alguien más se encontraba en la sala pero no tenía manera de comprobarlo más que con mi experiencia.
—No hay nadie Ragui. Solo somos nosotros cinco—. Lentamente apoyó su mano en mi hombro, ya no lucía como yo. Milo tenía su verdadera apariencia.
—Vamos a la habitación para que puedas recostarte.
«¿Por qué se ve tan preocupado?»
No quería recostarme, quería saber dónde estaba la otra persona. No quería que me viera de ese modo. Yo... Definitivamente había escuchado a alguien.
Al borde del llanto continúe hablando.
—Yo sé que hay alguien ¡ME TOCÓ, ME ACABA DE HABLAR!— Miré a mi alrededor. El rostro de los presentes mostraba preocupación y, evidentemente solo querían calmarme. Sus rostros me ponían cada vez más nerviosa.
«Solo quiero que me crean». Pensé, hasta casi quebrar en llanto. Entonces Shandal decidió ayudarme.
—Si quieres podemos revisar la casa, solo para que te quedes más tranquila.
—Si, gracias—. Me rodeé con los brazos, me daba escalofríos solo recordar lo que sucedió hace pocos minutos y me daba aún más miedo recordar lo ocurrido la noche anterior.
«Solo quiero olvidar todo.»
Shandal fue a investigar junto a Mike. Milo y Sami se quedaron junto a mi.
—Mientras ellos revisan ¿Qué te parece acostarte un rato?— esta vez fue Sami quien habló, solo asentí y me ayudó a levantarme. Caminamos juntas mientras ella rodeaba mi hombro con su brazo.
—Las acompaño— Milo se levantó de golpe sin cambiar su expresión consternada.
—Quédate aquí ¿Si? No sabemos si hay alguien en verdad, cuida este lugar, además, vos también necesitas descansar. Pasar la noche en vela no sienta nada bien.
Él no pronunció palabra y volvió a sentarse. Nos dirigimos al cuarto, al entrar lo primero que ví fue la cama, me senté y Sami me ayudó a recostarme.
—¿Quieres agua o algo para tomar?
—No. No, gracias.
Se generó un silencio un tanto incómodo. La primera en volver a hablar luego de unos minutos fue ella.
—Milo está preocupado por tu bienestar. No durmió hasta que amaneció.
—Lo noté, aún no puedo creer que sea real lo que está pasando. Es todo... Tan... Extraño.
Milo no se había despertado aunque me había caído de la cama y tenía dos pequeñas sombras oscuras debajo de sus ojos hinchados. Cuando Milo se encuentra cansado y ha dormido mal, sus ojos suelen hincharse.
—¿Qué tal si te cuento mi experiencia?— Sami habló con ánimo. Se la veía alegre. Seguramente aunque me niegue ella contaría su experiencia de todas formas. Su cara lo dice todo. «Pregúntame lo que quieras» eso dice.
—¿Tu experiencia?—Sin comprender del todo su propuesta pregunté con el fin de resolver mi duda.
—Cómo descubrí que tenía una habilidad—. Aclaró.
—Está bien.
Si bien lo sucedido parece irreal, no puedo negar lo que ví y experimenté durante el tiempo entre la noche anterior y hoy. Un escalofrío me recorre.
«No deseo volver a mi casa pero tampoco quiero estar aquí.»
—Bueno... Al principio tenía muchos mareos. Cuando me dormía, al despertarme aparecía en la cocina, el baño, el patio, incluso en el techo de la casa. Me asustaba muchísimo cuando aparecía de la nada en esos lugares sin saber cómo llegué. Mis padres se preocupaban también, incluso pensaron que era sonámbula, fuí al psicólogo y me hizo un montón de preguntas extrañas. Cómo odie a esa persona, de solo recordarlo me molesta, creyéndose tan superior. "Estoy seguro de que me estás mintiendo" decía. ¡Por el amor de Dios! Como si te fuese a mentir. Me desperté en el tejado, llamaron a los bomberos y a la policía pero estoy bien. No necesitaba estar en un psicólogo para que me diga si era sonanbula o no, bueno tal vez sí. ¡Pero no quería ver a ese tipo y punto!
Su capacidad para hablar rápido era impresionante. Estaba escuchándola atentamente. Parece ser una persona muy expresiva y se distrae con facilidad.
—¡Ah! Cierto, esto iba a otra cosa. Bueno, después de eso dos mellizos y un chica me reclutaron. "El Rey te necesita" dijeron. Al principio no les creí hasta que ví sus habilidades y caí como niña en dulcería. Me dijeron que mi habilidad era teletransportación. Nadie me visitó de noche e intentó secuestrarme como sucedió contigo. Solo me los encontré cuando volvía de la escuela, creo que tenía diez u once años, fue hace bastante.
—¿Solo te dijeron eso, te demostraron lo que tenían y te lo creíste?— Estaba anonadada. Ella creyó rápidamente lo que le decían mientras que yo, aún seguía sin créerlo y no solo eso, continuaba negando lo que había experimentado. Negaba la realidad.
—Bueno... Fue más extenso que eso, pero sí. Cuando me llevaron ante el rey me desesperé y pensé «¿Dónde me metí? Por favor, que alguien me ayude.» Ragui, el Rey a veces se equivoca. Lidera a muchas personas y vela por el bien de todos. Todos nos equivocamos—. Sonrió amablemente, sus palabras hacían que confíe pero algo en mi interior decía que no lo hiciera.
«No me queda nada más que confiar ¿Verdad?» me dije a mi misma. No quiero confiar en lo que dicen pero debo hacerlo. No quiero volver a mi casa pero debo hacerlo. No quiero ir ante el rey pero a estas alturas, es lo que debo hacer.
—¿Cuando te refieres a equivocarse quieres decir exponer al peligro a sus futuros miembros?
Se río, no entendí a que venía la risa. Para mí, no tenía gracia alguna. Poco a poco me comencé a sentir mejor emocionalmente. Cuando Shandal y Mike tocaron la puerta de mi habitación nos dijeron que no había nadie en la casa. Milo tampoco vió a nadie.
Creí que todo fue culpa de mi imaginación, que todo era una mentira creada por mi mente. Ojalá hubiese sido así, a veces pienso si tendría una vida más normal si Eber no aparecía en mi vida, pero ¿Quién define lo que es normal o no? No me arrepiento de conocerlo ni de tener una habilidad.
Esta historia se va acercando al momento en el que acepto conocer al Rey. Al momento en el que me uno a la organización. Al momento en el que conozco a Eber.
Al presente.
Pongan el peso sobre mi. En el futuro los salvaré a todos, aunque tenga que arriesgar mi vida.
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